En el sexenio se dispararon los precios de los alimentos, sobre todo de frutas y verduras, que subieron 49%; la pandemia y la guerra en Ucrania abonaron a las presiones, dice experto
De diciembre de 2018 a septiembre de 2024 la inflación general en México habrá acumulado un crecimiento estimado de 33%, la tasa más alta para un periodo similar desde el gobierno de Ernesto Zedillo, cuando el incremento de los precios fue de 220%.
Tomando como base el mismo número de meses para cada gobierno, la inflación en la administración de Enrique Peña Nieto fue de 26%; con Felipe Calderón, 27%, y con Vicente Fox, 29%, de acuerdo con datos del Inegi.
En el sexenio de Zedillo la economía nacional arrastró la inercia de inflaciones muy altas que se complicó con la crisis de 1995, mientras que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador padeció daños colaterales por la pandemia de Covid-19 y el alza global en precios de alimentos por la invasión de Rusia a Ucrania, explicó James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.
Carestía alimentaria
Por grupo de productos, la mayor alza en este sexenio se registró en los precios de los agropecuarios, en especial las frutas y verduras, con un incremento de 49% de la segunda quincena de noviembre de 2018 a la primera del mes en curso; en bienes pecuarios, 48%, y en alimentos manufacturados, 51%.
Los precios de esos genéricos tienen una importante incidencia en la economía de los hogares con menores recursos en el país. Así, los más volátiles fueron los bienes del campo, entre los que destacan la naranja, con aumento de 242% en este sexenio; limón, 170%; toronja, 130%; aguacate, 99%; zanahoria, 94%, y plátano, 92%.
Entre los alimentos procesados sobresalen el huevo, con incremento sexenal de 77%; harinas de trigo, 74%; pastas de sopa, 71%; aceites y grasas vegetales, 70%; chiles envasados, 70%; tortillas de harina de trigo, 69%; pan blanco, 68%; pan dulce, 65%; masa y harina de maíz, 61%; azúcar, 59%, y tortillas de maíz, base de la dieta del mexicano, con 54%.
Pandemia y guerra
En el primer año de la pandemia la inflación disminuyó porque la demanda había caído y los precios bajaron, explicó Salazar.
Después vino una paulatina reapertura de la economía, pero esa recuperación de la demanda no se acompañó de un incremento de la oferta; por el contrario, agregó, hubo una oferta restrictiva por el rompimiento de cadenas globales, de forma que hubo retrasos en la producción y en la entrega de mercancías o insumos por las divergencias regionales respecto a cómo se lidiaba con la pandemia. El exceso de demanda y una oferta restringida contribuyeron a que los precios llegaran a máximos de dos décadas en México y de cuatro décadas en Estados Unidos, destacó el especialista.
El problema empezó a notarse en el sector electrónico, automotriz y después llegó a otros como el eléctrico, lo que presionó los precios.
Los conflictos geopolíticos iniciaron con un efecto focalizado en granos por la importancia de Rusia y Ucrania en la producción de maíz, trigo y sorgo, detalló Salazar.
Lo anterior generó efectos de contagio en la mayoría de los bienes, y a fin de cuentas “fue un fenómeno global del que México no estuvo exento”, mencionó.
Así, en el sexenio la inflación inició como un tema de demanda, y se mantuvo luego por los problemas en la oferta, dijo Salazar.
Resistencia para bajar
La inflación se va resolviendo de forma gradual, sobre todo en materia de bienes, pero los servicios siguen estando presionados ya que fueron los que más tardaron en recuperarse del golpe de la pandemia y siguen altos, dijo el especialista.
Desde agosto de 2022 el alza anual de los servicios se mantiene con una tasa por arriba de 5.0%. En lo que va del sexenio acumulan un encarecimiento de 27%, destacando la educación, con 29%, y vivienda, con 19%.
Los servicios de educación privada preescolar acumulan un incremento en el gobierno de 33.4%; en primaria, 32%; preparatoria, 29%; secundaria, 28%; universidad, 28%; guarderías y estancias, 27%, y carreras cortas, 21%.
En ‘otros servicios’ sobresale el encarecimiento de loncherías y restaurantes que se han visto afectados por el aumento en precios de alimentos y alzas salariales. El caso más destacado es el de las loncherías, torterías y taquerías, con un alza acumulada sexenal de 55%.
Pese a esta resistencia de algunos precios a bajar, Salazar opinó que la inflación seguirá su tendencia a bajar, pero moderadamente. El Inegi informó ayer que la inflación llegó a 4.7% anual en la primera mitad de septiembre, inferior a la reportada al cierre de agosto.
“En promedio vamos a tener inflaciones de 4% anual, entonces en el acumulado del próximo sexenio estaríamos hablando como de 25%”, dijo, tasa similar a la reportada con Peña Nieto.