Editorial

Continuar y mejorar proceso

La 4ª. Transformación del gobierno de nuestro país, así llamada por el presidente AMLO, consistía en el establecimiento de un gobierno austero que acabara con la corrupción, “heredada de administraciones anteriores“, y de esa forma  terminar con la endémica desigualdad social. De allí lo de instaurar un gobierno para los pobres. Ante la realidad de la violencia que existía, el gobierno del propio presidente prometió bajar tal violencia, al menos un 50%.  

Al término de su gestión, en lugar de un gobierno austero, deja vacías las arcas del gobierno con la realización de obras faraónicas bajo costos totalmente fuera de lo presupuestado, realizadas sin concurso legal previo, sin informe legal prescrito, por considerarlas arbitrariamente de seguridad social y que no rinden.  Bajó el presupuesto de la secretaría de Salud, que trajo consigo la muerte de 300 personas por la pandemida del covid-19, que pudieron evitarse. También bajó el presupuesto en Educación, impuso un programa de enseñanza ideologizada y nombró a ineptos directores de la SEP. Además, suprimió las instancias infantiles, las escuelas de tiempo completo, suprimió el FONDEM o Fondo de Inversión frente a desastres naturales, destruyó 60 fideicomisos de actividades independientes del gobierno, echó mano del fondo de pensiones para los trabajadores. Su política social, salvo lo del aumento al salario mínimo, se redujo a programas electoreros de asistencia social.

Suprimió varios de los organismos autónomos, creados para compartir el gobierno y actividades de especial importancia, debilitó el INE y bloqueó la Suprema Corte de Justicia, con miras a popularizarlas, anularlas, a fin de controlar todo el poder político. 

En cuanto a lo del gobierno austero y contra la corrupción, deja el gobierno más corrupto de la historia del México. En cuanto a la disminución de la violencia heredada, igualmente, el actual es el gobierno más violento que ha existido en México.

A partir de 1930, inició un proceso largo, largo de democratización del país en el que se enfrentó la oposición real (PAN) al oficialismo del Estado, autoritario (PRI), que concluyó con la realidad de un primer régimen democrático, presidido por el presidente Vicente Fox Quesada, el año 2000. Desde entonces se fue perfeccionando el nuevo régimen democrático con diversas instituciones llamadas a compartir el poder y las responsabilidades de la autoridad.

Llega la llamada 4ª. Trasformación o el retorno a un gobierno autoritario, populista, de una seudoizquierda, de una política asistencialista electorera.

De suerte que lo que está en juego en la votación de hoy para elegir a un nuevo gobierno, hay un solo dilema: votar por la continuidad de un gobierno autoritario-dictatorial o por la Coalición formada por elementos de  los anteriores PAN y PRI, más elementos del PRD y ciudadanos independientes de partido, que optan por un gobierno democrático, perfectible, alternativo, en proceso de una política social tendiente a la supresión definitiva de la desigualdad social existente.

Vota por una de las dos opciones viables para la presidencia de la República y demás funcionarios públicos:

Democracia o Autocracia.

AS

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A. SAHAGÚN

Editorialista

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