En América Latina y el Caribe, 1.5 millones de niños, niñas y adolescentes han sido afectados por desastres naturales.
Históricamente, los países de América Latina y el Caribe han estado expuestos a desastres naturales como huracanes, inundaciones, deslizamientos de tierra y sequías. Los niños, niñas y adolescentes son los que corren mayor riesgo ante los peligros naturales, ya que su acceso a la salud, la nutrición, la educación y la protección se ven gravemente amenazados.
De enero a septiembre de 2022, más de 3,8 millones de personas, incluidos 1,5 millones de niños, fueron afectados por desastres naturales en 17 países y territorios de la región.
Durante la temporada de huracanes en el Caribe, se registraron al menos cuatro eventos importantes. Los huracanes Fiona, Ian, Julia y Liza dejaron a su paso por la región vías incomunicadas, tendidos eléctricos derribados, casas destruidas, interrupciones en el servicio eléctrico y de agua, así como miles de personas en albergues.
El 19 de septiembre, el huracán Fiona, categoría 2, entró a territorio de República Dominicana, con vientos máximos sostenidos de 155 km/h. El huracán, que golpeó la isla del Caribe obligó a 43 mil personas a dejar sus hogares, dos personas fallecidas y 28 comunidades incomunicadas, además de afectar el suministro de agua y energía eléctrica.
La madrugada de ese fatídico lunes quedó grabada en la memoria de Vickiana y sus hijos. “Fue una noche aterradora. Mucha brisa, se caían muchos árboles, se oía el viento y los zinc volando (…) Salí con los niños, todos juntos debajo del agua y de ese viento que casi no nos dejaba movernos. Era algo aterrador, estábamos muy asustados, más con los niños, con el bebé”, relata Vickiana quien junto a sus hijos Luisania (20), Edgar (17) y Keruin (11), y su nieto Brainiel (1) se resguardaron bajo de la cama y la mesa durante las peores horas de la tormenta. En la foto Edgar y Keruin observan el daño ocasionado por el huracán que destruyó completamente su hogar.
“Se mojaron todos mis colchones, los he tenido que dejar aquí, a la intemperie, porque no tengo donde ponerlos. Algunas cosas las pude salvar, pero otras se dañaron, y no tenemos economía para volver a construir nuestra casa”, agregó Vickiana.
Entre los colchones mojados, y las cosas que pudieron recuperar luego del paso del huracán, los niños aguardan a que su madre y abuela les indiquen dónde pasarán la noche.
UNICEF, junto a sus socios y autoridades nacionales, apoyó la respuesta a través de la distribución de kits de higiene, bidones de agua potable en los centros comunitarios.
También se brindó asistencia técnica a las autoridades para la restitución del servicio de agua potable, así como atención y detección temprana de desnutrición aguda en los territorios afectados para 40.000 niños, mujeres embarazadas y lactantes.
A finales de septiembre, con vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora y abundantes lluvias, el huracán Ian dejó un panorama desolador en las provincias de Pinar del Rio, Artemisa, el municipio especial de la Isla de la Juventud y daños significativos en la provincia de La Habana en Cuba.
Familias como la de la foto intentaron resguardar sus pertenencias y casas antes de la llegada de los fuertes vientos y lluvias. Sin embargo, el impacto del huracán dejó derrumbes parciales y totales en miles de viviendas, afectaciones a las coberturas e infraestructura de instituciones públicas, caída de árboles, al suministro de electricidad en el país, inundaciones en zonas bajas, así como cuantiosos daños en la agricultura.
UNICEF, junto a las autoridades, apoyó las respuestas de salud pública mediante acciones en los sectores de la educación, nutrición, protección, agua, higiene y saneamiento.
En octubre, el huracán Julia – categoría 1 en su paso por la región- afectó a Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Solo en El Salvador más de 1.200 personas tuvieron que buscar refugio.
«En la ciudad Bluefields Nicaragua, escenas como la de las fotos se repetían. Cientos de casas quedaron derribadas luego de los fuertes vientos, por lo que los niños y niñas aprovechaban estos espacios para jugar entre los escombros.
Cientos de personas tuvieron que dejar sus casas, con las pertenencias que podían llevar consigo para huir del desastre, como esta madre que amamanta a su bebé en la calle, mientras espera poder reubicarse.
Ante situaciones de emergencia por desastres naturales, el equipo de UNICEF junto a las autoridades nacionales y socios en terreno apoyan a las familias afectadas facilitando el acceso a agua segura y brindando apoyo psicosocial, así como otros servicios de protección a las poblaciones afectadas, y facilitando la continuidad de la educación a los niños, niñas y adolescentes.
Para 2023, UNICEF solicita USD$15,1 millones para apoyar la preparación general para emergencias y la respuesta a las crisis emergentes en toda la región de América Latina y el Caribe. Los fondos recibidos contribuirán a: fortalecer los vínculos entre la acción humanitaria y la programación para el desarrollo; crear servicios sociales que respondan a las crisis; y promover la protección de los niños y niñas en el centro de la acción humanitaria.