El FMI realizó un análisis en 135 países durante 40 años para determinar cómo los estados corruptos aumentan la letalidad de eventos inevitables
Bárbara Anderson
El Fondo Monetario Internacional acaba de publicar un reporte con un timing brutal para México y su opaca asistencia a los damnificados por el huracán Otis: Corruption Kills, Global Evidence from Natural Disasters. Se trata de un análisis a lo largo de 135 países entre 1980 y 2020 que da evidencias econométricas de cómo la corrupción aumenta la pérdida de vidas humanas causadas por desastres naturales.
Hicieron muchos ejercicios y cruce de datos y resultados y hay un dato impactante: la diferencia entre los países menos y más corruptos implica un aumento de seis veces en el número de muertes causadas por desastres naturales.
“El coeficiente estimado de corrupción es estadísticamente significativo en todas las especificaciones, lo que implica que un aumento del 1 % en la corrupción equivale a un aumento de alrededor del 2,1 % en el número de muertes por población causadas por desastres naturales, después de controlar por otros factores económicos, demográficos, institucionales y sanitarios”, explican los autores de este análisis.
¿Por qué el terremoto de Haití de 2017 mató cientos de miles de personas y uno de similares características solo dejó heridos en Nueva Zelanda? ¿Tiene que ver la geografía o el nivel socioeconómico? “El impacto de los desastres naturales también es atribuible a las preferencias políticas y los fundamentos institucionales que determinan la calidad de la infraestructura pública, la eficacia de las respuestas de emergencia y los servicios de atención médica y rigen las prácticas comerciales y el cumplimiento de los códigos de construcción.”
¿Cómo multiplica la corrupción las muertes? (El Universal)
Con edificación irregular, con infraestructura de baja calidad y poca planeación, en falta de transparencia en el uso de los recursos públicos, en ausencia de instituciones sólidas dedicadas a la prevención y manejo de crisis y con débiles sistemas de salud y gestión de riesgos donde los presupuestos se van diluyendo en cientos de manos intermediarias en la opacidad.
Hay otros hallazgos interesantes en este reporte del FMI:
1) El PIB real per cápita es inversamente proporcional a las muertes relacionadas con desastres naturales. Los desastres tienden a provocar menos muertes en países con niveles más altos de ingresos.
2) La apertura comercial de un país (una medida de la integración y el desarrollo económicos internacionales) no parece tener un efecto estadísticamente significativo sobre las muertes por desastres naturales.
3) Los países con mayor calidad burocrática, mayor responsabilidad democrática y gobiernos más estables tienden a tener una menor mortalidad en eventos naturales.
4) El impacto es más fuerte en los países en desarrollo que en las economías avanzadas, destacando la relación crítica entre el desarrollo económico y la capacidad institucional para fortalecer la buena gobernanza y combatir la corrupción.
La corrupción no solo mata; la corrupción aumenta de manera brutal el número de muertes ante eventos inevitables como los desastres naturales porque tan letal como un huracán en su máxima potencia es un estado corrupto que llega tarde, que llega sin soluciones o que se aprovecha de manera favorable ante circunstancias tan indeseables como las que está viviendo hoy Guerrero tras el paso de Otis. (El Financiero)