J. LUIS SEEFOÓ LUJÁN //  ¿A quién beneficia aumentar la superficie urbanizable?  

Quizá la respuesta sea: depende hacia dónde se quiere urbanizar 

Los planes de los políticos profesionales son difíciles de entender: en 2008 y 2015 advertían un lento crecimiento poblacional en Zamora  con despoblamiento en algunos pueblos y colonias; y, en lugar de disminuir la superficie urbanizable, resolvieron aumentarla. Tiempo después, en 2023, de nuevo se dan cuenta de un estancamiento poblacional acompañado de expansión desproporcionada del suelo urbanizado y urbanizable, entonces proponen no acrecentar el área urbanizable sino consolidar el espacio de Zamora. 

Curioso: tanto en 2008, 2015 como en 2023 los políticos sabían que no era necesario cubrir más tierras de cemento, pero en 2008 aumentaron la superficie  estimulando la oferta de lotes, mientras que en 2023, sugieren reducirla. 

La cuestión no es sencilla. A primera vista, si aumenta la oferta de suelo urbanizable es viable hallar terrenos no demasiado caros para viviendas de interés social; si, por el contrario, se achica la superficie, si es menor la oferta, se propicia que el metro cuadrado aumente de precio, presionando a la población de menores recursos económicos. 

Los comentarios de este escrito se basan en el documento Programa Municipal de Desarrollo Urbano de Zamora, Michoacán, 2023 (Plan 2023), alojado en la página del gobierno municipal bajo los logos del mismo y de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano; texto que en distintos enunciados hace referencia al estancamiento y/o decrecimiento poblacional, como anoto a continuación. 

¿Diagnósticos similares y  remedios diferentes? 

Primero, basado en los censos y los conteos, de 1990 a 2020, estima una tasa de crecimiento (interés compuesto) de 1.2, con clara disminución de 2005 a 2020 (pág. 23). Más adelante, de 1990 a 2020,  calcula un crecimiento poblacional porcentual de 41.4% que coteja con un aumento porcentual territorial (medido en hectáreas) de 1,013% entre 1976 y 2020 (p. 31). Tal vez el cotejo más adecuado sea la variación en la superficie de 2000 a 2020 que fue de 2833 hectáreas y equivale al 273.98%. 

Una observación secundaria es: comparar o proyectar curvas o tasas de población con dataos construidos con metodologías y temporalidades diferentes puede ser erróneo: los censos decenales tienen una cobertura casi universal, no así los conteos intermedios. 

La constante y/o decrecimiento poblacional “de los centros de las ciudades y cabeceras” y periferias que crecen a mayor ritmo se lee en la página 33; excepto Atecucario, Romero de Torres y Ex Hacienda del Refugio que decrecen (p. 74). De igual modo es importante resaltar que el Plan 2023 en cuestión proyecta el  cambio 30,135 habitantes entre 2020 (204,860) y 2045 (234,995) (p.74). 

En otro pasaje leemos “se infiere que continuará la tendencia de despoblamiento de la ciudad interior, no obstante su colindancia al sur con la conurbación de Jacona; mientras seguirán creciendo las periferias urbanas en los lotes baldíos disponibles (p. 77). Más delante precisará: “no se requiere suelo urbanizable” (p. 79). 

Dicha afirmación  se sustenta en las “manchas vacías” que existen al interior de Zamora, condición descrita de la siguiente manera:  

Para el caso del sistema de localidades urbanas del municipio de Zamora, en este escenario se prevé la ocupación de la gran cantidad de lotes baldíos y suelo intraurbano vacante cuya disposición coincide con las tendencias de crecimiento poblacional hacia el norte, poniente y oriente de la cabecera municipal. Bajo este escenario, las zonas en donde preponderan los lotes baldíos y son susceptibles de ocuparse de forma intraurbana en los diferentes horizontes de planeación hasta el año 2045 superan por mucho la demanda de suelo de 464.0 hectáreas y alcanzan las 538.3 hectáreas (..) lo que sugiere que no se requiere suelo urbanizable (p.79) 

En sentido similar, la propuesta del Plan 2023 narra que “Zamora presenta importantes cantidades de lotes baldíos y poca superficie de suelo intraurbano vacante” y cuantifica en 18,728 lotes baldíos con respecto al resto de las localidades urbanas que suman 3,631 lotes baldíos (p. 40). 

