A lo largo de los años, México ha mantenido su posición como un importante productor de café de alta calidad, un legado de excelencia que perdura hasta el día de hoy.
Sonya Santos
El 1 de octubre es el Día Internacional del Café, el cual, con su seductora fragancia y sabor, ha tejido una historia cautivadora que se despliega ante nuestros sentidos. No es solo una bebida, es un relato de exploración, intercambio cultural y pasión compartida. Nos ha conquistado desde las antiguas tradiciones árabes hasta las bulliciosas cafeterías de Europa. Acompáñame en un viaje a través de las aromáticas colinas de la historia del café, donde sus notas profundas y su legado perduran como un testimonio del inquebrantable gusto por esta bebida que une a la humanidad en una taza.
El exquisito aroma del café producido en México sigue cautivando el escenario global de las exportaciones, y los números que acompañan esta tendencia son indicativos de un crecimiento continuo. El año 2022 se convirtió en un hito histórico para la industria cafetalera mexicana, marcando un logro sin igual con un récord de 94,581 toneladas exportadas, lo que representó un sólido aumento del 7.3% en comparación con el año anterior. Los datos revelados resaltan que, en promedio, se enviaron al extranjero 8,000 toneladas de café mexicano cada mes. Esto consolidó aún más la posición de México como una figura sobresaliente en el mercado global.
Uno de los momentos más destacados de ese año tuvo lugar durante el segundo bimestre, cuando se presenció un impresionante aumento en el volumen de exportaciones. Casi una tercera parte del total anual se exportó en ese breve período.
A pesar de que México distribuyó café en un total de 53 países en 2022, el 71.3% de la oferta se concentró en tan solo tres naciones: Estados Unidos, Bélgica y Alemania. Las adquisiciones realizadas por estos países experimentaron notables incrementos del 30.8%, 5.3% y 26.2%, respectivamente, en comparación con el año anterior. Son números que reflejan claramente la creciente demanda y admiración que el grano mexicano ha ganado en los mercados internacionales.
El informe reciente de la Organización Internacional del Café también arroja luz sobre la situación en México y Centroamérica. En diciembre de 2022, las exportaciones, en todas sus formas, disminuyeron un 15.2% en dicha región en comparación con el año anterior. Estos datos indican que, aunque la industria cafetalera mexicana está prosperando, existen desafíos que deben abordarse para mantener el impulso en el mercado.
Este grano no escapa a las fascinantes leyendas que rodean su origen en la historia de la humanidad. Una de las más populares narra cómo el pastor Kaldi hizo el descubrimiento del café cuando notó que sus cabras estaban notablemente inquietas después de haber comido los frutos de un árbol en las montañas. Aunque la fecha exacta de su descubrimiento permanece en la penumbra del tiempo, historiadores sugieren que podría remontarse al siglo III, aunque algunos señalan el siglo VIII. La mayoría de las pistas apuntan a la provincia de Kafa, hoy Etiopía, como el lugar de nacimiento de este elixir estimulante.
El cultivo sistemático comenzó en Yemen, donde se utilizaron terrazas en las montañas. Posteriormente, el café llegó a Arabia y a Egipto, convirtiéndose en una costumbre diaria bajo los nombres de “kahweh”, “qahwa” o “gahwa” cuando se refieren a esta bebida.
En el siglo XVI ya era conocido en Persia, Siria y Turquía como el “vino de Arabia”. A pesar de ser inicialmente considerado una bebida amarga y una “invención maligna”, se cuenta que el Papa Clemente VIII lo respaldó después de probarlo, lo que facilitó su propagación en toda Europa.
El café llegó de manera inusual a América en 1720, cuando los franceses lo llevaron a la isla de Martinica. Se cree que esta introducción marcó el comienzo de las plantaciones en Sudamérica, Centroamérica y, posiblemente, México. La evidencia más sólida sugiere que los arbustos de café llegaron a nuestro país desde las Antillas a finales del siglo XVIII. A medida que la demanda internacional aumentaba, el cultivo comercial del café se intensificó hacia finales del siglo XIX. Este período vio la creación de extensas plantaciones, en su mayoría bajo el control de inversionistas extranjeros, entre ellos de capital alemán, estadounidense y británico.
El auge de la industria cafetalera en México durante el Porfiriato marcó un capítulo significativo en la historia del café. Los costales del grano, repletos de aromas únicos, emprendieron un viaje que los llevó a conquistar el mundo. A lo largo de los años, nuestro país ha mantenido su posición como un importante productor de café de alta calidad, un legado de excelencia que perdura hasta el día de hoy. (El Financiero)