La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, anunció un hecho histórico: por primera vez en la historia un Papa participa en una cumbre del G7. La cumbre tendrá lugar en Apulia, del 13 al 15 de junio de 2024 y en ella participan los líderes de los países que componen el G7: Estados Unidos, Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania y Japón.
(ZENIT Noticias / Roma).- “Tengo el honor de anunciar la participación del Papa Francisco en los trabajos del G7 Italia. Es la primera vez que un Pontífice participa en los trabajos del Grupo de los Siete y esto solo puede aportar prestigio a Italia y a todo el G7”. Así es como la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, anunciaba un hecho histórico: la primera vez en la historia que un Papa participa en una cumbre del G7. La cumbre tendrá lugar en Apulia, del 13 al 15 de junio de 2024 y en ella participan los líderes de los países que componen el G7: Estados Unidos, Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania y Japón.
La primera ministra Meloni dijo que el Gobierno italiano pretende valorizar la contribución de la Santa Sede en el tema de la inteligencia artificial, en particular, con la «llamada de Roma a la ética de la IA en 2020», en un camino «que lleve a dar una aplicación concreta al concepto de algorética, es decir, a dar ética a los algoritmos».
«Estoy convencida -añadió- de que la presencia del Papa contribuirá de manera decisiva a la definición de un marco normativo, ético y cultural para la inteligencia artificial, porque sobre este terreno, sobre el presente y el futuro de esta tecnología, se medirá una vez más nuestra capacidad, la capacidad de la comunidad internacional, para hacer lo que otro Papa, san Juan Pablo II, recordó en su famoso discurso a las Naciones Unidas el 2 de octubre de 1979». «La actividad política, nacional e internacional viene del hombre, se ejerce a través del hombre y es para el hombre», explicó además Meloni.
El de la inteligencia artificial, añadió, «será el mayor desafío antropológico de esta época», «una tecnología que puede generar grandes oportunidades, pero también conlleva enormes riesgos, además de afectar inevitablemente a los equilibrios mundiales». «Nuestro compromiso», subrayó, «es desarrollar mecanismos de gobernanza para garantizar que la inteligencia artificial esté centrada en el ser humano y controlada por él, es decir, que mantenga a la persona en el centro y tenga a la persona como objetivo último». Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.