“Los espacios eclesiales de acogida en la Ciudad de México se encuentran saturados”. Así lo informa la Arquidiócesis Primada de México, preocupada por la difícil situación por la que atraviesan migrantes y refugiados en el país.
Vatican News
“Personas migrantes, desplazadas, refugiadas, deportadas y víctimas de trata han encontrado en la Iglesia un refugio acogedor, donde la ayuda humanitaria se manifiesta a través de espacios de acogida, alimentación, medicina, así como apoyo psicosocial y espiritual”: así se lee en el comunicado publicado por la Arquidiócesis Primada de México, en el que se informa a la sociedad sobre los esfuerzos realizados para “hacer valer marcos internacionales y acuerdos regionales para garantizar las mejores gestiones en beneficio de las personas migrantes y refugiadas”.
La arquidiócesis, que informa de la saturación de todos los espacios eclesiales de acogida en la Ciudad de México, y advierte sobre los cientos de personas migrantes que se encuentran en situación de calle, subraya la preocupación en particular por los más vulnerables: “los niños, niñas y adolescentes, así como las mujeres embarazadas y adultos mayores”.
Hace también presente su preocupación por los desalojos forzados y los traslados a estaciones migratorias y deportaciones a los estados del sur de México, motivo por el cual solicita “mejores gestiones para dar soluciones reales, duraderas e integrales”. Asimismo, piden que “la Ciudad de México como Ciudad Santuario” sea una ciudad hospitalaria y respetuosa de los derechos de toda persona, independientemente de su estatus migratorio, y recuerdan la solicitud del Papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes, en particular los que escapan de graves crisis humanitarias.
Por todos estos motivos invitan a tomar una serie de medidas que favorezcan a los migrantes, como la incrementación y la simplificación de la concesión de los visados y la apertura de corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, así como alojamientos adecuados y decorosos y una adecuada asistencia consular, entre otros.
Ya en el pasado XXI Encuentro Nacional de la Pastoral de Movilidad Humana del Episcopado Mexicano se denunció la difícil situación por la que atraviesan las personas migrantes y refugiadas en el país, que están – se lee – “viviendo un verdadero viacrucis y calvario… pues son víctimas de delitos, amenazas, extorsiones y violaciones a sus derechos humanos”.