“No hay que olvidar nunca el contexto y, en este caso, la pregunta que se formuló al Papa, quien, en respuesta, habló de negociación y, en particular, del valor de la negociación, que nunca es una rendición. La Santa Sede sigue en esta línea y continúa pidiendo un «alto el fuego» -y los agresores deberían ser los primeros en cesar el fuego- y, por lo tanto, la apertura de negociaciones”, dice el Secretario de Estado
(ZENIT Noticias / Roma).- El diario italiano Corriere della Sera entrevistó al Secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin, en el contexto de la crisis diplomática desencadenada por unas respuestas del Papa en una entrevista de la Radio Televisión Suiza (que se transmitirá el 20 de marzo). El Pontífice habló de la necesidad de negociaciones lo cual fue mal acogido por Ucrania y no pocos países europeos.
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Eminencia, parece evidente que el Papa pide negociación y no rendición. Pero ¿por qué dirigirse sólo a una de las dos partes, es decir a Ucrania y no a Rusia? Y evocar la «derrota» de los atacados, como motivación para la negociación, ¿no corre el riesgo de ser contraproducente?
«Como recuerda el director de la oficina de prensa vaticana, citando las palabras del Santo Padre del 25 de febrero, el llamamiento del Pontífice es que «se creen las condiciones para una solución diplomática en busca de una paz justa y duradera». En este sentido, es obvio que la creación de tales condiciones no es responsabilidad de una sola de las partes, sino de ambas, y la primera condición me parece que es precisamente la de poner fin a la agresión. No hay que olvidar nunca el contexto y, en este caso, la pregunta que se formuló al Papa, quien, en respuesta, habló de negociación y, en particular, del valor de la negociación, que nunca es una rendición. La Santa Sede sigue en esta línea y continúa pidiendo un «alto el fuego» -y los agresores deberían ser los primeros en cesar el fuego- y por lo tanto, la apertura de negociaciones. El Santo Padre explica que negociar no es debilidad, sino que es fuerza. No es rendición, sino valentía. Y nos dice que debemos tener una mayor consideración por la vida humana, por los cientos de miles de vidas que se han sacrificado en esta guerra en el corazón de Europa. Son palabras que se aplican tanto a Ucrania como a Tierra Santa y a los demás conflictos que ensangrientan el mundo».
¿Hay aún alguna posibilidad de llegar a una solución diplomática?
«Puesto que se trata de decisiones que dependen de la voluntad humana, siempre existe la posibilidad de llegar a una solución diplomática. La guerra desatada contra Ucrania no es el efecto de una calamidad natural incontrolable, sino de la sola libertad humana, y la misma voluntad humana que ha causado esta tragedia tiene también la posibilidad y la responsabilidad de tomar medidas para ponerle fin y abrir el camino a una solución diplomática».
¿Es la preocupación de la Santa Sede una escalada? Usted mismo ha hablado de ello, diciendo que «da miedo» la hipótesis de la implicación de los países occidentales.
«La Santa Sede está preocupada por el riesgo de una escalada de la guerra. La elevación del nivel del conflicto, la explosión de nuevos enfrentamientos armados, la carrera hacia el rearme son señales dramáticas e inquietantes en este sentido. La ampliación de la guerra significa nuevos sufrimientos, nuevos lutos, nuevas víctimas, nuevas destrucciones, que se añaden a los que el pueblo ucraniano, especialmente los niños, las mujeres, los ancianos y los civiles, están experimentando en su propia carne, pagando el precio demasiado caro de esta guerra injusta».
Francisco habló también del conflicto palestino-israelí, evocando la «responsabilidad» de los contendientes. ¿Qué tienen en común las dos situaciones?
«Las dos situaciones tienen ciertamente en común el hecho de que se han extendido peligrosamente más allá de todo límite aceptable, que no se pueden resolver, que tienen repercusiones en varios países y que no pueden encontrar una solución sin negociaciones serias. Me preocupa el odio que están generando. ¿Cuándo podrán sanarse heridas tan profundas?».
Siguiendo con el tema de la escalada: el Papa ha hablado varias veces del peligro de un conflicto nuclear, «basta un accidente», ¿es éste el temor de fondo de la Santa Sede? ¿Un «accidente» como el de Sarajevo en el 14?
«El riesgo de una fatal ‘deriva’ nuclear no está ausente. Basta ver la regularidad con la que ciertos representantes gubernamentales recurren a tal amenaza. Sólo puedo esperar que se trate de propaganda estratégica y no de una ‘advertencia’ de algo realmente posible. En cuanto al «temor de fondo» de la Santa Sede, creo que se trata más bien de que los diversos actores de esta trágica situación se encierren aún más en sus propios intereses, sin hacer lo posible por alcanzar una paz justa y estable.