JEAN MEYER // La Navidad de las matanzas

En la mortífera y atroz primera guerra mundial, de manera espontánea, sin ningún convenio oficial, los soldados impusieron a sus jefes la tregua de Navidad; hasta intercambiaron palabras, cantos y regalos, creo recordar que hubo por aquí, por allá, encuentros de futbol. No se le ocurrió al dizque muy cristiano presidente Vladímir Putin, ni al primer ministro Benjamín Netanyahu decretar una tregua en la noche del 24 al 25 de diciembre. Redoblaron los bombardeos que, además de matar civiles, niños y mujeres en su mayoría, destruyeron templos, mezquitas y sinagogas. Ha de ser eso que llaman “Progreso”. 250 muertos civiles en Gaza en Nochebuena.

No fue la hermosa “Navidad en las Montañas”, sino una navidad de matanzas donde la G de Gaza remite a la G de Grozny, otra ciudad cuyo martirio, hace más de veinte años, dejó al mundo indiferente. En tres meses de bombardeo tan incesante como indiscriminado, cerca de 25,000 personas, niños y mujeres en un 70% perdieron la vida bajo las bombas que manda el ejército israelí. Buena parte del material mortífero viene de los Estados Unidos. ¿Cómo reclamarle al presidente Putin la destrucción sistemática de Ucrania, si uno no le exige al aliado Netanyahu poner fin a la masacre de los inocentes? En el calendario litúrgico cristiano, al nacimiento de Cristo le sigue la matanza de los niños ordenada por Herodes.

Tanto por razones morales como estratégicas, el alto mando civil y militar de Israel, comete algo que, en palabras del cínico e inteligente Talleyrand, es “peor que un crimen: un error”. En efecto, Tsahal y su gobierno civil, repiten a escala mayúscula lo único que supieron hacer en el pasado; a cada ofensiva de Hamas han contestado con bombardeo, cada vez con más intensidad. ¿De qué ha servido en el pasado y de qué servirá ahora? Perdonando la metáfora, están podando el pasto y el mismo vuelve a crecer, posiblemente más resistente.

Estos hombres prometieron liberar a los rehenes israelíes y acabar con Hamas. No lo han logrado y ahora anuncian una guerra larga, si esto se puede llamar “guerra”. Eso sí, Netanyahu, el granuja Bibi, salva su pellejo y sigue en el poder. El 6 de octubre estuvo a punto de caer. Ahora la “guerra” lo mantiene en silla y no se harán las cuentas antes de que termine, a pesar de que todo Israel sabe que él y su gobierno tienen una responsabilidad tremenda en el éxito sobre Hamas que inició con crímenes incalificables. Bibi ha logrado la hazaña increíble de acabar muy pronto con la simpatía internacional inicial a favor de Israel. Hizo de Israel el judío de las naciones. Le hace el juego a Putin en su agresión contra Ucrania, pero esa es otra historia.

Con ironía negra y terrible, Bassem Yusef, cardiólogo egipcio en exilio en EEUU desde 2014, humanista y humorista, pregunta cuál es el valor en Bolsa de la vida humana, y contesta: “¡Qué aburrido! Los palestinos siempre sobreactúan al repetir que Israel quiere matarlos. Pero nunca acaban de morir, regresan siempre, son muy duros de matar. Lo sé muy bien porque estoy casado con una palestina. Intenté matarla muchas veces y no lo he logrado. Se sirve de nuestros hijos como escudo humano”. Visionado 21 millones de veces en YouTube.

¿Israel? Un amigo me dice que todos están marcados por el trauma del ataque del 7 de octubre y que eso va a durar y transformar a la sociedad. La minoría pacifista queda satanizada: sin embargo, un centenar de valientes israelíes se reunieron frente a la embajada de los EEUU para pedir un cese al fuego y el fin del ciclo de violencia. Ahora la izquierda duda de la posibilidad de convivir con un Estado palestino. Todos han descubierto que Israel no es invencible, no es inmortal. Y sigue la matanza.

P.D. En mi artículo “Navidad en Ucrania” dije de manera errónea que los ortodoxos ucranianos ligados al patriarcado moscovita celebran la fiesta el 7 de enero. Pues no: en claro distanciamiento de Moscú, celebraron el 25 de diciembre, como todos los cristianos de Ucrania.

Historiador en el CIDE

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JEAN MEYER

Dr. Jean Meyer. Francés nacionalizado mexicano. Historiador. Licenciado en grado de doctor por la Universidad de la Sorbona. Profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) donde además fundó y dirigió la División de Historia.

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