El mago y el brujo
Era un mago de zacate y aserrín
Con orejas como pencas de nopal
Que guardaba muy celoso, para sí
Un tesoro de belleza sin igual.
Esa joya era una alondra de cristal
Cuyos cantos y colores relucían
Ojos de oro que brillaban con tal luz
Que le daban un hechizo que atraía.
Esa gema tenía un mágico poder
A su dueño, hacer sabio y poderoso
Fue por eso por lo que aquel mago y su saber
Fueron amos en un mundo fabuloso.
Pero allá en lo más negro de una cueva
Vivía un brujo pelo ralo y barrigón,
Que lucía como corbata su gran lengua
Que crecía con cada chisme del panzón.
Supo el brujo del tesoro de aquel mago
Y al instante fuerte idea empezó a sentir
Él tan fiero, pobre, tonto y alienado
Sería otro con la alondra del Merlín.
Lagartijas, ranas, sapos y culebras
Por la boca le empezaron a brotar
Mientras loco se reía en su oscura cueva
Al soñarse como sabio y majestad.
Un día el loco y aquel mago se enfrentaron
Por aquella hermosa alondra de cristal
Y en queriendo poseerla se enredaron
Con palabras y sandeces por millar
¡Ah qué triste es la visión que ahora se tiene!
Llora el mago su amargura y soledad
Ya no es sabio, tonto y débil se mantiene
Pues su alondra se cansó y se fue a volar.
Mientras tanto el pobre brujo allá en su cueva
Derrotado, triste, llora sin cesar
Quedó liado fuertemente con su lengua
Y amarrado no se puede soportar.
Ya termina aquí este cuento donde aprendes
De los seres que hablan mucho a desconfiar
Porque puede suceder lo que aquí cuento
Terminar lo más valioso y solo estar.