La reconstrucción material, emocional y del tejido social son una responsabilidad compartida y urgente en las zonas afectadas por el huracán Otis, dicen desde Arquidiócesis de Acapulco.
Osvaldo Moreno
(ZENIT Noticias / Acapulco).- A poco más de dos semanas de la devastación causada por el huracán Otis en Acapulco, Guerrero, la situación sigue siendo crítica para más de un millón de afectados. El Gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación a 47 municipios como zona de desastre. La Arquidiócesis de Acapulco, a través del padre Omar Infante, vocero de la Arquidiócesis, hace un llamado urgente a la solidaridad internacional.
El padre Infante informó a Zenit sobre los esfuerzos actuales y las necesidades apremiantes en la zona afectada: “Gracias al apoyo del pueblo mexicano, se han establecido comedores comunitarios para atender a cientos de familias, especialmente a niños, mujeres embarazadas y ancianos. Sin embargo, la necesidad de medicamentos es crucial debido a las infecciones respiratorias, y el suministro de agua es una prioridad inmediata”.
Retomó tres importantes puntos que Monseñor Leopoldo González González, Arzobispo de Acapulco, pidió en un mensaje para la recuperación de las zonas afectadas:
- Solidaridad para la reconstrucción:
Resaltó la importancia de la solidaridad como base fundamental para la reconstrucción. Enfatizó que la falta de agua y alimentos sigue siendo la necesidad más apremiante. Agradeció a quienes ya han contribuido a través de comedores y despensas, pero subrayó la urgencia de garantizar que todas las familias afectadas tengan acceso a lo básico para sobrevivir y que puedan colaborar en la reconstrucción material como fuente de empleo.
- Reconstrucción emocional de las personas:
Reconoció que: “El impacto emocional devastador que ha experimentado la comunidad. La pérdida repentina de hogares, trabajos y pertenencias, así como la tragedia de perder a seres queridos, ha dejado a muchas personas con ánimos caídos. Destacó la importancia de reconstruir no solo estructuras físicas, también el bienestar emocional de la comunidad”.
- Reconstrucción de la imagen de la ciudad:
Abordó la necesidad de reconstruir la imagen del puerto que se ha visto afectada por los actos de saqueo y violencia. Instó a la sociedad a trabajar conjuntamente, superando divisiones y sumando esfuerzos para restaurar la ciudad a su gloria anterior, destacó que la seguridad y la paz son responsabilidades compartidas. Dijo que la inseguridad y violencia que se vivía dese hace tiempo es una terrible falta de sensibilidad que no puede continuar.
El Arzobispo instó a la unión de esfuerzos entre autoridades, sociedad civil, empresas, universidades, iglesias y organizaciones para ayudar a los más necesitados. Hizo un llamado a abordar la seguridad en la sociedad como una urgencia y responsabilidad compartida para la reconstrucción del tejido social.
El padre Infante agradeció el apoyo de la sociedad y pidió: “Que no cese la ayuda por favor, porque las necesidades siguen siendo grandes en las zonas margínales”.