P. JAIME EMILIO GONZÁLEZ MAGAÑA, S. I. // Sobre el sentido pastoral de las bendiciones

En mi opinión, ha sido exagerada y deshonesta la reacción que han manifestado algunos sectores de la Iglesia a propósito de la Declaración Fiducia supplicans sobre el sentido pastoral de las bendiciones, en la mayoría de los casos, sin conocimiento profundo de la situación. Naturalmente, están en su derecho de opinar e, incluso, de criticar. Sin embargo, esto no justifica sus expresiones de odio y desprecio al Santo Padre, cuando -insisto-, algunos ni siquiera han leído detenidamente el documento y, otros, demuestran un amplio desconocimiento de la Sagrada Escritura y de otros documentos del Magisterio de la Iglesia que ayudan a entender el contexto, el significado y el alcance del documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. No se ha tratado de ninguna improvisación y la publicación ha sido hecha después de una larga reflexión, oración y discernimiento que es lo que algunos se empeñan en no aceptar.

El 18 diciembre próximo pasado, el Prefecto, Cardenal Víctor Manuel Fernández, declaró abiertamente «la presente Declaración ha tomado en consideración varias cuestiones que han llegado a este Dicasterio tanto en años pasados como más recientemente. Para su redacción, como es práctica habitual, se consultó a expertos, se llevó a cabo un amplio proceso de elaboración y el borrador se debatió en el Congreso de la Sección Doctrinal del Dicasterio. Durante este tiempo de elaboración del documento, no faltaron las conversaciones con el Santo Padre. Finalmente, la Declaración fue presentada al Santo Padre, que la aprobó con su firma […]. La presente Declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión.

No obstante, el valor de este documento es ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica. Tal reflexión teológica, basada en la visión pastoral del Papa Francisco, implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia. Esto explica que el texto haya adoptado la forma de una ‘Declaración’. Y es precisamente en este contexto en el que se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio». 

         Por la noche del domingo 14 de enero, el Papa participó en el programa de televisión italiano “Che tempo che fa” y, a una pregunta del presentador Fabio Fazio, dijo por primera vez de forma pública: «A la hora de tomar una decisión, hay un precio de soledad que tienes que pagar y a veces las decisiones no son aceptadas, pero la mayoría de las veces, cuando las decisiones no son aceptadas, es porque no sabes. Yo digo que cuando no te guste esta decisión vayas y hables y digas tus dudas y tengas una discusión fraternal y así va algo. El peligro es que no me guste y me lo meta en el corazón y entonces me resisto y saco malas conclusiones. Esto ha pasado con estas últimas decisiones sobre la bendición a todos […].  El Señor bendice a todos, a todos, los que vienen. El Señor bendice a todos los que son capaces de bautizarse, es decir, a cada persona. Pero luego las personas deben entrar en conversación con la bendición del Señor y ver cuál es el camino que el Señor les propone. Pero hay que llevarles de la mano y ayudarles a recorrer ese camino, no condenarles desde el principio. Y ésta es la labor pastoral de la Iglesia».

         ¿A los animales se les puede bendecir sin que nadie diga nada? Hay mucho odio en comentarios y opiniones de algunos para quienes una bendición a estas personas es peor que la que se da a algunos políticos que mienten y roban preñados de impunidad y corrupción y, en ocasiones participan de los sacramentos sin que nadie se indigne. ¿Qué decir de algunos líderes de los cárteles del narcotráfico que asesinan, descuartizan, queman en ácido a hijos de Dios y, más tarde, van a pedir la bendición al párroco y hasta, construyen capillas a la Santísima Virgen? ¿De ellos no decimos nada? ¿Esto no nos llena de vergüenza? Me parece que sería conveniente que todos hiciéramos un examen de conciencia profundo para reflexionar si, cuando pedimos ser bendecidos, estamos limpios de pecado antes de tirar piedras de hipocresía y fariseísmo.

Domingo 28 de enero de 2024.

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JAIME EMILIO GONZÁLEZ MAGAÑA

RP Jaime Emilio González Magaña, sacerdote jesuita que radica en Roma.

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