Distintivos en el ejercicio de gobierno de López Obrador, el autoritarismo, la concentración del poder y el fundamentalismo, provocaron una ausencia de escucha y diálogo verdadero no sólo con sus seguidores, sino, sobre todo, con quienes ha apodado él como sus ‘adversarios’, por el sólo hecho de que no lo siguen a ciegas y de que no piensan como él.
Con todo y sus puntos buenos, este sexenio se distinguió por el acaparamiento y concentración del poder en un solo hombre, por la figura y el protagonismo de un caudillo, que no por un auténtico trabajo de equipo y, aunque parezca lo contrario, no por establecer una respetuosa y atenta escucha a los gobernados, sino por acercarse de piramidal manera al ‘pueblo bueno’ y de antemano dictarle cuáles deben ser sus criterios.
También se distinguió -tristemente- por el desprecio a la ciencia y, entre otras cosas, por imponer desde la silla presidencial a la candidata a la presidencia de la república y los candidatos a gobernadores, a diputados y a senadores. A lo que hay que sumar el actual intento de cooptar al poder judicial.
Al parecer, Claudia Sheinbaum está planteando un marcaje diferente: optar por el trabajo de equipo, acentuar posicionamientos de carácter científico e instaurar el diálogo como método nodal de gobierno. Sirva de ejemplo, para el enunciado primero, el nombramiento de un gran académico como Secretario de Salud y, para el segundo, el de Lázaro Cárdenas Batel como Jefe de la Oficina Presidencial.
Caracterizado por su probada actitud de escucha, por su llana actitud para acercarse a tiros y troyanos, por su evidente capacidad para tender puentes entre los distintos sectores de la sociedad y, sobre todo, por su profundo humanismo; la trayectoria personal de este último, avizora que desde el próximo primero de octubre el nuevo gobierno no sólo tenderá un puente entre los entes políticos y sociales del país, sino que probablemente intentará un enfoque más inclusivo para ir desvaneciendo la actual polarización que sacude al país. En resumen, que Sheinbaum tomará como bandera a la ciencia y, con LCB, al humanismo. Ojalá.
