A través del análisis tafonómico -rama de la paleontología que estudia los procesos de formación de los fósiles-, un artículo liderado por la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Yolanda Fernández Jalvo, reconstruye qué le pasó al conocido como ‘hombre de Tianyuandongo’, un Homo sapiens de hace 40.000 años.
Según la científica, «investigar y contar la vida y la muerte de alguien que habitó el planeta hace 40.000 años, además de ser una labor detectivesca, nos ayuda a comprender cómo vivieron nuestros antepasados». El artículo lo publica la revista Journal of Human Evolution.
El hombre de Tianyuandong fue descubierto en una cueva cercana a un curso de agua. Los huesos han revelado que este hombre, que tenía alrededor de 50 años, sufría lesiones patológicas en las manos, además de problemas en las cervicales, que muy posiblemente le impedían tallar piezas líticas. De hecho, pese a que a menos de 6 km hay rocas de cuarzo y sílex, este hombre ni las buscó ni las llevó a la cueva.
«Sin embargo, los problemas motores que sufría no le impidieron sobrevivir gracias a la carroña y a la caza de pequeños animales que pudo descarnar usando la roca madre de la cueva donde vivía. Aún hoy puede verse que la caliza rompe por meteorización dando lugar a lascas naturales, muchas de ellas con un filo útil», explica Fernández Jalvo.
La base de la investigación ha sido la asociación entre los huesos de la fauna encontrados en la cueva, la mayoría ciervos de unos 60 kilos, y de los restos humanos. Los primeros están muy rotos frente a la escasa fragmentación que muestra el esqueleto humano. «En los huesos de los ciervos hemos detectado cortes de filos de piedra caliza para separar la carne y roturas para extraer la médula», continua Fernández Jalvo.
La ubicación del esqueleto, en un recodo de la cueva, los golpes y contusiones en la superficie del esqueleto humano y el hecho de que muchas de las fracturas sean post-mortem, indica que, muy probablemente, la muerte del individuo se produjera por caídas de bloques que además mantuvieron los restos ocultos a los carroñeros.
La muerte del individuo se produjo por caídas de bloques que además mantuvieron los restos ocultos a los carroñeros.
El hombre de Tianyuandong fue encontrado en 2001 en una pequeña cueva cercana al complejo kárstico de Zhokoudian, un referente en paleoantropología que ha proporcionado abundantes restos humanos de diferentes edades. Durante unos trabajos de prospección que llevaba a cabo la compañía china Tianyuan Tree Farm, los trabajadores descubrieron un esqueleto humano oculto bajo lo que parecían derrumbes de rocas, en un recodo de la cueva.
El análisis de los fósiles determinó que se trataba de un Homo sapiens que, según la datación por carbono 14, vivió hace unos 40.000 años, es decir, uno de los fósiles más antiguos de nuestra especie encontrados en Asia oriental.
«Descubrir el fósil de un individuo aislado, junto a abundantes restos de fauna y ubicado en un recodo de una cueva en la que tampoco se encontraron herramientas líticas, dio pie a diversas teorías.
Comenta la investigadora del MNCN. «Nuestra investigación dio un giro a todas estas hipótesis y mostró otra historia, da pruebas de cómo logró sobrevivir a pesar de sus problemas para moverse y de que su muerte fue accidental», concluye.