¿Qué es una ola de calor?
Si bien no existe una única definición para «ola de calor», en general, el concepto hace referencia a un período excesivamente cálido en el que las temperaturas máximas y mínimas superan, al menos durante 3 días consecutivos y de manera simultánea, ciertos valores que dependen de la climatología de cada región. Por tal motivo, es importante remarcar que un período de altas temperaturas no constituye necesariamente una ola de calor, sino que deben cumplirse las condiciones anteriormente mencionadas.
Como ejemplo, un período de varios días con temperaturas máximas por encima de los 25 grados y mínimas por encima de los 15 grados podría considerarse una seguidilla de días apenas templados (o incluso frescos) en regiones intertropicales. Sin embargo, si las mismas temperaturas se registran de manera ininterrumpida por varios días en localidades que se encuentran relativamente próximas a los polos, podría considerarse una ola de calor.
La razón de que no exista una definición estandarizada, es que las olas de calor se interpretan siempre en relación a los umbrales de temperatura máxima y mínima promedio de cada área o localidad. De hecho, las agencias meteorológicas de cada país definen a las olas de calor de una manera diferente.
Por último, las olas de calor son uno de los fenómenos meteorológicos que mayor impacto pueden causar en la salud de la población, ya que la exposición a las altas temperaturas suele dar lugar a casos de dermatitis, edemas, quemaduras, insolación, calambres, entre otros. Incluso, en algunos casos, las personas pueden sufrir golpes de calor muy intensos que pueden dejar secuelas o provocar la muerte.
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (“IPCC” por sus siglas en inglés) ha alertado que, debido al cambio climático actual, las olas de calor serán más intensas y frecuentes en el futuro, lo que traerá múltiples consecuencias tanto para la salud humana como para la seguridad alimentaria y energética.
Causas de una ola de calor
Los eventos de ola de calor están asociados a situaciones de bloqueo atmosférico, con anticiclones (sistemas de alta presión) que persisten por varios días en una región determinada e impiden el recambio de masa de aire. Estos sistemas provocan condiciones atmosféricas muy estables, caracterizadas por movimientos descendentes de aire (subsidencia) y, por lo tanto, escasa nubosidad. Entonces, cuando la presencia de una masa de aire cálido se combina con una situación de bloqueo atmosférico, es altamente probable que diferentes localidades de la región sean afectadas por una ola de calor.
Un escenario propicio para la ocurrencia de una ola de calor puede deberse tanto a factores naturales como antropogénicos. Dentro de las causas naturales, encontramos los cambios en los patrones de la circulación atmosférica, las variaciones en la actividad solar y los diferentes fenómenos de interacción atmósfera-océano. Por otra parte, los factores antropogénicos están relacionados con el cambio climático actual. De hecho, ya se ha demostrado una estrecha relación entre el calentamiento global y el aumento en la frecuencia y duración de las olas de calor.
Consecuencias de una ola de calor
Las olas de calor son uno de los fenómenos meteorológicos extremos con mayor impacto en la sociedad. Lamentablemente, se espera que en las próximas décadas aumenten en frecuencia e intensidad, debido al aumento de la temperatura y otros desórdenes planetarios asociados al cambio climático.
Si bien las olas de calor no son tan destructivas como los huracanes, inundaciones repentinas u otras amenazas naturales, sus efectos pueden causar grandes daños en la salud de las personas y también golpear fuertemente a diferentes actividades económicas como la agricultura y la producción energética, además de afectar al medio ambiente.
Si bien las consecuencias de una ola de calor dependen directamente de la intensidad y la persistencia de las altas temperaturas, además de la vulnerabilidad de los diferentes grupos de personas o sectores de la sociedad, en general, estos son algunos de los efectos que se pueden esperar:
- Estrés por calor y enfermedades relacionadas: Las personas expuestas a las altas temperaturas pueden sufrir estrés por calor, deshidratación, golpes de calor y agotamiento. Estas condiciones pueden provocar síntomas como fatiga, mareos, dolores de cabeza e incluso poner en peligro la vida.
- Aumento de enfermedades infecciosas: Las altas temperaturas también pueden favorecer la proliferación de organismos patógenos, como bacterias y virus, que se multiplican más rápidamente en estas condiciones. Esto aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos y por vectores, como la salmonelosis y las enfermedades transmitidas por mosquitos.
- Afectaciones respiratorias: Durante una ola de calor, la calidad del aire puede deteriorarse debido a la concentración de contaminantes (propiciada por las condiciones anticiclónicas) y al aumento de incendios forestales. Esto puede agravar problemas respiratorios existentes, como el asma, e incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Consecuencias en el sector agrícola: Las altas temperaturas durante una ola de calor (sumado a la falta de agua) pueden dañar los cultivos, disminuir la producción y afectar la calidad de los alimentos. Los cambios en los patrones climáticos también pueden alterar la distribución de enfermedades y plagas, afectando aún más la productividad agrícola.
- Consecuencias en el sector energético: El aumento de la demanda de electricidad para combatir el calor puede sobrecargar los sistemas de suministro de energía. Además, las altas temperaturas pueden reducir la eficiencia de las plantas de energía térmica, lo que resulta en un menor rendimiento y mayores costos operativos.
En conclusión, podemos decir que las olas de calor representan una seria amenaza para la sociedad en múltiples niveles. Desde los impactos directos en la salud de las personas hasta las consecuencias en sectores productivos clave. Por tal motivo, es fundamental implementar medidas que nos ayuden a mitigar sus principales efectos, como la creación de sistemas de alerta temprana, la promoción de la conciencia pública sobre los riesgos asociados con el calor extremo y la adopción de prácticas sostenibles en los diferentes sectores de la sociedad para reducir la vulnerabilidad en cada uno de ellos.
Cómo cuidarnos de una ola de calor
Las olas de calor pueden tener efectos muy negativos en la salud, debido a la persistencia de las altas temperaturas. Por este motivo, es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones, especialmente aconsejables para la población más vulnerable (como niños y ancianos):
- Beber agua regularmente para evitar la deshidratación.
- No salir en horas centrales del día, y evitar especialmente la actividad física entre las 12 y las 19 horas aproximadamente.
- Evitar la exposición prolongada al sol. Buscar la sombra en la medida de lo posible.
- Usar ropa cómoda y holgada, de colores claros y materiales transpirables. Preferentemente, utilizar gorra o sombrero para evitar insolaciones, y usar protección solar.
- Evitar comidas copiosas. Es mejor comer menos cantidad y más veces al día. En lo posible, optar por comidas frescas (ensaladas, frutas).
- Si estamos en interiores, permanecer en lugares ventilados o acondicionados.