JEAN MEYER// Del buen uso del arma nuclear

Sergei Karaganov, eminente universitario ruso, presidente honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa, considerado como un próximo de Vladimir Putin, publicó el 13 de junio próximo pasado “Una decisión difícil pero necesaria”. Aconseja y justifica el uso preventivo del arma nuclear contra Occidente, para despertarlo de sus ilusiones y enseñarle el miedo. Cito: “La creación de las armas nucleares fue el resultado de la intervención divina. Dios, horrorizado al ver que europeos y japoneses habían desatado dos guerras mundiales en el espacio de una sola generación, sacrificando decenas de millones de vidas, le dio a la humanidad un arma de Armageddon, para recordar a los que habían perdido el miedo al infierno, que el infierno existe. Es el miedo que aseguró 75 años de paz relativa. Ese miedo ya no existe (…) hay que revivir ese miedo. Si no, la humanidad está perdida”.

Denuncia cinco siglos de yugo occidental impuesto al resto del mundo e invita a Rusia a “regresar a casa, después de tres siglos de viaje a Europa”, alusión a la modernización impuesta por Pedro el Grande. En la situación presente, no ve posibilidad de ganar la guerra en Ucrania. Sin embargo, como el regreso de Ucrania a la órbita de Rusia es el preámbulo indispensable a la “gran idea rusa”, a la instauración de una hegemonía rusa del Atlántico a los Urales y la liquidación de la hegemonía americana, hay que doblar a los occidentales. Para salir del lodazal ucraniano, hay que obligarlos a abandonar a Kiev. El problema, explica Karaganov, es que Occidente ya no le teme a Rusia porque no cree en la amenaza nuclear. Cito: “Es necesario restaurar en él el sentido perdido del instinto de conservación. El enemigo debe saber que estamos listos para lanzar un golpe de represalias preventivo para todas sus agresiones presentes y para impedir un desliz hacia una guerra termonuclear mundial. (…) He dicho y escrito muchas veces que, si elaboramos una buena estrategia de disuasión, incluso de utilización del arma nuclear, el riesgo de un golpe nuclear “de represalias” sobre nuestro territorio puede ser minimizado. Solo si un loco reinara en la Casa Blanca, un loco que además odie a su país, América, decidiría golpear para “defender” a los europeos, provocando una respuesta, sacrificando, por ejemplo, Boston para Poznan.

Pero ¿qué pasa si no reculan, si han perdido todo instinto de conservación? Entonces tendremos que pegar un conjunto de blancos en cierto número de países para devolver la razón a los que la perdieron”.

Y todo esto ¿para qué? Para realizar “la gran idea”, porque sin idea grande no hay “nación grande”. La idea es liberar al mundo de la terrible amenaza que se llama Occidente, poner fin a una “explotación occidental que duró 500 años”. El Occidente que intenta imponer al mundo sus valores negativos, destruyendo familia, patria, religión, se encuentra en fase de descomposición. Las fuerzas del futuro de la humanidad se encuentran en China y la historia le da por apoyo militar y estratégico a Rusia, una Rusia cuya “civilización” se abre por los cuatro vientos. Rusia asimila todos los progresos técnicos externos y transmite al exterior sus “valores tradicionales”. Rusia es así “el centro del mundo”.

Puesto que el Occidente no acepta “salir de la historia” y se resiste agrediendo a Rusia en Ucrania y con Ucrania, hay que obligarlo a “salir”: un golpe nuclear limitado puede llevarlo a la capitulación global. Y si no es suficiente, Rusia empleará las armas nucleares contra Europa. EEUU no contestará por el miedo renovado a sufrir en su propio territorio. Es una nueva versión de la doctrina clásica de “escalar para desescalar”. Conocida en las escuelas de guerra como “doctrina Patrushev-Guerassimov”, Karaganov la lleva peligrosamente lejos, muy cerca del apocalipsis nuclear, de Armageddon. En términos mesiánicos, cuando evoca la misión del “mundo ruso”, hace eco a lo dicho por el presidente Putin hace muchos años: “Las dos armas de Rusia son la Iglesia ortodoxa y el escudo nuclear”.

Historiador en el CIDE

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JEAN MEYER

Dr. Jean Meyer. Francés nacionalizado mexicano. Historiador. Licenciado en grado de doctor por la Universidad de la Sorbona. Profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) donde además fundó y dirigió la División de Historia.

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