Sube el nivel del mar y el riesgo para las poblaciones costeras mexicanas

Los 11 mil km de costas de México son altamente vulnerables al cambio climático, advierten los especialistas que predicen un acelerado incremento de los mares y desastres. El reto, la prevención

Si todos los días se derramara el agua de un millón de piscinas olímpicas al océano, al final del año el nivel del mar habría aumentado entre 3 y 4 milímetros. No parece mucho, pero es una fórmula peligrosa que se ha repetido sobre los mares del planeta en los últimos años, como uno de los efectos del calentamiento de la Tierra.

Hace justo 20 años, los satélites comenzaron a observar la altura de la superficie marina con la misión estadounidense-francesa TOPEX/Poseidón. Desde entonces, el nivel medio global del mar ha aumentado más de 10 centímetros, según datos de la NASA, pero la tasa de aumento anual ha crecido vertiginosamente. Según mediciones satelitales a largo plazo, la tasa proyectada de aumento del nivel del mar alcanzará hasta 8 milímetros por año para 2050.

“El ser humano influye en el planeta de forma global”, señala el doctor Joan Albert Sánchez Cabeza, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM. El especialista en el estudio de procesos oceánicos y costeros, señala que el cambio global integra una serie de cambios a gran escala por diversos procesos antropogénicos que alteran componentes biofísicos, como atmósfera, océanos, recursos hídricos, suelos y biodiversidad, entre otros. “Dentro de estos procesos se encuentra la contaminación por efecto de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Los resultados de estas emisiones es lo que llamamos cambio climático. Entonces el cambio global es un concepto más amplio; mientras el climático parte de esa transición global, pero ambos se relacionan directamente”.

El cambio de los ecosistemas marinos

Precisamente el aumento del nivel y temperatura de los océanos es una muestra de la integración de ambos conceptos y de los riesgos en aumento de las poblaciones costeras. Con sus 11 mil kilómetros de costas en el Pacífico y el Atlántico, México es altamente vulnerable a los efectos de la crisis climática, como tormentas, sequías e incremento del nivel del mar. En este último aspecto, comparte riesgos con otras naciones latinoamericanas, como Argentina, Brasil y Panamá, expuestas también a la llegada irreversible del agua.

Sánchez Cabeza subraya que uno de los efectos del cambio climático que se está viendo desde principios del siglo XX es que el nivel del mar aumenta; aunque desde un punto de vista geológico en realidad tendría que estar disminuyendo por la tendencia hacia la glaciación, pero la temperatura no está bajando. “El aumento del nivel del mar es crítico en la zona costera porque cada año estamos hablando de 4 a 5 milímetros de crecimiento, un indicador de que hay zonas que cada vez están en mayor riesgo de inundación, como muchos casos ya documentados en nuestro territorio, principalmente en el Golfo de México”.

De hecho, un reciente reporte del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático señala que 60 % de las inundaciones en ciudades de México se presentan en las regiones costeras del Golfo y 40% de los riesgos de inundación están concentrados en Veracruz y Tabasco.

La NASA creó Sea Level Projection, una plataforma que permite ver y descargar proyecciones sobre cómo aumentará el nivel del mar y es precisamente esta zona la que presentaría el mayor impacto en el siguiente siglo, aunque en general toda la zona costera está en riesgo.

“En los últimos años o incluso décadas, el agua no solo desplaza la línea de mar que vemos en la playa, sino que aumenta las posibilidades de la llegada de eventos extremos y daños cada vez más fuertes a las poblaciones de estas zonas. Los zonas montañosas bajas son altamente vulnerables a este tipo de eventos en México donde son evidentes los efectos del cambio climático”.

Con estos eventos se crea una especie de efecto dominó en los ecosistemas. Aparte de su devastador impacto en las vidas humanas y las propiedades, el reciente huracán Otis ocasionó daños en el bosque tropical de los alrededores. La intensidad y frecuencia de los ciclones tropicales pueden reducir la capacidad de los bosques tropicales para secuestrar el carbono.

El especialista en cambio global y climático señala que el tema de Otis es un tema subyacente que desde hacía mucho se hablaba en la comunidad científica como resultado del calentamiento de los océanos. “Se calienta todo el planeta y los océanos absorben 90% de la energía que hay en el sistema climático”, señala sobre los sensibles ecosistemas marinos, responsables de transportar esta energía y consecuentemente responsables de eventos meteorológicos extremos cómo los huracanes.

