Joseph Alfred Ximénez
Filósofo de la vida nacional
Cuando el Pbro. Jonathan Rogelio Arias Quiroz, delegado diocesano para la pastoral de ecología integral, me invitó a exponer un punto de vista sobre lo que (yo) consideraba los “cinco desafíos medio ambientales más urgentes de la región Zamora”, dudé un poco en asistir a la reunión por a) compromisos personales previos, y b) advertir expectativas poco prometedoras de sembrar en “tepetate”.
La reunión se llevó a cabo en el Instituto Cázares ayer lunes 23 de septiembre conforme a la convocatoria que la Diócesis de Zamora había dirigido a activistas, académicos y políticos para crear de la “red educación por la casa común”. Como era de esperarse, pasada la inauguración y los elogios mutuos, el alcalde Carlos Soto y su numerosa comitiva se retiró del local.
La iniciativa de esta red se inspira en el Papa Francisco (Laudato sí, m´Signore) y trata de asociar a los sepulta tierras agrícolas con activistas de la ecología. Estos son buenas personas que se sienten felices al compartir la mesa con urbanizadores sepultureros de la Naturaleza.
Llegué casi puntual y aunque tuve la oportunidad de arrepentirme y salir por la gran puerta del Cázares, me pareció una falta de seriedad abandonar el recinto. Sí imaginé con anticipación los elogios mutuos entre autoridades ecologistas institucionales, no obstante debía ser prudente, educado, para escuchar con atención el relato de la vocación ecologista del alcalde zamorano.
Según “mis ojos” se han impulsado las acciones culturales más diversas para inducir a los individuos a cuidar, a respetar el medio ambiente; se ha gastado mucha saliva, cursos, dinero en la llamada “educación ambiental” y (creo que) el balance entre los costos de esa “educación” y los resultados no son muy alentadores
Sí, si ha habido avances aunque tales logros no siempre se corresponden al esfuerzo invertido. También se ha elaborado leyes, reglamentos, normas operativas, etc. pero a menudo las razones de las personas -grupos ambientalistas- sucumben ante la sordera gubernamental y la indiferencia social. Mas eso no desanima a muchas personas que, por fortuna, mantienen en alto las banderas ambientalistas.
Como profesor no debería dudar “de la educación ambiental formal” (más bien, profesional), pero ese esfuerzo educativo lo comparo con los siglos en que la sociedad zamorana ha sido bombardeada con el “no matarás”. El ambiente conservador de Zamora no parece influir en la conciencia de los asesinos: de 2016 a 2023, en Zamora y Jacona han cometido 3,219 homicidios dolosos y 1894 tentativas de homicidio.
¿Estoy diciendo que no se invierta en educación ambiental? ¿Insinúo que es inútil la religión toda vez que los narco sicarios son más creyentes y guadalupanos que las víctimas? No, sólo quiero poner en duda la efectividad de esas prácticas culturales frente al poder del capital inmobiliario, del capital mercantil y la gran inversión en la agroexportación.
Bien, antes de anotar “los cinco desafíos”, escribo en resumen las creencias en las que baso mis afirmaciones:
a). Los ecologistas institucionales y ( casi todas) las personas suelen concordar y apoyar una causa con mayor fuerza a medida que está lejos en el espacio y/o en el tiempo. Así, por ejemplo, todos los asistentes al Cázares esa mañana, seguro que defenderían los pueblos del Amazonas frente a los riesgos que implica la prospección petrolera o se molestarían por la desecación del Mar Aral, pero guardarían silencio por la sepultura con concreto de los afloramientos de agua atrás del Santuario Guadalupano y no pensarían que el “comal” del atrio retiene calor y coopera con unos grados al calentamiento global.
b) Las alteraciones medio ambientales son multicausales y obedecen a determinantes profundos de conexión regional e internacional. Esto es más comprensible si recordamos que el cultivo principal de Zamora y su región, en su producción depende del material genético (planta madre) de las Universidades de California y de Florida, y que sus expectativas de venta están apuntadas a la “ventana de invierno”. En consecuencia, Zamora está expuesta a las plagas y enfermedades que se “importan” junto con la “planta madre” y a las plagas más comunes como “araña de dos puntos” (Tetranychus urticae Koch) y trips (Frankliniella occidentales) cuyo control con biocidas está supeditado a los parámetros del departamento de agricultura de EUA.
Adelanto, dos plaguicidas altamente cuestionados, como el Bromuro que impacta gravemente a la capa de ozono, y el 1-3 dicloropropano (Telone II) que induce la formación de tumores malignos en animales de laboratorio, fueron introducidos en los campos freseros de Frexport (Padilleño – Puente de Tubos) y ninguna autoridad municipal, estatal o federal reaccionó.
c) El crecimiento urbano y la concentración de población que no produce alimentos implica una mayor demanda de biomasa (tortillas, carnes, verduras); de agua y de energía. Así ocurre un doble proceso: masificación de la producción y, al mismo tiempo, diferenciación de artículos para nichos de mercado (leche deslactosada; café sin café) y se estimula producción de tilapia con hormonas que conviertan el mayor número de “mojarras” en machos.
