A. SAHAGÚN // Recuerdos sobre la Construcción de la Cruz de la Beata

Con motivo del 450 aniversario de la fundación de la ciudad de Zamora –jueves, 18 de enero— se estuvo hablando  acerca de la construcción de la Cruz de la Beata. Se le dio una repintada de blanco, su color original, y, a horas de la noche, se quemaron fuegos artificiales.

Para completar tales recuerdos, pongo a continuación un escrito personal sobre tal acontecimiento.

Por esas fechas apareció un hombre singular, flaco, de baja estatura, barbado, de traje raído, cubierta la cabeza con un sombrerito de fieltro ya roído, ya viejo, dotado de gran entusiasmo, decidido, católico que podía ser integrista, llamado Francisco García Urbizu, que resultó ser hijo de un hacendado zamorano, pero que se había autoexiliado, creo que a la ciudad de México, desde tiempos de la Cristíada. Que era  historiador, pintor, periodista, que había sido pionero zamorano de la creación de una película. Dio a conocer su decisión de construir una gran cruz en la cima del cerro de la Beata. La idea encendió a la gente. Entonces me buscó a mí, joven clérigo del momento, o por lo que él haya pensado, para que diera la cara, fuera la punta de lanza, en la obra. Si bien, tal iniciativa no me convencía del todo, porque consideraba que una montaña, ya por sí misma, proclama la obra de Dios y no necesita que le añadan pegoste alguno, sin embargo, yo iba a tratar gente de la parroquia, la única existente en la ciudad y de la cual yo era vicario cooperador,  y a solidarizarme con su devoción, por lo que acepté. Disponía íntegramente de mis fuerzas físicas. Como auxiliar importante para llevar a cabo su obra, don “Panchito”, como siempre se le llamó, creó un pequeño medio de comunicación impresa, de 4 paginitas al que bautizó con el nombre de “La Cruz de la Beata”, mediante el cual iba informando, paso tras paso, la realización de la obra y en el que, a la vez, iba dando a conocer sus conocimientos de la historia de Zamora y su  capacidad literaria  y aun poética. La construcción del original edificio tuvo un costo adicional por la dificultad del traslado de los materiales y estancia del personal en el lugar de  trabajo. La gente todo lo costeó generosamente.

Yo varias veces ascendí a la elevada montaña, cuya atura es de 2550 msnm, comenzando por el día en el que celebré una misa, bendije y coloqué la primera piedra de la cruz, la de un altar al pie, precedido de un arco, y de algún otro espacio para bodega o algo semejante. Por supuesto que estuve también  presente asistiendo al señor Obispo Don José G. Anaya en la misa de bendición de la Cruz, presidida por el Sr. Obispo, Don José G. Anaya, ante un gran número de hombres, mujeres y niños, muchos de los cuales se fueron a dormir al sitio, a  la intemperie, desde la tarde del día anterior.

Añado a lo anterior una gran felicitación a los autollamados “Amigos de la Beata”, quienes, de verdad, lo han sido, con su generosa  y sacrificada cooperación  y que han motivado a muchas personas a que cooperen para el mantenimiento y embellecimiento de ese signo magno del cristianismo.

 Leo en internet: “La Cruz de la Beata mide alrededor de 23 metros de altura. El 3 de mayo de 1954 el padre Alfonso Sahagún de la Parra encabezó un grupo de personas, acompañado del ingeniero  Antonio Ramos Arce, que subieron al cerro para fijar el sitio en el que se fijara el  punto central de la cruz”.

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A. SAHAGÚN

Editorialista

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