La institución educativa inició impartiendo clases en un inmueble prestado del Coneval; pese a que le fue donado un terreno para instalarse, no existen ni los cimientos y tampoco tiene un rector que la dirija
El pasado 12 de octubre, el presidente Andrés Manuel López Obrador, echó a andar formalmente la Universidad de las Lenguas Indígenas de México (ULIM); sin embargo, esta institución nació sin un solo peso asignado en los Presupuestos de Egresos de la Federación para 2023 y 2024; tampoco tiene un edificio propio y el rector no ha sido nombrado.
De acuerdo con la programación de las autoridades de la ULIM, se prevé que será el año que entra cuando se muden a su campus central, un terreno de casi dos hectáreas que ni siquiera tiene indicios de que ahí estará una universidad, pues ahora no existen ni los cimientos de la obra.
La ULIM arrancó su labor impartiendo cátedra en un edificio prestado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en Adolfo López Mateos número 160, en la alcaldía Álvaro Obregón, pero solamente se ofrece una carrera (Lenguas Indígenas).
Tiene 17 profesores y 50 alumnos que provienen de distintas entidades del país, quienes estudian siete materias de la licenciatura.
El Presidente publicó el 6 de noviembre un decreto en el Diario Oficial de la Federación para crear el organismo público descentralizado con la finalidad de conservar, revitalizar y promover las lenguas originarias, así como adoptar medidas urgentes a nivel nacional e internacional con ese fin. Será “un organismo público descentralizado de la administración pública federal, con personalidad jurídica, patrimonio propio y autonomía operativa, técnica y de gestión, sectorizado a la SEP”, dice el decreto.
EL UNIVERSAL realizó una visita al plantel acondicionado y constató que autoridades educativas, maestros, alumnos y personal trabajan en ese inmueble.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el director de implementación de la ULIM, Crisóforo Cardoso Jiménez, reconoció que aún no tienen información sobre el presupuesto con el que operan: “Todavía no tenemos ese dato, pero debe ser una buena inversión para construir los edificios”.
Explicó que esperan trasladarse a su sede en la alcaldía Milpa Alta, para el ciclo escolar de agosto-septiembre de 2024.
Confirmó que tienen un terreno donado por la señora Susana Flores en las inmediaciones de Santa Ana Tlacotenco, en la alcaldía Milpa Alta, el cual consta de 1.7 hectáreas.
Aún no está en construcción el edificio central: “En este momento está en proceso de estudio de suelo para la construcción”, detalló.
Cardoso Jiménez dijo que uno de los principios del modelo educativo es el humanismo, que forma parte de los ideales de la Cuarta Transformación; también la interculturalidad, el ser plurilingüe, integral e indígena comunitario.
René Esteban Trinidad, director académico de la ULIM, expresó que trabajar en la institución “es un gran reto porque aquí vamos a estructurar, diseñar los programas curriculares, las materias van de la mano de los conocimientos, saberes comunitarios y la vinculación con los niños, jóvenes y adultos”.
Enfatizó que los estudiantes al egresar podrán realizar intervenciones en la revitalización y el fortalecimiento de las lenguas indígenas mediante la enseñanza, pues la carrera tiene una duración de cuatro años, que cursarán por semestre. Destacó que laboran 17 docentes, entre ellos cuatro refuerzos del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI).
El INPI otorgó a los estudiantes una beca de 2 mil 600 pesos mensuales, una computadora y tres alimentos al día en la institución.
Pese a que en la universidad no hay rector formal, el doctor Juan Carlos Reyez González se halla a la espera de su nombramiento.
René Esteban Trinidad explicó que el 21 de febrero del próximo año lanzarán la convocatoria para la licenciatura de Traducción e Interpretación de Lenguas Indígenas, y el 9 de agosto, la de Comunicación Indígena. Sin embargo, la carrera de Literatura en Lenguas Indígenas aún no tiene fecha para empezar.
¿Cómo se puede entrar a estudiar en la ULIM?, se le cuestionó.
“Para el ingreso a la universidad no realizan un examen de admisión, sólo una evaluación diagnóstico; no hay límite de edad y deben pertenecer a una comunidad indígena del país”, expuso.
Terreno en Milpa Alta
El terreno donado a la Universidad de las Lenguas Indígenas de México se encuentra por la carretera Xochimilco-Oaxtepec, en el paraje de Chichicuatitla, en las inmediaciones de la comunidad de Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta.
Este terreno, que es de difícil acceso, no tiene ningún letrero que indique que es propiedad de la institución educativa; tampoco hay elementos que indiquen la delimitación del predio, o personal y maquinaria para la construcción del inmueble.
La superficie está rodeada de algunos árboles, casas y cultivos. La única forma de llegar a la ubicación es a pie, en carro, motocicleta, caballo o burro, que son los medios de transporte que utilizan los habitantes en dicho camino, ya que no hay trasporte público en la zona.
Además, los vecinos del espacio están enterados de que el terreno fue donado a la universidad. Uno de ellos explicó a EL UNIVERSAL la delimitación del predio y cuestionó “¿por qué no han iniciado la obra, si ya tienen el espacio?”
Instalaciones de la ULIM
La zona donde se ubica la universidad hoy es un inmueble del Coneval. En el exterior se encuentra una placa con las siglas ULIM que acompaña los logos del Gobierno de México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI). En ese mismo espacio se improvisó un comedor, debido a que aún se observan las líneas amarillas que denotan que ahí había un estacionamiento. Se colocaron mesas, sillas y dos fotografías del Ejecutivo federal con integrantes de pueblos indígenas, así como un pizarrón con el menú del día, ya que se ofrecen almuerzo, comida y cena.
En este edificio hay cubículos para los profesores, una pequeña biblioteca con un estante de libros referentes a los pueblos indígenas y una mesa con seis sillas; en el mismo piso existe un salón de clases con sillas, pupitres y pizarrón.
En ese piso hay un salón que en el exterior dice: “Laboratorio de las lenguas indígenas”, y también una oficina encargada de la administración de la universidad.