Las aguas de los océanos, y en particular del Pacifico, han subido su temperatura. “Este año, de hecho, no solo se ha llegado a un máximo de temperatura atmosférica en todo el mundo, sino también la temperatura en los océanos ha sido especialmente alta. Estamos en máximos de temperatura superficial del océano en todo el mundo. Los huracanes se alimentan de esta energía y son cada vez más intensos. Todo el sistema climático se está acelerando”.

Aparte de la llegada de Otis, el investigador también señala la reciente presencia del huracán Patricia, un ciclón tropical originado en octubre de 2015 en el océano Pacífico, al sur del Golfo de Tehuantepec. “Huracanes ha habido siempre y los seguirá habiendo”, señala Sánchez sobre fenómenos que ya han mostrado su fuerza y su intensificación es una alerta climática que no puede discriminarse.

Herramientas científicas

Las investigaciones científicas sobre cambio climático deben ofrecer soluciones de adaptación basadas en la naturaleza, fundamentales para amortiguar los impactos en las poblaciones humanas y que estén en relación directa con el desarrollo de políticas públicas.

Desde hace 10 años existe el proyecto de Observatorios Costeros del Cambio Global, ubicados en tres sedes del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología: Mazatlán, Ciudad del Carmen y Puerto Morelos.

Sánchez señala que el objetivo general del proyecto es identificar y cuantificar el impacto del Cambio Global sobre la zona costera mediante la determinación de indicadores tales como la temperatura y salinidad superficiales del océano, el nivel del mar y las tareas de acumulación sedimentaria, como reflejo de los cambios de uso de suelo.

En ciencia, la creación de bases de datos son recursos fundamentales para implementación de sistemas de vigilancia a largo plazo. “Así observamos cómo sube la temperatura del agua de mar, el nivel de los océanos e identificamos zonas de baja cantidad de oxígeno (zonas de hipoxia, donde se aprecian zonas de cambio climático y cambio global) porque generalmente estos lugares tienen alto impacto del ser humano por zonas urbanas o zonas de intensa agricultura. En las zonas costeras hay exceso de nutrientes y se desarrollan procesos que acaban con el oxígeno, ocasionando las llamadas ‘zonas muertas’”.

México enfrenta costos económicos significativos debido al cambio climático, los cuales podrían alcanzar el 6.9 % del PIB para 2050 y el 18.4% en 2100. En lo que va del 2023, México ha destinado alrededor de 120 mil millones de pesos para enfrentar la crisis climática.

Según datos del Atlas de Vulnerabilidad del INECC, 75 municipios presentaron vulnerabilidad muy alta; 405, alta, en 13 estados. Mil 448 municipios enfrentarán condiciones de vulnerabilidad muy alta o alta en poco más de dos décadas. Cuatro grandes vulnerabilidades en los asentamientos humanos: inundaciones, deslaves, estrés hídrico e incremento potencial de enfermedades transmitidas por vectores.

“Hay otro tema, quizás menos mencionado, pero que creemos que a largo plazo será el más importante: la acidificación de los océanos. Debido a un aumento del dióxido de carbono, el pH del mar disminuye y eso puede tener consecuencias muy graves”, señala sobre un fenómeno que en las costas del Pacífico ya registra una disminución del pH en 0.5, lo que puede tener graves consecuencias en el crecimiento de corales y la red trófica marina.

El científico concluye señalando que hay muchas herramientas científicas para prevenir estos desastres, como toda el área satelital y los modelos numéricos climatológicos. “En México hay muchos grupos que se dedican a producir todo este conocimiento, a generar herramientas para contrarrestar daños, pero otra cosa es ser lo suficientemente rápidos o inteligentes para adelantarnos, es decir, de identificar y reconocer adecuadamente los riegos para alertar a la población y dar recomendaciones en tiempo y forma”, señala y agrega que los sismos nos han puesto a prueba, pero en temas climáticos incluso hay más tiempo para generar alertas. “Los huracanes quizá son un extremo de esto, pero nunca se debe infravalorar su impacto”, acota.

Sánchez Cabeza señala que en México uno de los grandes retos es la cultura de la prevención, que debería potenciarse más sin dejar atrás las lecciones de lo que ha ocurrido en el pasado. “Son fenómenos que ahí han estado y continuarán, pero más intensos por lo que debemos estar preparados con más herramientas de predicción y manteniendo los esfuerzos científicos que finalmente son los que dan la información de hacia dónde va el clima y su impacto en nuestro territorio”.

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