La candidata de Morena hace lo posible por hablar de lo bonito, de lo que ahora sí van a hacer mejor, aunque jamás reconoce el tamaño y la dimensión de los errores.
Conforme nos acercamos al final de este gobierno, aparecen por todos lados señales inequívocas de fracasos, de proyectos incumplidos, de estrepitosos ridículos.
Hay muchos, y por ello resulta carne diaria de cañón en redes sociales.
Los propagandistas del régimen se empecinan en señalar una “guerra sucia” en contra de Morena, la 4T, el propio presidente y de paso, pues hasta la candidata se ve afectada.
Los que hoy gobiernan, olvidan el nivel de crítica, descalificación y señalamientos constantes que cuando AMLO era el líder opositor, se repetían todos los días.
Hoy califican de guerra sucia el registro de numerosas equivocaciones.
Este texto resultará insuficiente, pero mencionamos a nivel de enunciado algunas de las más notables:
• Hoy nuevamente la Conade y su titular aparecen en redes, sitios, noticias y denuncias por la descalabrada administración de la señora Guevara. Un absoluto fracaso de gestión, con abundantes quejas continuas de deportistas a quienes les esquilmaron becas y apoyos, cancelaron eventos internacionales, y se aplicó un sistema de hostigamiento y persecución. Pocas colaboradoras de López Obrador tan fallidas como Ana Gabriela Guevara. ¡Vaya fracaso!
• Y si revisamos Pemex que es un problema mayúsculo para el país, no solo por el fracaso de un modelo de la mal llamada “autosuficiencia energética”, sino por el gigante hoyo negro en las finanzas públicas de los más de 1.5 billones de pesos que este gobierno le inyectó para rescatar a una empresa quebrada, ineficiente, costosa y, además, corrupta. Las tomas clandestinas del célebre huachicol —ese mismo que habían erradicado desde 2019— aparecen hoy insultantes al rostro de la ciudadanía. No solo aumentaron, multiplicaron el crimen en torno a la venta y contrabando de gasolinas, sino además probaron vínculos de corrupción interna en la petrolera estatal. El señor ingeniero agrónomo Octavio Romero Oropeza, integrará la lista de los peores directores que la historia de Pemex registra.
• El tema de salud tan menospreciado por el presidente a lo largo de su administración, tuvo como figura estelar al subsecretario López-Gatell, cuyo protagonismo obedeció no solo a su hipotética —y también fallida— experiencia como infectólogo, sino esencialmente por la incapacidad verbal de su inexistente jefe, otro fardo, el doctor Jorge Alcocer. México tiene el mayor número de muertos durante la pandemia —en el sector médico— y uno de los peores desempeños a nivel mundial en protección de la ciudadanía frente al Covid-19. Ambos, López-Gatell y Alcocer, debieran —hay organizaciones que promueven juicios en su contra— enfrentar a la justicia por indolentes, irresponsables y criminales, al permitir la muerte de tantos miles de mexicanos (750 mil por la pandemia, según cálculos extraoficiales). Algún día, tal vez, tendrán que responder por sus actos.
• La SEP es otra de las dependencias desmantelada a lo largo de la 4T. No solo les retiraron presupuesto, amarraron a los sindicatos —hasta un final que se aproxima desastroso entre gobierno y trabajadores—, sino que abandonaron cualquier métrica de evaluación docente o de calidad educativa. Literalmente mandaron a la educación pública al basurero, con ineficientes e incompetentes secretarios (tres de ellos), sino con unos lamentables libros de texto rebosantes en ideología y una práctica pedagógica incoherente y retardataria. Gran fracaso la educación pública.
• Los aeropuertos son un desastre, producto de la inexistente planeación, las decisiones por capricho y el impulso de proyectos inútiles, desconectados de las demandas del mercado aéreo mexicano, y peor aún, ahora en manos de marinos y militares cuya experiencia en aviación civil es inexistente. El Benito Juárez sigue saturado y se cae a pedazos, también le quitaron presupuesto para inyectar al AIFA, que quedará como uno de los elefantes blancos históricos de este país: le hicieron su aeropuerto a Hidalgo, ojalá y le funcione. Y la más reciente ocurrencia, comprar el 49 por ciento de las acciones del aeropuerto de Toluca. Un auténtico rosario de tropiezos, ocurrencias, caprichos y carencia absoluta de planeación.
• Y si quiere usted, ya para cerrar, la seguridad pública es otro de los grandes fracasos de la administración. Una vez más por la improvisación al designar a perfiles no preparados para tan delicada tarea, sino además por la militarización que nos hereda como lápida inamovible de un inverosímil futuro mejor. Crimen desbordante, manga ancha entre abrazos y tonterías a narcotraficantes y grupos criminales, a los que les abrieron la puerta y ahora despachan en la sala, la biblioteca y todas las recámaras de la casa-país. Vaya fracaso el inexistente combate al crimen organizado, que derivó en la peor seguridad pública en decenios. Cerrará el sexenio con cerca de 200 mil muertos, una cifra superior a las de Calderón y Peña combinadas.
Se acaba el tiempo, y es imposible ocultar los fracasos. Están a la vista, ofenden a los mexicanos. La candidata de Morena hace lo posible por hablar de lo bonito, de lo que ahora sí van a hacer mejor, aunque jamás reconoce el tamaño y la dimensión de los errores. Todo el dinero repartido no alcanzará a encubrir tanto desatino. (El Financiero)