SILVIO MALDONADO B. // La Lupilla  I

La voz del cronista de Jungapeo

Dicen que la Lupilla heredó lo poderej que tenía lagüela. Porque han de saber ujtede que desde quera criyita, dejde su primero añoj, la Guadalupilla andaba pegá a la nagua de ña Anajtasia, como si la tuvía cosida a la carne. Ña Tacha era la mama e su mama e la Lupilla; pero sihabía desentendido della por andar arrastrándose aquí yallá —quien relata, es el brujo Zebedeo, pintoresco filósofo de Nuevo Pantelhó.

… Lagüela Tacha vivía por el Manacal, arribita de Huijtla, mero dentrito e la Sierra del Soconujco. Ña Tacha tenía su fama de saurina y curandera; adivinaba lo mijmo lo de patrá, lejos en el tiempo, como lo mijmito que recién acababa de sucedé; eso sí, sin conocé a quenej la bujcaban pa la adivinacione; también lo que taba por ocurrir, como quen dice el futuro. Tenía harta clientela, pero lagüela era pareja: atendía lo mijmo al pablero que bujcaba unoj su cuches y que apena si le pagaba con unoj morrale e pozol y sus cuartilla e chicha; y ej que lagüela le pegaba duro al trago. No faltaba el zinacanteco quiba a vela pa saber cómo venían suj cosecha. En otraj vece recebía la vesita de gente encopetada y rica; eso sí, etoj cabronej se cubrían con difrace pa que nadie supiera quiban a consultar bruja. Ña Tacha, me preciaba un mucho y me platicaba muchaj cosa de sus consultante, como cuando me dijo quiun procurador General de México li había mandao al rey de la droga pa que le quitara la salación. Apenas la güela lo vio meterse pa dentro, lo miró diarriba abajo y lo corrió. ¡Vete, vete!, ¡no quiero nada contigo!, tu envenenas gente con tus polvos y tus porquerías —me dijo que le bía dicho. 

Loj ladino lihuían cuando pasaba por laj calle, por el miedo que lej daba nomá de verla. No faltaba esa manada de cabronej políticoj como el presidente Kaka, que namá ejtán bucando loportunidá de mamar la ubre del gobierno; y loj mejmito del gobierno que no sueltan güeso. Mucho dicen también de los ricoj ricoj, como don Chuma y don Fernán que no la soltaban de pregunta y pregunta pa que lej adivinara y dijera la mejor forma de hacer harto dinero, como al fin lu hicieron. Ella loj curaba de suj male y lej daba remedio pa que nadie pudiera embrujarloj; no sólo pa eso, bien que lej embrujaba cuanta mujer bonita vieran suj ojo. En fin, Ña Anastasia, la vieja era muy solicitada, y entre tantoj ire y venire, traiba pegada a la Lupilla pallá y pacá, que asina jue aprendiendo mañaj, movimientoj, rezoj a todoj los santo, maldiciones, juramento, imprecacionej, anatemaj, condenacione, conocimiento, experenciaj y todo aquello que poco a poco la jue formando y convirtiendo en cada ejtirada de su crecimiento que se daba, hajta hacerla como ejtensión de la propia Tacha. Como quen dice, la Lupilla era cuerpo, celebro y alma de la güela.

Con todo y laj puteríaj e la mama, la familia miraba a la Lupilla como ética, dicían que tenía tis, pero la güela la desfendía de todoj, y la reclamaba, a capa y ejpada, como pahcer valer su derecho deagüela, porque la sentía como parte de su cuerpo; era como quen dice la unidad de do cuerpoj, cabiendo en uno solo. Eta cerrazón de la güela a trair pegada a la Lupilla creció harto por un hecho que sacudió al Soconujco y hajta caminó bien lejo porque lo sacaron en periódico y radio.

Un su hijo e ña Tacha, el Vítor, se enfermó de la calentura de andar pataj aquí y pataj pallá. Andá pue que se jue pal Norte con la mira de trair billetej verde. Así que un día se largó sin avisar, como dicen de mojao. No papelej, no moni, no nada, pero tuvió suerte y pronto regresó. El Vítor gustaba mucho trago y acabó loj dólare; así que dio en ir y venir, hartaj vece, y como no le rendía el dinero, decía que la mala suerte lo perseguía con todo y que su mama lihacía suj curacione.

Deja un comentario

SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

Gracias por visitarnos