Muere a los 100 años Henry Kissinger, el hombre duro de la política exterior de EU

El político estadounidense de origen judeoalemán ejerció como secretario de Estado durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford. También apoyó a las dictaduras militares en Chile, Argentina, Brasil y Uruguay

Henry Kissinger, el controvertido secretario estadounidense de Estado en los Estados Unidos con dos presidentes en el siglo XX falleció este miércoles en su casa, en Connecticut, a los 100 años de edad. Según un comunicado oficial.

El escrito donde se dio el anuncio no informa las causas del deceso. En cambio resalta que Kissinger fue un respetado estadista estadounidense.

Medios de Estados Unidos señalan que el político se encontraba en su hogar en Connecticut.

¿Quién era Henry Kissinger?

Nacido el 27 de mayo de 1923 en Alemania, su familia huyó del régimen nazi y llegó a Estados Unidos en 1938.

Sirvió en la 84 División del ejército estadounidense entre 1943 y 1946. Se le concedió la medalla de bronce por su servicio.

En 1950 se graduó con honores en Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard. Con su reputación militar y académica, el presidente Richard Nixon lo nombró asesor de Seguridad Nacional en 1969 y secretario de Estado en 1973.

Juntos, Nixon y Kissinger definieron un tipo de política exterior de Estados Unidos agresiva, polémica. Siguió siendo un maestro de la diplomacia hasta 1977, bajo la presidencia de Gerald Ford.

La guerra de Vietnam, los desencuentros con la Unión Soviética en la Guerra Fría, todos llevan el sello de Kissinger.

El poderoso secretario de Estado también ha sido relacionado con la intervención de Estados Unidos en los golpes de Estado que ocurrieron en América Latina en los años 70.

Al mismo tiempo, fue uno de los grandes defensores de la política de distensión con China y a él se le atribuye el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y el gigante asiático, en 1972.

Pese a las críticas por la guerra de Vietnam, Kissinger logró establecer un alto el fuego temporal y fue clave en los acuerdos de paz de París por los que Estados Unidos se retiró del conflicto. Eso la valió recibir el Premio Nobel de la Paz, en 1973.

Reconocido estratega, Kissinger también medió entre Israel y Egipto para poner fin a la guerra de Yom Kippur.

La principal polémica de su gestión la marcó, sin duda, su relación con América Latina, una región sumida en la inestabilidad en los años 70. Decidido a contrarrestar la influencia comunista de la URSS, apoyó a las dictaduras militares en Chile, Argentina, Brasil y Uruguay.

“La mano de Kissinger no sólo fue visible en su papel en el Cono Sur, sino también en Centroamérica. Creo que la mayoría de la gente no se da cuenta de que Estados Unidos jugó un papel en la desestabilización de los gobiernos de Bolivia y Uruguay, trabajando con los brasileños”, señaló en su momento el historiador Stephen G. Rabe.

Así, tuvo un papel clave en la Operación Cóndor, la campaña de represión y espionaje en estos países que derivó en la desaparición y asesinado de opositores a los regímenes dictatoriales.

Para algunos, Kissinger fue un criminal de guerra que eludió la justicia. Otros lo consideran un estratega brillante. Indudablemente, fue uno de las figuras políticas más influyentes de Estados Unidos.

“Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses», es una de sus frases más conocidas, y una que definió su estilo político.

Apasionado del futbol, tras salir de la política Kissinger fundó una empresa de consultoría internacional: Kissinger Associates.

Kissinger jamás mostró atisbo de arrepentimiento por sus acciones, menos se disculpó. Cuando un periodista de la cadena estadounidense CBS le preguntó, con motivo de sus 100 años, sobre sus acciones en Camboya, Kissinger se molestó. “Haces este programa porque voy a cumplir 100 años. Y eliges un tema de algo que ocurrió hace 60 años. Tienes que saber que era un paso necesario”.

Pese a que fue sometido a diversas cirugías cardíacas, se mantuvo activo hasta el final, dando consejos sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, y la relación con China. Fue sobre este país que lanzó una de sus últimas advertencias: “Ambas partes se convencieron de que la otra representa un peligro estratégico. Vamos camino a una confrontación entre grandes potencias”.

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