Cuesta trabajo entenderlo, pero todo parece indicar que Donald Trump, en noviembre próximo, va a ganar la elección y volverá a ser el presidente de los Estados Unidos de América por otros cuatro años. Las encuestas publicadas le dan una alta probabilidad de ser el candidato del Partido Republicano y ganar la elección al hoy presidente Joe Biden, que busca la reelección -con un nivel de aprobación muy bajo-, apoyado por el Partido Demócrata. El que Donald Trump esté cuatro años más gobernando el país más poderoso de la Tierra no son buenas noticias y tendrá impacto en todo el mundo. Apenas el pasado lunes, el New York Times alertaba en un editorial sobre los riesgos que traería para los Estados Unidos y para el mundo un probable segundo mandato de Trump.
Para México, Estados Unidos es un país prioritario, no sólo por la cercanía geográfica que une a nuestras naciones, sino por la problemática compartida que arrastramos desde siempre: seguridad, migración, drogas, tráfico de armas, y muchos etcéteras más. Me refiero, por ejemplo, al tema migratorio: cualquiera pensaría que un asunto tan complejo como la migración ilegal, que encierra en sí mismo un conflicto de fondo para muchas naciones, debería de abordarse de forma multilateral, con visión estratégica, buscando soluciones de largo plazo, y no, como pretende resolverlo Trump, utilizando todo su poder y su fuerza para imponer a otros países sus propias definiciones sobre el problema. La política migratoria de Trump -ya quedó demostrado en su primer mandato- fue una política de terror. Basta ver lo que hizo dentro de su territorio con los migrantes ilegales -incluyendo a menores de edad-, por cierto, una gran mayoría de ellos mexicanos: acoso, redadas masivas, más y más deportaciones.
Los daños que han causado las políticas impulsadas por Trump son incuantificables. En el ámbito internacional, dio marcha atrás al Acuerdo de París, que busca frenar los impactos del Cambio Climático en el mundo; sacó a su país de la Organización Mundial de la Salud quitándole a ésta el apoyo económico; se retiró del Acuerdo Transpacífico (TPP) cuando ya se encontraba en su fase de ratificación; le declaró una guerra comercial a China poniendo en jaque los mercados de todo el mundo; Trump es una amenaza para la cooperación internacional. Por lo que toca a su país, su discurso polarizador y xenofóbico que ha provocado la violencia en las calles, ha causado un enorme daño a la imagen de los Estados Unidos. Por si todo esto fuera poco, Trump -con su talante antidemocrático-, se negó a reconocer los resultados de la elección de hace cuatro años en que fue derrotado por Biden, movilizó a sus seguidores en contra del Congreso poniendo en riesgo a toda la nación.
La democracia enfrenta una dura prueba. Ni a México ni al resto del mundo le conviene que Trump gane la elección de noviembre próximo. Es cierto que, a juicio de muchos norteamericanos, Biden tampoco ha sido un buen presidente, lo perciben débil. Pero, en las difíciles circunstancias que el mundo está viviendo, lo mejor sería que continúe en el cargo. Un triunfo de Trump podría ser catastrófico para toda la humanidad.
@jglezmorfin
Abogado