Florina Mendoza Jiménez México
Los pueblos, tribus y naciones originarias o también nombradas “indígenas” en América Latina, han enfrentado la defensa de sus territorios-cuerpos y saberes desde tiempos inmemoriales de frente a las oleadas colonizadoras. Las invasiones colonialistas impuestas como orden mundial por los colonizadores han trazado órdenes sociales, políticos y económicos que se han desarrollado a lo largo de los siglos, hasta llegar a nuestros días. Rita Segato lo denomina conquistualidad como un acto de continuidad de las condiciones impuestas que se reafirman constantemente desde diversas formas y prácticas, que van perpetuando estas imposiciones. Esta cita sintetiza la idea: De la colonialidad se consuma un retorno a la conquistualidad […] Para nuestro continente, América Latina, las formas extremas de crueldad que se expanden desde México, América Central y Colombia hacia el sur, su atmósfera dramática, caótica y crecientemente violenta, pueden ser atribuidas a la idea de que en nuestros paisajes la Conquista nunca se completó, nunca fue consumada, y es un proceso continuo todavía en marcha.
Así, la empresa del conquistador no concluye, sino que persiste con el pasar del tiempo y se actualiza en el contexto de la ambición capitalista y extractivista, que se traduce con los despojos, los desplazamientos forzados, las desapariciones y asesinatos de defensoras y defensores. En términos de continuidad de las violencias ejercidas hacia poblaciones originarias de América Latina, es fundamental el análisis que hace Segato dentro de estos procesos continuos en nuestros territorios.
En los tiempos presentes, la participación de las mujeres “indígenas” de frente a la defensa del territorio, se comprende desde mirar la tierra como una extensión de los cuerpos y por lo tanto se debe cuidar, proteger y sanar.
A manera de experiencia de los impactos que están teniendo los pueblos con la devastación de los territorios que resguardan alrededor del 80% de la biodiversidad del planeta, en este texto, planteo la defensa del bosque desde comunidades muy cercanas a mi lugar de origen en las montañas de Oaxaca, del pueblo Ñuu Savi, “nación de la lluvia”, desde donde la tala de árboles de manera clandestina e ilegal ha estado muy presente. Este hecho no está aislado del contexto de violencias que se viven en México y tampoco de la presencia del crimen organizado que se ha adentrado hasta las entrañas de las comunidades. Además de que, la tala clandestina de los bosques también se ejerce desde el conocimiento y consentimiento de varios sectores políticos de gobierno, lo cual ha dejado a comunidades completas expuestas a ser despojadas de sus territorios. En este sentido, tres comunidades Mier y Terán, Ndoyonoyuji y Guerrero Grande en el municipio de Atatlahuca, Oaxaca en México han sido desplazadas de manera forzada y una de las defensoras, Irma Galindo, desaparecida el 28 de octubre de 2021, junto con cuatro personas más. Esta desaparición por desgracia es una práctica que constantemente sucede en México, uno de los países más peligrosos a nivel mundial para las defensoras y defensores del territorio.
De acuerdo al Global Wittness 54 personas defensoras fueron asesinadas en 2021, prácticamente la mitad eran indígenas y cerca de 2 tercios sucedieron en los estados de Oaxaca y Sonora en donde se identifica mayormente la presencia de mineras, además de la tala de los bosques (Global Witness, 2022).Por otra parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos recuerda que cuando se ataca a un defensor o defensora, quedan desprotegidas todas aquellas personas para quienes el defensor o defensora trabaja.
En las últimas décadas, las mujeres en México y en América latina, están haciendo frente a problemáticas que tienen una dimensión más amplia en términos globales y extractivistas con la apropiación de los “recursos naturales”. En México, la oleada de megaproyectos está impactando de manera desmedida y casi incontrolada.
Lo enunciado anteriormente es una forma de ubicar las dinámicas o impactos locales en donde las consecuencias de los daños causados a los territorios se viven directamente por los pueblos originarios. Estas afectaciones son un atentado a la continuidad de la existencia de diversas culturas en México y el mundo, y sin ellas, se pierde parte del equilibrio de la vida.
Agenda Latinoamericana Mundial 2024