SILVIO MALDONADO B. // “El hombre que caminó con sus manos” II

Alfredo Nateras vino a darse cuenta de que, nunca podría caminar con los pies como otros niños del rancho donde nació, cuando los vio intentando ponerse de pie, cosa que él nunca pudo hacer. Ya lo habían llevado con el facultativo quien seguramente le aplicó la vacuna contra la parálisis infantil fuera de tiempo o en mal estado. Como la polio no se detuvo, el pueblo terminó por crearle mala fama al médico. Esto ocurrió con otros niños por lo que el médico cargó con esa mala fama toda su vida.

El infante creció y pronto tuvo plena conciencia de su mal e inició la tragedia que arraigó fuertemente en su mente: ¡nunca podré caminar con mis pies!

Muchos años pasaron y pronto sus padres, inteligentemente, le proporcionaron un par de muletas con las que finalmente se atrevió a iniciar sus pasos. Aquellos utensilios de madera terminaron por dar fuerza intensa a sus brazos y Alfredo se acostumbró a los aditamentos que crecieron en la medida que él lo hacía.

Cambiamos el escenario y Alfredo, hombre de 16 años ha desarrollado una potente musculatura pectoral, dorsal y braquial, que lo transportan por donde le viene en gana. Si su parálisis le ha creado complejos, éstos no afloran con facilidad. Con los amigos de la primaria se distingue por ser estudioso y no temer a nada ni a nadie.

Alfredo hace intentos por inscribirse a la secundaria del Politécnico Nacional y al no lograrlo regresa a Morelia y logra ingresar a la Escuela Técnica Industrial en donde se gradúa de linotipista. Aquí, al tiempo que hace diversos trabajos para revistas e informativos, con Heliodoro Solís, Humberto Nateras y un servidor hicimos mes tras mes el periódico regional ANTENA, que logró ubicarse como el mejor del oriente michoacano, región que recorríamos mes tras mes.

Sus sobresalientes dotes lo llevaron a la cumbre de las agrupaciones de trabajadores ambulantes y de mercados tarascos; pronto llegó al 2º puesto de la organización priista michoacana, la CNOP, posición que no fue por dedazo como se acostumbraba en el PRI, sino por elección libre y directa. Este hecho fue algo inusitado y jamás volvería a suceder.

Desavenencias con el PRI lo hicieron renunciar y aceptó la candidatura de un partido de oposición a la Presidencia de México, por lo que sus manos (recuerde al hombre que caminó con sus manos) y esa representación “anduvo” por algunas entidades federativas. Claro que no ganó, pero sus manos tomaron mayor fuerza y sobre todo presencia nacional.  

Termino con algo que me ocasionó suma tristeza: Alfredo mi compadre resbaló con una cáscara de limón en una playa de la bellísima costa michoacana y desapareció de este mundo. Se fue dejando millones de amigos que lo recordarán siempre con mucho cariño.

¡Adiós compadre, por allá nos veremos, siempre y cuando no sea muy pronto!

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SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

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