Místicos católicos

Beata Jutta, (Judit o Ivette) de Huy, reclusa. 13 de enero.

Nació en 1158, en Bélgica, de familia adinerada, su padre era administrador de los bienes del obispo de Lieja. Desde muy niña dio signos de intensa piedad, que le llevaron a un gran anhelo de conservar su virginidad. No obstante, siendo adolescente, por no contrariar a sus padres se casó, para enviudar cinco años después, con tan sólo 18 años. A partir de entonces se dedicó a la caridad activa, desposeyéndose de todo y sirviendo a los enfermos en un hospital. sobre los 20 años cayó enferma gravemente y al sanar se recluyó al monasterio cisterciense de Huy, donde vivió durante 36 años recluida en una celda estrechísima, adorando incesantemente al Santísimo Sacramento por una ventanita de su celda, que daba a la iglesia. En una ocasión, un chiquillo agarró una lechuza y por hacer una travesura se puso el pájaro en la cabeza, se envolvió en una capa larga y entró en la celda de Judith, que gritó viéndolo como el diablo. El chico se echó a reír, pero ella arrojó la lechuza al fuego, que se chamuscó un poco antes de salir volando y ululando. Ante el olor a azufre que despidió el animal, Judith le dijo al niño: «No me había equivocado, ese olor es sin duda el del diablo

A través de la oración, la contemplación, la mortificación y la práctica de las virtudes, especialmente la obediencia, la humildad, la paciencia, la compasión con los pecadores se elevó al más alto nivel de perfección. Tenía una verdadera hambre de la Santa Comunión y en dos ocasiones, no habiendo sacerdote, se le apareció San Juan Evangelista y le dio la sagrada comunión. En otra ocasión, en Navidad, vio en el templo a una dama muy atenta, exteriormente, al altar, pero en su interior sus pensamientos volaban lejos de la misa, al levantarse a comulgar, vio como le acompañaban dos diablos que la animaban a ello. Al llegar al altar, la mujer quedó inmóvil y los demonios insistían en que comulgara… ante esto, vio cómo la hostia santa volaba de las manos del sacerdote y desaparecía en lo alto. Esto le hizo adorar más al Señor en el Santísimo Sacramento. Después de una vida entregada a la oración, los éxtasis y penitencias, murió el 13 de Enero de 1228.

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Colegio Fray Jacobo Daciano