De Panamá a Chile, pasando por Argentina, la falta de agua ha impactado de manera severa en la región
San José. – El Canal de Panamá entró en crisis por la escasez de agua, en un proceso que se agravó desde 2016 y que llevaría este mes a reducir de 24 a 18 la cantidad de embarcaciones que cruzan en ambas rutas entre los océanos Atlántico y Pacífico. El agua contaminada provocó este año un brote de la enfermedad Guillain Barré en Guatemala. Golpeada por el desbalance de las finanzas públicas, con acelerada inflación y constante devaluación, la econ0mía de Argentina también sufrió por la sequía.
América Latina y el Caribe se precipitaron en 2024 a una aguda crisis por la sequía, que azota desde México, por el norte, a Uruguay por el sur, pero también por el ineficiente manejo de los recursos hídricos, la falta de lluvias y los fenómenos de La Niña, El Niño y las consecuencias generalizadas y combinadas del cambio climático.
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) definió al calentamiento anómalo del mar, humedad, fuertes aguaceros e inundaciones y debilitamiento de los vientos alisios con arrastre de lodo, piedras, grava, sedimento, arena y arcilla en el hemisferio sur del Pacífico.
La Niña identificó a la etapa fría o contraria a ese proceso, al descender las temperaturas ecuatoriales. Ambas fases se insertaron en el panorama del cambio climático, provocado por la intensificación del efecto invernadero ante las emisiones industriales por la quema de combustibles fósiles, entre otros factores.
“El Niño ya está presente en la región centroamericana. Viene causando sus efectos en Centroamérica derivados del calor y sumado a la época del verano, la más calurosa del año y que agudiza la sequía regional”, afirmó el arquitecto y ambientalista guatemalteco Jorge Cabrera, exjerarca de la Secretaría Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, instancia gubernamental multilateral.
“Uno de los impactos severos que se vive y se puede ver ya en Centroamérica y en el norte de Sudamérica es el de los puntos de calor, que se van multiplicando. Esos son los incendios forestales y los incendios generados por las quemas agrícolas descontroladas”, dijo Cabrera a EL UNIVERSAL.
Tras relatar que la sequía “no solo genera condiciones propias para que ocurran incendios, sino también la falta de agua para los cultivos”, explicó que “pone en serio riesgo ya un problema que se ha venido profundizando en la zona con la falta de desarrollo social, la pobreza, con todo lo relacionado a la seguridad alimentaria”.
“Esto es más agudo en el Corredor Seco Centroamericano. Hay varias iniciativas en proceso, pero aún deficitarias para atender con soluciones de más largo plazo: la necesidad de establecer sistemas de riegos para estos cultivos de subsistencia fundamentalmente de granos básicos, como maíz y frijoles, que es uno de los problemas serios”, aseveró.
“El Niño en esta temporada del año implica dos grandes impactos: los incendios, como hemos visto en Chile y otras partes de Sudamérica, aunque se cree que muchos fueron provocados. Y en Centroamérica, aparte de incendios y quemas descontroladas que empieza ahora la etapa más fuerte, también golpea con la sequía y la inseguridad alimentaria”, recalcó.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) describió al Corredor como “una zona altamente vulnerable a eventos climáticos extremos, donde periodos largos de sequía son seguidos de lluvias intensas que afectan fuertemente los medios de vida y la seguridad alimentaria de las poblaciones locales”.
“El 80% de los pequeños productores viven en pobreza, y muchas personas se ven obligadas a migrar”, informó.
El Corredor atraviesa Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Del total aproximado de 48 millones de habitantes en esos cinco países, en el Corredor residen unos 10 millones que “se dedican a actividades agrícolas, en especial a la pequeña a la pequeña producción de granos básicos”, según la FAO.
En una alerta que lanzó hace un año, la FAO calculó que el 35% de las pérdidas mundiales de alimentos por sequía ocurrió en América Latina y el Caribe y sumo 13 mil millones de dólares.
Al menos 131 personas perecieron en Chile por la oleada de incendios forestales que se desató en enero y febrero de 2024. No obstante, eventos similares se registraron en este año en prácticamente toda América Latina.
La crisis hídrica en Panamá ocasionó que el paso por el Canal, abierto en 1914 y por el que transita más del 5% del transporte marítimo mundial, fue restringido al reducirse de unas 40 naves al día a 24 y se prevé que bajará este mes a 18 y con variantes en el calado permitido.
Costa Rica estableció este año un racionamiento en varios municipios por la contaminación de agua con un hidrocarburo.
El gobierno de Guatemala confirmó este mes que investigará si un brote de la enfermedad neurológica aguda, sospechosa de ocasionar el síndrome de Guillain Barré, fue provocado por agua contaminada y falta de saneamiento. Entre otros problemas, el síndrome ataca piernas y manos y causa fiebre y diarrea, dificultades para respirar, complicaciones cardiacas y paraliza los nervios craneales, por lo que la higiene física y alimentaria, la hidratación con agua potable, hervida o clorada, y la limpieza son factores vitales.
Argentina se hundió en una de las peores sequías de su historia y casi el 55% de sus más de dos millones 780 mil kilómetros cuadrados sufrió por la falta de lluvias, con estrés hídrico y pérdidas económicas por unos 20 mil millones de dólares acumuladas a 2023.
Argentina registró en 2023 un desplome aproximado del 28% de sus exportaciones agrícolas frente a 2022, con el mayor deterioro en la sanidad de sus cultivos desde prácticamente 1983 con una onda expansiva en trigo y soja… por la falta de agua.
El Servicio Meteorológico de México anticipó este mes que el 81.87% del territorio mexicano registró el golpe de la sequía, en un inquietante contexto parecido al que mostró el resto de América Latina y el Caribe en 2024.