Arropa la mitología griega la existencia de una raza de mujeres guerreras que habitaban Temiscira, cuyo coraje y orgullo terminó quebrantado por Heracles ahí mismo. Hubieron de transcurrir 2700 años, hacia la primera mitad del siglo XIX, para que después de 27 centurias, surgiera en Inglaterra un movimiento social, una lucha, dirigidos por nuevas ‘amazonas’ en pos de labrarse un status legal equiparable al masculino.
Cierto, siempre ha habido mujeres excepcionales: Hipatia (355-415), Ada Lovelace (1815-1852), Marie Curie (1867-1934), Virginia Woolf (1882-1941)… pero fue hasta el siglo pasado que, personajes como Margaret Thatcher llegaron al poder y lo ejercieron de manera tal que, adquirieron un roll no sólo equiparable al masculino, sino que, en no pocos casos, lo han superado.
2024, quedará en nuestra patria como el año en que dos ‘amazonas’ mexicanas emprendieron la batalla, si bien de dispar manera, por tomar las riendas de México. Con una cantidad aún mayor de sufragios que los que lograra López Obrador, Claudia Sheinbaum resultó la elegida. Se trata, por el mismo hecho de ser mujer, de todo un cambio de paradigma.
Aún con el posible riesgo de retornar al pasado autoritarismo bajo una sigla distinta, el hecho es de que, como ya lo hubo reconocido la oposición, con todos los peros que haya tenido, se trató de un proceso democrático y del triunfo de un movimiento, sin cortapisas en las dos Cámaras, con perfiles políticos de izquierda claramente definidos: cambio de la Constitución, elección directa de los miembros del poder judicial, mayor acercamiento a países contrarios a Estados Unidos… y retos indudables: desaparecer la inseguridad, mantener la estabilidad, dialogar con la oposición, evitar la tentación del centralismo, reducir el déficit fiscal, buscar unir a la sociedad, expandir la asistencia social y… desprenderse de la tutela de López Obrador.
Por el hecho de ser mujer, entre otras cosas, toca a Sheinbaum consolidar las instituciones, hacer equipo, gobernar apoyada en la ciencia, en la sabiduría y, aunque no se vea tan fácil, en un amor auténtico y decididamente de corte femenino, a un país que ahora más que nunca lo necesita.