JESÚS ÁLVAREZ DEL TORO // En las garras del neoliberalismo

Durante las cuatro últimas décadas de la historia mundial ha tenido en el neoliberalismo uno de sus rasgos fundamentales. Esto es válido en especial para nuestro país, que se convirtió en uno de los escenarios pionero y quizá el más destacado en la aplicación dogmática de la terapia de shock neoliberal. No pudiendo evitar que ese dogma aplicado por el Fondo Monetario Internacional nos arrastrara a una de las más grave crisis de nuestra historia.

Aquí como en casi todo el mundo y con las variantes y características propias de cada país, el neoliberalismo se convirtió en el eje de aplicación de las políticas públicas y en motivo de ensalzarla como la única política posible; con los resultados que ya todos conocemos: El crecimiento de la pobreza en términos absolutos.

Una de las características de la aplicación del modelo neoliberal en nuestro país, se convirtió también en el dolor de cabeza de toda la sociedad mexicana, ya que junto con la impunidad y corrupción, la nación entera se dividió en tres grandes sectores: los ladrones de cuello blanco; los ladrones violentos a los que pomposamente llamamos “delincuencia organizada” y en tercer sitio el grueso de la población, los que estamos sujetos a pagar a los ladrones de cuello blanco y a los de la delincuencia organizada si queremos seguir viviendo. Esta es nuestra triste realidad.

En 2018 y con la llegada al ejecutivo federal de Andrés Manuel López Obrador y la inmediata respuesta de éste al problema del agravamiento de la pobreza a través de la instauración de múltiples programas sociales; el sector beneficiado por las políticas anteriores se fortificó en una política contestataria que ha tratado por todos los medios de detener los avances que se han logrado.

La dotación de apoyos en busca de conseguir el objetivo de un “estado de bienestar” se ha enfrentado a la impunidad de los grupos que construyeron un “estado ideal” para sus intereses. No han cejado ni un instante en volver a la construcción que modelaron en aras de un “estado moderno” cuyo único propósito es continuar ahondando la división entre quienes más tienen y entre los que menos tienen.

Ideológicamente sucedió que se formó una mescolanza indescifrable: “izquierdas y derechas”, allanaron las diferencias que decían tener los unos de los otros, todo con la finalidad de que el grueso de la población se entere de la falsedad e hipocresía de sus “principios”.

Han propalado a los puntos cardinales que la nación está destruida y que peor nos irá si el movimiento-partido que actualmente ostenta al ejecutivo, vuelve a triunfar en las urnas.

Se han burlado del electorado haciendo uso, incluso, de las instituciones que fueron creadas para defender los intereses de la nación y bloquear, pasando por encima del espíritu de la constitución que nos rige, con tal de salvar el estado de canonjías que los grupos de poder ostentaban. La prudencia está desapareciendo del imaginario colectivo del país y está orillando a responder con las mismas y otras razones.

Si los ladrones de cuello blanco actúan con impunidad y con la ley de su parte, el crimen organizado responde con la violencia y el temor que nos inyecta en cada uno de sus despiadados ataques,  nosotros, el grueso de la población, tendremos que responder de nueva cuenta en las urnas.

Tenemos una tarea ardua que realizar por nuestro país. Nuestros hijos y nietos nos lo agradecerán.

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JESÚS ÁLVAREZ DEL TORO

Jesús Alvarez del Toro, licenciado en Historia. Director del Museo de Zamora, Cronista de la ciudad de Zamora.

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