Recordemos como un ejercicio político, lo que diversos medios impresos publicaron en octubre de 1992, la declaración es de miembros del Foro Democrático y Doctrinario, del Partido Acción Nacional:
«Las líneas que modifican el rumbo del PAN y que nos obligan a esta declaración son, en resumen, las siguientes: indebido y antidemocrático acercamiento con el gobierno y apoyo abierto a la política estatal; injerencia creciente de los empresarios en la vida del partido y autoritarismo interno, burocratización del partido e intransigencia con los grupos y opiniones divergentes… Aceptación y voto favorable a la reforma constitucional en materia electoral, voto a favor del COFIPE, voto a favor de la reforma electoral en materia de banca, sin las condiciones inicialmente expresadas, voto a favor de las reformas indebidas al artículo 27 y voto a favor de otras decisiones oficiales. Elogios abiertos o velados a la política salinista, participación de un miembro del CEN del PAN en el Consejo Pronasol… En resumen, el PAN ya no es el partido de inspiración humanista que defendía los derechos humanos contra los abusos de la autoridad y que buscaba una justa distribución de la riqueza, que se oponía con valor y con espíritu de libertad e independencia al régimen y que movía voluntades con ideas, con principios y con programas propios, inspirados en su doctrina. Hoy el PAN es pro-salinista, pro-liberal y pragmático.»
Recordemos que el conflicto había aflorado cuando en octubre de l989, Luís H. Álvarez se presentó intempestivamente a pedir a los diputados panistas apoyo a la propuesta de Reforma Política de Carlos Salinas de Gortari. Así lo hicieron, pero cuando les repartieron el texto que aprobaron vieron que sólo incluía dos puntos de los diez señalados por la Comisión Permanente del Consejo Nacional del PAN, como indispensables para aceptar la reforma.
Los firmantes y algunos miembros más del PAN renunciaron ante lo que ellos consideraron la pérdida de los principios sustanciales que habían impreso al partido Manuel Gómez Morín y don Adolfo Christlieb Ibarrola, quienes había prevenido mucho contra el apetito del poder. Entre los que renunciaron se encontraban José González Torres y Pablo Emilio Madero, expresidentes nacionales del PAN, y Jesús González Schmall, Bernardo Bátiz, Jorge Eugenio Ortiz Gallegos, Gabriel Jiménez Remus, Juan de Dios Castro, Alfonso Méndez Ramírez, Abel Martínez y Gaudencio Vera, quienes tratarán de formar un nuevo partido político con el mismo nombre.
32 años después, el actual Partido Acción Nacional tendrá que tomar en consideración lo que los renunciantes de 1992 plantearon como argumento de su salida, ya que, desde inicios de este siglo, el PAN ingresó a la rebatinga del poder sin ideología, sin planes y programas y peor aún, con una alianza política que desde su inició fue condenada al fracaso y a la pérdida de identidad política.