En dos de ellos los vecinos se han organizado por los riesgos de constructoras y otros proyectos
Cuando se habla de zonas arqueológicas de Puebla, la primera que viene a la mente es la de Cholula y después algunas más alejadas como las de Cantona o Cuetzalan.
Sin embargo, en la capital de Puebla existen tres espacios que dan cuenta de cómo eran las civilizaciones hasta antes de la llegada de los españoles.
La Manzanilla
Una de las zonas arqueológicas se encuentra en la junta auxiliar de La Resurrección. Se conoce como La Manzanilla, por un antiguo bosque y tiene como principal atractivo una cancha de juego de pelota.
Se encuentra dentro de un parque público en la colonia Nochebuena y con los años ha tenido momentos de descuido y abandono, aunque recientemente fue rehabilitada por la administración municipal.
Amalucan
Cerca de ahí está también el Cerro de Amalucan en donde vecinos se han organizado a través de los Colectivos Arqueología en Amalucan y de Maltalcuéitl – Alseseca para defender la protección y el resguardo de las construcciones prehispánicas que ahí se encuentran.
Incluso, ha intervenido el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Activistas han advertido riesgos por desarrollos inmobiliarios de la zona que han implicado habilitar caminos en el cerro.
También en la zona norte algunos vecinos de la junta auxiliar de San Jerónimo Caleras han advertido en el pasado sobre tallados en algunas rocas cercanas a las barrancas y el hallazgo de piezas que se presumen como arqueológicas, aunque en este caso no se trata de una construcción como tal.
Tepalcayotl
Otra zona que se defiende como arqueológica y que mantiene activos a vecinos de la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán es la de la pirámide Tepalcayotl.
En este caso, ellos han recurrido a documentos históricos que dan cuenta de cómo el sitio fue importante para las culturas prehispánicas en el tema de la observación de los volcanes.
Como activistas han defendido la zona de proyectos inmobiliarios, pues ahí en algún momento se intentó la venta irregular de terrenos rústicos, además de que mantienen gestiones con los gobiernos municipal, estatal y federal para su rescate.
