JEAN MEYER // Operación funeraria especial

Después de la rebelión-relámpago del 23 de junio, califiqué a Evgueni Prigozhin de condotiero ruso y escribí: “Imposible predecir el futuro del creador de un ejército privado, el grupo Wagner”. Decía que podía terminar como Francesco Bussone, decapitado en Venecia, o como Francesco Sforza que coronó su carrera de mercenario como duque de Milano. Exactamente dos meses después, lo que no es una casualidad, sino todo un símbolo, el 23 de agosto, Prigozhin y la plana mayor de Wagner encontraron una muerte fulminante cuando su avión volaba de Moscú a San Petersburgo y explotó. Prigozhin había bajado del avión que venía de África para subir al otro. Dos días antes, el canal Telegram de su grupo había difundido un video donde Prigozhin, uniformado y armado, invitaba voluntarios para trabajar allá: “La Sociedad Militar privada Wagner hace a Rusia más grande en todos los continentes y a la África más libre”. Presente en Mali, República Centroafricana, Sudán y Libia, el grupo iba hacía Níger.

El mismo día 23 de agosto, el Kremlin anunciaba la destitución del general Serguei Surovikin, jefe supremo de las Fuerzas Aéreas, muy cercano a Prigozhin e invisible desde el 23 de junio. Ninguna coincidencia. A buen entendedor, pocas palabras. La élite empresarial y política rusa ha entendido desde hace muchos años, cuando Mikhail Kodorkovski, el magnate petrolero, fue a dar a la cárcel por mucho tiempo, cuando Boris Berezovsky, el magnate que “inventó” al joven Putin como primer ministro y, en seguida, presidente, fue encontrado muerto en su residencia de Ascot, ahorcado con su bufanda preferida en cashmir… Los combatientes Wagner que idolatraban a su terrible jefe deben de haber captado el mensaje también, si bien algunos han de soñar con venganza. Guerra de mafiosos, el Zar Vladimir Vladimirovich en el papel del Padrino.

El condotiero había prestado inmensos servicios al Zar que le había puesto el pie en el estribo; a principio de los años 1990, cuando trabajaba en la alcaldía de San Petersburgo le dio la concesión de un casino. En 2014, Prigozhin había participado de manera decisiva en la toma de Crimea y en la guerra en el Donbass. Maestro de la guerra híbrida, contribuyó a la victoria electoral de Donald Trump, a la entrada de Rusia en el medio Oriente y en África; en la guerra de Ucrania, dio tiempo al ejército ruso de reorganizarse, al lanzar al molino de carne los reclutas que sacaba de los presidios. La única victoria rusa, la toma de Bakhmut, se debe a Wagner y a su jefe. Por eso, su “amigo”, el Zar, le dio la más alta condecoración, la de “Héroe de Rusia”. Los antiguos romanos decían que la Roca Tarpeia queda cerca del Capitolio, es decir, la condena a muerte puede seguir de cerca el triunfo capitolino.

Silencio oficial absoluto a la hora de la muerte de Prigozhin y de sus colaboradores. En Moscú, San Petersburgo y en varios lugares, hay gente en la calle rindiendo homenaje a un “verdadero patriota”. Altares con fotos, flores y veladoras, memoriales improvisados por los simpatizantes que desfilan silenciosamente. “Él decía la verdad”, repiten muchos. En Moscú, cerca de la Plaza Roja, frente al templo de San Máximo el Bienaventurado, tres fotos en el altar: Evgueni Prigozhin, Dmitri Utkin, “a” Wagner, admirador del III Reich y fundador de la milicia, Richard Wagner, el músico que idolatraba. El rencor de los radicales es evidente, pero saben que hay que esperar.

¿Temerá Putin su venganza? Según los textos oficiales, un “Héroe de Rusia” debe recibir funerales nacionales, con salva de artillería, escolta y orquestra militar. El “héroe” fue enterrado en secreto, en Petersburgo. Para evitar reunión, manifestación, desbordamiento, se impuso un silencio mediático total, antes y después. Ni una palabra en el noticiero de la noche. Según un fabuloso guion, organizaron una falsa ceremonia de despedida, fingieron el sepelio en tres panteones distintos, circularon tres carrozas fúnebres, todo para ningunear al héroe vuelto paria, il condottiere. ¿Por qué tanto trabajo? ¿Tendrá Putin miedo al muerto? ¿Que venga a cabalgar como el difunto Cid Campeador que ganaba batallas después de muerto?

Historiador en el CIDE

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JEAN MEYER

Dr. Jean Meyer. Francés nacionalizado mexicano. Historiador. Licenciado en grado de doctor por la Universidad de la Sorbona. Profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) donde además fundó y dirigió la División de Historia.

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