SILVIO MALDONADO B. // “Un par de bigotes”

 “La Calle del Hambre”

(Esta pintoresca calle zitacuarense me recuerda el tiempo donde la gente se comprometía a pagar una deuda de la que dejaba en prenda un simple par de bigotes)

En la hermosa ciudad de Zitácuaro,  varias veces heroica por los acontecimientos ocurridos en la época de la Independencia, sucedió un hecho singular que poca gente conoce. He aquí el relato.

Ocupaba el cargo de Presidente municipal mi gran amigo Agustín Ávila Suárez y yo andaba a la caza de noticias para mi periódico Regional Antena, en la bellísima región oriental michoacana en la cual Zitácuaro tiene un lugar preeminente.

Era tanta la confianza que tenía con el alcalde que entraba y salía como Pedro por su casa al despacho mismo con el solo cuidado de permanecer callado si atendía a alguna persona.

Mi amigo Agustín platicaba acaloradamente con un ciudadano de unos setenta años, barba crecida, bigote largo y muy notorio, que solicitaba un préstamo en metálico para hacer frente a un asunto urgente de carácter familiar.

Agustín le decía acaloradamente y molesto

–     ¿Cómo quiere que la Presidencia le preste amigo si no tiene solvencia económica?

El hombre furioso le repeló:

–     Mire amigo, tal vez no tenga quien responda por mí, pero de que me comprometo a algo cumplo que ni que, por esto…

Y en esos momentos el amigo aquel se jaló un par de bigotes y se los puso en la mesa.

Agustín sorprendido sacó el dinero de su escritorio y los entregó.

Al quedar solos pregunté al funcionario.

–     ¿Por qué el enojo ingeniero?

–     No amigo, no era con él, es con estos amigos vendedores de fritangas, antojitos y

–     comida que no se quieren salir del jardín central y lo tienen un cochinero. Ya recurrí a todo hasta los amenacé con cárcel y ni así. Les vale una chingada y yo estoy peor. ¡Vaya, ni siquiera me dejan hermosearlo!

Me quedé pensativo unos instantes y luego le dije:

–     ¿Por qué no les das un lugar especial?

–     ¡Cabrones! Ya les construí un nuevo mercado en el local que tenía el Teatro Cine Juárez, y ni así.

–     ¿Qué te argumentan?

–     Que no se van a salir del área del mercado central

Me quedé pensativo y le dije con mucho entusiasmo.

–     La solución te la están dado ellos mismos. Dales permiso oficial de instalarse en la calle 5 de Mayo inmediata al lado norte del mercado.

Me quedé pensativo y le dije con mucho entusiasmo.

–     La solución te la están dado ellos mismos. Dales permiso oficial de instalarse en la calle 5 de Mayo inmediata al lado norte del mercado; siempre y cuando te firmen el compromiso de no ir más allá.

(Conviene aclarar que la costumbre del bigote no involucraba a dos bigotes sino solamente un pelo)

Así las cosas, nació esa también pintoresca calle del hambre que vino a aumentar la oferta gastronómica del único mercado que tenía Zitácuaro, el 5 de Mayo.

Pero Agustín salió de la presidencia y llegaron nuevos alcaldes, nuevas formas de ver las cosas relacionadas con el comer, entre ellas dos miembros del PRD, a saber, Silvano Aureoles Conejo y el actual Xicoténcatl quienes no tuvieron el cuidado de contener a los vendedores de antojitos y éstos se ubicaron donde les dio la gana; por ello se afectaron abarcaron las calles de Hidalgo, Emilio García y otras y principalmente,  regresaron al jardín central. Con todo eso llegó el atascamiento de vehículos y el cochinero en el jardín principal de la Heroica Ciudad de Zitácuaro.

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SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

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