El Convento de San Francisco de nuestra ciudad se autorizó en 1716 con el envío de dos religiosos franciscanos y con el manifiesto propósito de fundar un Hospicio en la Villa de Zamora y no es sino hasta 75 años después en que se da a conocer el acta de su fundación, el 26 de mayo de 1791. Por el Convento franciscano de Zamora pasaron algunos frailes y seglares de fama reconocida, tales son los casos de Fray Ignacio Marcos de Jaramillo, su fundador, y Vicente Santa María, así como el padre del introductor de la filosofía moderna a la Nueva España: Don Diego Díaz de Gamarra, quien se desempeñó como síndico del convento durante un buen número de años.
El 19 de enero de 1863 un incendio consumió el convento quedando el espacio que ocupaba en un gran solar. 18 años después de ocurrido el siniestro Nicolás Dávalos, José María Jiménez, José María Arceo Ramírez, Arcadio Dávalos, Francisco C. García, Luis G. Plancarte, J. Ochoa R. Méndez, Ramón García Romero, Luis G. García, Ramón M. López, M. Méndez López, Maximino Verduzco, José María Carranza, Francisco Navarro, Jesús Trujillo, Evaristo Cano, Francisco Hurtado, Antonio Méndez Padilla, Jesús del Río, José María del Río, Ramón G. Ballejo y Arcadio H. Orozco, mediante oficio dirigido a los munícipes zamoranos, les hacen saber que a poco menos de un mes de que el convento fuera destruido por el fuego, habían solicitado al Presidente de la República “no se enajenase el sitio en que estuvo ubicada la Yglesia de San Francisco de esta ciudad, destruida por un incendio, y se nos permitiese, reedificarla; con fecha 5 de abril del mismo año, aquel Supremo Magistrado de la Nación tuvo á bien acordar se nos concediese lo que pedíamos bajo la condición de que el Ayuntamiento de este mismo lugar, designase el objeto á que se había de destinar el expresado terreno, según todo consta de la nota oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda y Crédito Público que en una foja útil acompañamos á este ocurso, y pedimos que mandándose copia en el expediente que debe formarse se nos devuelva el original”. (Archivo Diocesano de Zamora, “Martín de Tours”. Expediente: Diócesis, Gobierno, Parroquias. Sagrario, Escrituras, de 1849 a 1905)
Al recibirse la anterior misiva, se cita, a través del Ayuntamiento, a una reunión a las tres de la tarde del 26 de marzo de 1881. En dicha reunión, efectuada en la Sala de Acuerdos del Ayuntamiento, “se acordó nombrar, según propuesta de don Arcadio Dávalos, a una comisión o junta menor, encargada por el vecindario de promover todo lo conducente a la consecución del objeto que ha manifestado el vecindario, respecto del uso y aprovechamiento de la localidad cedida… Dicha junta tendrá la representación del vecindario en el asunto que se versa y podrá hacer en su nombre, sin limitación las gestiones convenientes al logro de sus miras y a la realización de las obras expresadas” (Ídem). La conformación de la junta fue electa por unanimidad, quedando en ella las siguientes personas: “Don José María Jiménez; Don Epifanio Jiménez; Don Arcadio Dávalos; Don Francisco C. García; Licenciado Don Jesús Ochoa; Don José María Arceo Ramírez; Don Ramón G. Vallejo; Don Jesús Trujillo y Don José María Carranza” (Ídem).
Las gestiones fructificaron, ya que don Arturo Rodríguez Zetina nos dice “que en la Santa Iglesia Catedral constan los gastos erogados (para la reconstrucción de San Francisco), la cual se estrenó el 4 de noviembre de 1887. Sin embargo, todavía en junio 23 de 1899, el Secretario General de Gobierno del Estado de Michoacán, don Jesús Rubio, afirmaba en oficio al Presidente Municipal de Zamora: “que aunque no estén en esta administración, datos del fraccionamiento que se hubiera verificado de la huerta que perteneció al ex Convento de San Francisco en esta ciudad, sin embargo, de los datos privados que he podido adquirir de personas conocedoras, al par que abonadas, se viene en conocimiento que allá por los años de 1881 a 1883 se inició la cesión de alguno que otro lote, en favor de familias pobres del mismo lugar pero sin formalizarse las adjudicaciones con título alguno escrito, pues esa merced, pasado tiempo, no llenó el deseo apetecido; las personas agraciadas desocuparon aquello y el espacio todo, vino a quedar primero, bajo el dominio del Ayuntamiento y, después, por arreglos con la Secretaría de Hacienda, durante la administración del C. General Manuel González, adjudicado al Sr. D. Arcadio Dávalos ya finado. En la actualidad y sin que se pueda decir cómo se arregló la edificación correspondiente, el estío de que vengo hablando, contiene en la parte oriental toda una casa dividida en dos partes para el asilo de niños y de niñas; en la acera que mira al sur, una Escuela de Artes y Oficios; un Monte de Piedad con pocos fondos, una casa habitación para el Señor Canónigo Don Esteban Méndez a cuyo cargo está el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, casa reconstruida en lo que constituyó la sacristía del extinguido templo de San Antonio” (Ídem).
Esta es pues la minihistoria de una de las iglesias que conforman nuestro centro histórico y uno de los espacios a donde concurren miles de zamoranos.