Visto desde Abu Dhabi la interlocución con el Vaticano adquiere un fuerte valor simbólico, casi como para legitimar su modelo.
Por: Claudio Fontana
(ZENIT Noticias / Milán, 11.07.2023).- La entrevista que el Papa Francisco concedió al diario emiratí al-Ittihād despertó gran interés por diferentes motivos. El primero es que nunca antes había ocurrido que el Pontífice dialogara con un órgano de prensa de Oriente Medio, y menos aún con uno gubernamental.
Esta novedad confirma que el diálogo interreligioso, especialmente el islámico-cristiano, es un aspecto no secundario del pontificado de Francisco. Marruecos, Irak, Baréin y los propios Emiratos Árabes Unidos (donde en 2019 el Papa celebró la primera misa pública en la Península Arábiga) son solo algunos de los trece países de mayoría musulmana (o con fuerte presencia islámica) que el Papa ha visitado durante su Pontificado. Además, las relaciones con los dirigentes emiratíes son profundas: fue en la capital de la Federación donde en 2019 Francisco firmó con el Gran Imán de al-Azhar el «Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común», leitmotiv de toda la entrevista concedida a al-Ittihād.
El diálogo con Hamad al-Ka’bī, director del diario emiratí, también permite comprender cómo la firma del documento, que podría haber sido un mero momento ceremonial, resultó en cambio fructífera. Esto atestigua cómo la conducta del Papa Francisco está iluminada por la convicción de que es necesario «iniciar procesos» más que «ocupar espacios», favoreciendo «acciones que generen nuevos dinamismos en la sociedad e impliquen a otras personas y grupos que las lleven adelante, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos» (Evangelii Gaudium).
El diálogo publicado por al-Ittihād muestra que esto es lo que está ocurriendo: no sólo porque se refiere a las iniciativas puestas en marcha tanto por los Emiratos como por otros tras la firma del documento sobre la Hermandad (piénsese, por ejemplo, en la realización de la Casa de la Familia Abrahámica), sino también porque si bien el diálogo se inició principalmente por la urgencia provocada por la emergencia yihadista, ahora los temas de confrontación se han ampliado. Se ha pasado de un diálogo centrado en la condena del terrorismo a una interlocución que, gracias también al cambio del contexto internacional, se ha ampliado a otros temas: la educación de los jóvenes, la lucha contra la injusticia, la protección de la salud, la sostenibilidad y el medio ambiente. Pero también –el Papa lo reiteró de nuevo esta vez– la plena aplicación de la libertad religiosa, que aún lucha por afirmarse en las sociedades de mayoría islámica, y que no puede limitarse sólo a la libertad de culto, aunque sea importante.
El otro aspecto significativo de la entrevista fueron las preguntas que Hamad al-Ka’bī hizo al Pontífice. Tras interesarse por el estado de salud del Papa, que acababa de ser operado, el entrevistador preguntó: «¿Cómo ve usted el papel de Emiratos y el de Su Alteza Shaykh Muhammad bin Zayed Al Nahyan […] como socio clave en el apoyo a los esfuerzos por la paz y la tolerancia?». Además, la elección del titular hace hincapié en los Emiratos: «Los dirigentes emiratíes están interesados en construir el futuro y la paz en el mundo», reza el diario del Golfo.
Visto desde Abu Dhabi, el tema de la entrevista no es ni el Papa ni los procesos iniciados junto con los amigos musulmanes, sino los propios Emiratos, su liderazgo y su estatus internacional. El título y la continua invitación a comentar la política de Muhammad bin Zayed (MbZ) muestran cómo para Abu Dhabi la interlocución con el Vaticano adquiere un fuerte valor simbólico, casi como para legitimar su modelo. Un modelo que, por un lado, no tolera la injerencia religiosa, especialmente islamista, en la esfera política, considerada una amenaza existencial para el liderazgo gobernante, pero que, por otro, utiliza la religión como herramienta diplomática de poder blando.
En este sentido, una figura destacada como el embajador Youssef al-Otaiba ha declarado que su gobierno cree firmemente en la separación entre Estado y religión. De hecho, el modelo emiratí ha convertido la tolerancia que existe realmente en el país (sellada por la presencia de un Ministerio de Tolerancia, la insistencia constante en torno a la Gran Mezquita sobre este valor y, no menos importante, el espacio del que gozan los cristianos) en una marca que exportar, frente al modelo del Islam político. Así pues, en última instancia, la insistencia emiratí en valores como la fraternidad y la tolerancia no conduce necesariamente a la marginación del papel del islam en las sociedades de Oriente Próximo, sino a la neutralización de sus reivindicaciones políticas. Desde el estallido de las Primaveras Árabes en 2011, es a lo largo de esta línea de falla que Oriente Medio se ha dividido, con los Emiratos en el lado opuesto de los países cercanos a los Hermanos Musulmanes, como Turquía y Qatar. El Papa, confirma esta entrevista, ha elegido a sus interlocutores.
El artículo apareció en Riformista el 6 de julio de 2023, con el título Papa Francesco difende il Corano e la libertà religiosa. Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.