Una experta de la ONU en derechos de la mujer ha criticado a los gobiernos occidentales por «intimidar y amenazar» a quienes se oponen a la ideología transgénero.
Por: Stefano Gennarini
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Nueva York).- Una experta de la ONU en derechos de la mujer ha criticado a los gobiernos occidentales por «intimidar y amenazar» a quienes se oponen a la ideología transgénero. También se ha enfrentado a otros funcionarios de la ONU sobre cuestiones transgénero.
En una declaración emitida el lunes 22 de mayo, la relatora especial de la ONU, Reem Alsalem, afirmó: «Las restricciones generalizadas a la capacidad de mujeres y hombres para plantear preocupaciones sobre el alcance de los derechos basados en la identidad de género y el sexo constituyen una violación de los fundamentos de la libertad de pensamiento y la libertad de creencia y expresión».
La mordaz declaración, publicada por la oficina de derechos humanos de la ONU, es una defensa a ultranza de la libertad de expresión en un tema en el que el sistema de la ONU suele empeñarse en silenciar a los críticos.
Alsalem afirmó que la libertad de expresión es «crucial» para la democracia y el pluralismo. Pero fue mucho más allá. No se limitó a criticar los esfuerzos del gobierno por silenciar y censurar a las mujeres, sino que también atacó la forma en que se interpretan en Occidente las leyes sobre «incitación al odio».
«Algunas de esas disposiciones (sobre incitación al odio) se interpretan en el sentido de que cualquier cuestionamiento del alcance de los derechos basados en la identidad de género equivale a incitar al odio contra las personas no binarias y quizá incluso a incitar al odio y al genocidio», advirtió.
También insinuó que los gobiernos tienen el deber de defender a los oradores públicos que se oponen a la ortodoxia transgénero cuando están siendo «silenciados por ruidosas contra-protestas».
Es probable que Alsalem reciba críticas de sus colegas de la oficina de derechos humanos de la ONU por su audaz declaración, y no es la primera vez.
El año pasado, la Relatora Especial escribió una carta contra una nueva ley de identidad transgénero en Escocia, que habría dado a potenciales delincuentes sexuales acceso a espacios exclusivos para mujeres, incluidos baños, deportes y prisiones. Su intervención suscitó un animado debate en todo el Reino Unido.
En un testimonio ante el Parlamento escocés, Alsalem afirmó que «no hay base en el derecho internacional para tener un proceso de autoidentificación desquiciado».
Sostuvo que el proceso de cambio de identidad puede y debe estar sujeto a limitaciones para proteger a las mujeres de la violencia.
«Yo diría que nuestra experiencia como mujeres que han nacido mujeres es que los varones violentos que pueden aprovechar cualquier resquicio legal lo harán para entrar en los espacios de las mujeres y tener acceso a ellas. Nuestra experiencia como mujeres que hemos nacido mujeres nos lo dice», afirmó con rotundidad.
También se quejó de que el Gobierno escocés no había debatido la ley de forma suficiente y amplia.
«Ha habido víctimas que han dicho que no han tenido acceso a la comisión parlamentaria, y personas en proceso de des-transición a las que se les ha pedido que entren muy tarde en el proceso».
La intervención provocó la ira del experto independiente de la ONU sobre orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal Borloz, que acusó a Alsalem de «tergiversar» la legislación internacional sobre derechos humanos. Dijo que estaba perpetuando una «narrativa excluyente» según la cual «las mujeres trans son en realidad hombres depredadores vestidos».
En su propia carta a favor de la ley, insistió en que el cambio legal de identidad de género basado en la autoidentificación subjetiva es un derecho humano fundamental que no puede estar sujeto a restricción alguna.
Grupos internacionales de defensa de los derechos de la mujer alineados con el lobby homosexual/trans, como Amnistía Internacional, también se enfadaron por la intervención de Alsalem.
El gobierno del Reino Unido bloqueó la entrada en vigor de la ley escocesa a la espera de una nueva revisión, alegando muchas de las razones expuestas en el testimonio de Alsalem.
Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.