No se ve un ánimo de ordenar el mensaje y presentarla con un liderazgo democrático
Xóchitl ha tenido entre agosto y noviembre tres contextos diferentes. Tuvo un destape fenomenal. En pocos días vimos su mejor cara, sonriente, exultante; con un toque de modestia y frescura, se le oía con frecuencia en los medios de comunicación con optimismo. Al allegro maestoso siguió un andante con marcha fúnebre. Las encuestas registraron una caída de la cual no se ha recuperado. La de Mitofsky del arranque de precampañas la ubica a 24 puntos de Claudia.
La tercera etapa está por escribirse.
¿A qué se debe el descenso? ¿Es remontable o definitivo? Se debe —desde mi perspectiva— al efecto simultáneo de cuatro elementos:
a) Los ataques orquestados por el oficialismo, incluido el presidente.
b) La confrontación partidista, que parece ocurrir sin que ella pueda controlarla.
c) Un precandidato en Movimiento Ciudadano.
d) Orden en el mensaje.
El primero, más que hipotecarle apoyos directos, tuvo un efecto disuasorio para un sector del empresariado y algunos formadores de opinión locales: apoyarla era ponerse en contra del presidente, la gente sigue teniendo miedo de expresar sus preferencias políticas abiertamente porque existe un temor ¿fundado? a la represalia. Algo así como si el que la apoya a ella se mete conmigo.
El segundo es la impúdica exhibición de egoísmo de los partidos. Desde las impugnaciones de Silvano y Mancera hasta el agresivo agandalle de posiciones en el Legislativo. No tienen llenadera y a pesar de que en las encuestas son un lastre: el PRI trae -42% en el balance de opiniones y el PAN -26%, pero están dispuestos a comerse su filete aunque su candidata pierda credibilidad.
El tercero es que MC tiene su parte y no es menor. Samuel García no trae fuerza argumental, pero bloqueó la posibilidad de que Ebrard se presentara por ese partido y ahora divide el voto opositor. Parece más producto de una presión que de una decisión estratégica. Todo el esfuerzo del “Méxicolectivo” parece superfluo con el “Fosfo Fosfo”, pero hoy la mayor parte de los jóvenes tiende a consumir TikTok, es decir, no se informan sino se divierten. Samuel arranca con 11% y quiere conquistar al electorado juvenil que ha llevado a Milei y Novoa a la Presidencia de sus países.
El cuarto es la propia campaña. Mientras Claudia tiene asesores internacionales para mejorar su perfil (hay que ver su TikTok en donde aparece graciosa y juguetona), Gálvez sigue con una lógica muy tradicional y las diferencias de seguidores en sus cuentas son descomunales. No se puede arrancar una campaña descuidando algo tan importante. Su mensaje es temeroso, como si tuviera pavor de haber convocado a toda la prensa en Coyuca y haber denunciado la ineficacia del gobierno en la gestión de la crisis provocada por Otis. No se ve tampoco un ánimo de ordenar el mensaje y presentarla con un liderazgo democrático, pero resolutivo. La candidata multinivel debe sorprender a audiencias variadas. El efecto del “no voy a contratar huevones” ha dejado de ser una sorpresa y es la pesadez de un chiste ya contado. Le faltan conejos en la chistera, un ánimo resolutivo para ordenar su coalición y rodearse de profesionales que la pongan en el mismo plano que CSP quien tiene a todo el Estado detrás, o del ingenioso Samuel que tiene más ocurrencias que ideas y más cháchara pro juvenil que tesis socialdemócratas. Hoy las elecciones se ganan con esos factores. (El Universal)