Suponiendo que fuese posible utilizar esos 18,728 lotes y que en cada uno se construyera una casa habitación para la ocupación promedio de 3.6 residentes, en ellos se alojarían 67,420 personas. Un tercio del Zamora actual. Obvio que el uso vía compra, renta, donación, no es “enchílame otra” porque los propietarios y/o posesionarios no pueden ser obligados a invertir en una construcción. Amén de las encrucijadas legales que cursan muchas propiedades. 

Casi los mismos gobernantes en 2008 y 2023 

Hace cosa de quince años y ahora, 2021-2023, la misma persona ocupa  la  dirección de planeación urbana en Zamora y el municipio, entonces y hoy, es administrado por el mismo partido político, quizá con similares intereses inmobiliarios. 

Y hace quince años como ahora, el promocional gubernamental para revisar y actualizar el Programa de Desarrollo Urbano de Zamora 2008-2028 reactivaba las  interrogantes  planteadas en la actualidad. La iniciativa de José Alfonso Martínez Vázquez, alcalde, y del arquitecto Francisco Avalos Bolaños, director de desarrollo urbano y planeación, en 2008 destinaba 1,250.77 hectáreas para crecimiento urbano habitacional proyectadas a corto, mediano y largo plazo y estimaba una  densidad media de   habitantes 84.18 por hectárea.  En consecuencia, 1250.77 podrían  dar cabida a  105,289.8 personas más. En aquellos años la población del municipio sumaba 186,102 habitantes (INEGI, Censo 2010). 

Ahora, 2023-2024, el presidente Carlos Alberto Soto Delgado, y el director de planeación urbana, arquitecto Francisco Avalos Bolaños, avalan una propuesta que sugiere “reducir” el suelo urbanizable: 203.8 hectáreas como “reservas de consolidación a corto plazo”; 114.8 ha para “crecimiento a mediano plazo”, al poniente del libramiento”; y, 701.7 ha para la “consolidación a largo plazo” , ubicadas entre la franja anterior y la mancha urbana (tierras de alta productividad agrícola), que suman 1020.3 ha (p. 79). 

Con base en las consideraciones anotadas en el mismo documento: 60 viviendas por hectárea y 3.6 (4) habitantes por vivienda, ¿hablamos de 61,218 viviendas y 220,384.8 habitantes? 

La interesante página 79 dice: “Finalmente, es prioritario que se reduzca el resto de las zonas de crecimiento urbano del Programa vigente que favorecen una expansión desordenada y dispersa”.  

¿De qué se trata? 

En el discurso crean la ilusión de un paquete de medidas urbanas para “favorecer el desarrollo sostenible”. En la apariencia formal hablamos de “un instrumento de planificación fundamental para la gestión territorial de los gobiernos municipales. Orienta y determina las acciones e intervenciones del sector público y privado en el orden local, y su cumplimiento favorece el desarrollo sostenible” (p. 1), pero, ¿se quiere corregir la expansión desordenada y dispersa?  Es posible. Quizá deberíamos dar el beneficio de la duda a quienes han gobernado a Zamora por más de treinta años. 

La alegría con que Miguel Angel Sandoval Rodríguez (SEDATU, Morena) respalda el plan municipal que promueve Carlos Alberto Soto Delgado (Alcalde, PAN), y el saber que a diagnósticos similares (estancamiento poblacional) se responde con remedios diferentes: (ampliar el suelo urbanizable en 2008; reducirlo en palabras no en cifras ni en los planos, en 2023), anima la pregunta: ¿A quién beneficia aumentar o reducir la superficie urbanizable 

Zamora, Michoacán,  enero 11 de 2024 

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JOSÉ LUIS SEEFOÓ LUJÁN

Dr. José Luis Seefoó Luján. Investigador en el Colegio de Michoacán. Normalista rural en los años sesenta, realizó estudios de economía en la Universidad Autónoma de Nayarit.

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