Conocí a don José Luis Tamayo Barbosa hará unos 18 años y fue de manera circunstancial; como todo ser logrado estaba ofreciendo parte de sus logros a las autoridades municipales; autoridades que como las de todos los niveles de gobierno, regatean apoyos para la vida y desarrollo de las expresiones culturales o de preservación de la memoria identitaria de la localidad.
Pero quién es José Luis Tamayo Barbosa. Don José Luis es una persona con una visión cinematográfica de nuestra presencia y un dibujante empedernido que explica la existencia a través de su trabajo. Pero para decirlo en síntesis José Luis Barbosa Tamayo es el creador del dibujo aquel con el que crecimos varias generaciones de los nacidos en los años cincuentas y sesentas del siglo pasado: Cri-Cri, el gallito cantor de don Gabilondo Soler.
Don José Luis nació en nuestra ciudad el 21 de diciembre de 1932 frente a la entonces catedral inconclusa, su padre era teniente del ejército, del cual fue despedido cuando el asesinato del general Francisco Serrano, por lo que tuvieron que viajar a la ciudad de México. Ante un panorama bastante diferente y una familia numerosa, nuestro personaje se inclinó desde muy tierna edad a practicar el dibujo. Su padre ingresó a trabajar al Monte de Piedad y de manera cotidiana llegaba a casa con el periódico El Universal, al cual se aficionó a leer José Luis y posteriormente se convirtió en empedernido lector del comic que hizo época en el país: Los súper sabios.
En nuestra plática, Tamayo Barbosa recuerda con especial cariño a quien fuera su maestra de segundo año de primaria, con quien se encontró accidentalmente en un transporte público de la ya gran ciudad, siendo don José Luis un joven que cursaba la secundaria, y la maestra alzando la voz le comentó que dibujaba precioso. Por este mismo tiempo, el Capitán Juan Ayala, amigo de su padre, era grabador y el encargado de grabar los logotipos en los sobreescritorios de los médicos militares, oficio que aprendió fácilmente Barbosa Tamayo y que además le permitían ingresos, ya que le pagaban a tres pesos por cada águila que tallaba.
Su familia viajaba frecuentemente a Zamora, por lo que don José Luis se dedicaba a explorar los alrededores de nuestra ciudad y pintar La Beata, el Río Duero, El Curutarán y diversos paisajes más. Al mismo tiempo el que ya era un excelente dibujante se aficionó a la música clásica y a asistir a los espectáculos de Bellas Artes, sobre todo a las presentaciones de Ballet, queriendo el destino que fuera compañero de estudios de una hija de Silvestre Revueltas.
Siendo estudiante de secundaria Tamayo Barbosa en 1948, acompañó a uno de sus compañeros a visitar al famosísimo dibujante y caricaturista político Ernesto García Cabral, mejor conocido como “El Chango” Cabral; el amigo de don José Luis le llevaba un muestrario de sus dibujos y Barbosa Tamayo, llevaba consigo el dibujo de un perro muerto, al que habían envenenado, inclinándose “El Chango Cabral” por el dibujo de Barbosa.
Tamayo Barbosa después de terminar preparatoria se inscribió en la Escuela de Medicina, estudiando solo el primer grado de la carrera y ante el apremio económico, por la muerte de su padre, tuvo que buscar trabajo, leyendo en El Universal las ofertas de empleo le llamó la atención una donde solicitaban aprendiz de dibujante, por lo que presuroso asistió a la dirección solicitante y se encontró con la triste noticia de que el puesto ya había sido otorgado; sin embargo el tesón de Barbosa Tamayo fue tal que regresó un mes después y lo contrataron, siendo su primer sueldo de ochenta pesos a la semana. Ahí su trabajo consistió en realizar delineado de acetatos y aprendió la técnica de Cliper (movimiento de dibujos).
De ahí, don José Luis ingresó a trabajar a la Compañía de Dibujos Animados, R.K. Tomprins, S.A. de C.V, siendo el propietario quien también era dueño de Estudios Churubusco y la compañía que realizaba los doblajes de las películas de Walt Disney; su director era el señor Terrazas, quien realizaría el personaje de “Pancho Pistolas” y de quien se convirtió nuestro personaje en su ayudante, lo que le ampliaría no sólo el horizonte laboral a Tamayo, sino su sueño de cumplir la visión cinematográfica de su vida, la que sigue conservando hasta nuestros días.
Don José Luis ascendió a director de dibujantes de la Compañía R.K. Tomprins y laboró por más de diez años en dicha empresa; aunque Tamayo ya deseaba independizarse y cumplir su sueño de construir él mismo su propio estudio cinematográfico; por lo que de común acuerdo negoció su liquidación que consistió en treinta mil pesos, de los cuales tomo diez mil que invirtió en la compra de un terreno en Iztapalapa para ahí construir su sueño de un estudio de grabación propio.
Tamayo al dejar Tomprins se dedicó al Free Lance, es decir, a trabajar con quien le contratara de manera individual; así, por ejemplo, realizó diversos comerciales para la agencia de publicidad Noble y Asociados; de la misma manera realizó algunos trabajos para Miguel García quien operaba la cuenta de Banamex.
Don José Luis nos narra cómo, de manera circunstancial, se enteró de la convocatoria para realizar el dibujo de Cri-Cri: charlando con Carlos Anaya, animador de dibujos, le comentó que se necesitaba el dibujo-caricatura de un grillo que personificara la canción de don Gabilondo Soler. Tamayo Barbosa en cinco horas realizó el dibujo, se traslado de Izazaga, donde se había efectuado la plática, hasta Mixcoac, a donde se encontraba la oficina de Selecciones y entregó un díptico de Cri-Cri, el cual fue seleccionado para ser la portada del disco. Por justicia, don José Luis Tamayo comenta que el dibujo del grillito fue “limpiado” por José Pérez Casas. La paga por el dibujo de Cri-Cri fue de ocho mil quinientos pesos.
Posteriormente, Tamayo Barbosa, ya con prestigio bien ganado, obtuvo la cuenta del PRI para la campaña de José López Portillo, aunque le resultó negativo su trabajo ya que, tuvo fallas en la edición de los promocionales y en los efectos especiales, por lo que optó por retirarse definitivamente del mundo de la publicidad.
Hoy, a sus 91 años, José Luis Tamayo Barbosa continúa con proyectos de trabajo, teniendo en mente la realización de cintas animadas sobre la vida no pública de Jesucristo; de un infante indígena a la llegada de los españoles y un guión cinematográfico “La mano de cristal”.
Al pasar una de sus nietas a recogerlo al Museo de la Ciudad, donde platicamos por más de tres horas, me quedó el recuerdo de la infancia de las gentes de mi generación al escuchar en la radio local un programa infantil en el que se transmitía sólo música de don Gabilondo Soler. Pero también el compromiso de apoyar el proyecto de un mural de Cri-Cri, elaborado en azulejo y con la técnica del Cliper. Sea pues.