d) La agricultura industrial cada vez más depende de insumos externos; no sustituye la energía solar, pero crece el consumo de energía fósil (fertilizante y combustibles para la maquinaria); se promueve la producción contra estación (mangos desde enero hasta noviembre); materiales que florezcan un poco antes del Día de San Valentín o de la fiesta de las madres, lo cual implica la aplicación de hormonas y otros insumos para manipular a los rosales. Y se proscriben prácticas, como el entarquinamiento y la aplicación de abono animal.
e) No comparto la idea de que “todos somos responsables”, sí entiendo que en algún momento de la historia las actividades humanas han provocado cambios biológicos y geofísicos a escala mundial, algunos sin retorno, como lo proponen Eugene F. Stoermer, biólogo estadounidense, y Paul Crutzen, neerlandés (Premio Nobel de química, 1995) y que “la humanidad” es responsable, pero no se debe imputar una misma responsabilidad al campesino que con limitaciones asperja Captan (cancerígeno) que a los introductores de 1,3-Dicloropropano (cancerígeno) en Zamora. Me adscribo a la explicación diferenciada del capitaloceno (2015) postulado por Jason W. Moore.
Creo, con Moore y otros, que las acciones decisivas de los humanos sobre el planeta están cruzadas por procesos de colonialismo, industrialización marcada por la ganancia, globalización (imperialismo), racismo y patriarcado, y hay agentes que en un día talan más árboles (adultos) que los plantados en meses por ecologistas “buenas personas”.
Bajo esta confesión, anoto los cinco desafíos ambientales que desarrollaré en otras entregas:
1). Alteración de los ecosistemas y surgimiento de plagas y enfermedades conocidas y emergentes; me referiré a la variación del equilibrio inestable entre diversos organismos (insectos, ácaros, virus). Ocurrió con la papa que desde 1995 dejó de cultivarse en unas 3,535 ha de Zamora y pasó a las tierras altas de Guarachanillo y San Isidro, a causa de la paratrioza o pulgón saltador (Bactericera cockerelli). En 2020 esa misma plaga emergió en las tierras altas de la Meseta.Suerte parecida vivió el jitomate que de 1,465 ha – a mediados de los noventa- en este municipio, emigró a Yurécuaro (2018). Ahora en esta zona está amenazado el jitomate por un mosaico rugoso identificado en Israel en 2014.
2) Los límites físicos determinados por la existencia de recursos finitos (suelo, agua) que no soportan (rían) producciones infinitas (vieja idea del equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts) encabezados por Denis L. Meadows y el Club de Roma). En concreto vale preguntar: ¿Hasta dónde es viable seguir expandiendo la superficie de plásticos? Para cuántas hectáreas más aguanta el acuífero?
3. ¿De qué modo Zamora contribuye al calentamiento global? Presentes y ausentes “pegamos de gritos” por las altas temperaturas zamoranas de meses pasados. “Se nos paran los pelos” al sentir temperaturas ambientales que rozan los 40° C.
Como la ciudad agro comercial mayor de esta región cada día expande su “plancha de concreto”; todas las grandes plazas de los centros comerciales desparraman sus “comales calientes”, sea para la venta de los bienes de salvación, como el santuario Guadalupano donde crece la superficie (atrio y parte posterior); o Liverpool (Sentura), Soriana, Walmart; la placa de chapopote en la avenida 5 de Mayo, entre otras
4. Agua: sequía, tandeos e inundaciones.
Las personas necesitan para el uso directo, básico; la agricultura y el comercio demandan líquido de cierta calidad (color, olor, sabor, libre de determinadas sales y metales; sin coliformes), en cantidad suficiente y el momento que se requiere (oportunidad o disponibilidad). No exceso porque causa inundaciones.
Un reto principal es lograr (un día) agua potable, hay agua entubada bombeada desde pozos profundos a tinacos y, de ahí, por gravedad hacia las casas, a los usuarios. Un problema es el olor (El Carmen, Cosmos), el exceso de arena que taponea las tuberías y/o carga los tinacos (Progreso, Palo Alto). Y una cuestión de la que poco se habla es de los metales pesados (plomo) identificados en algunas fuentes (SAPAZ, SSA, minuta 6 de octubre de 2008)
Zamora no cuenta con afloramientos naturales(manantiales) y para el abasto domiciliario depende de la perforación de pozos profundos y del manantial de El Bosque. Por esta carencia y gracias a la ausencia de una adecuada gestión (gobernanza, dicen), el gobierno municipal de Zamora entabla conflictos con los vecinos: Jacona (11-07-1991 y 14-02-2014), Ario (15-11-2013) y Tangancícuaro (29-11-2010 Cupátziro; 21-02-2011, Camécuaro).
Los 400 millones de metros cúbicos que escurren por la cuenca del rio Duero tienen como fuentes principales y permanentes 52 manantiales que suman un aforo de 8.526 m3, agua de variable calidad que brota en el suelo de Chilchota (Ostákuaro, Chilchota, La Toma, etc.), Tangancícuaro (Los Nogales, Cupatziro, Camécuaro) y Jacona (La Luz, El Bosque, Estancia).
La paradoja del agua es que en algunas colonias experimentan -en periodos- sequía, “tanteado” e inundaciones.
5. Destrucción, no cambio de uso del suelo
En este apartado discutiré el manejo del lenguaje que obscurece el hecho: para construir la plancha de concreto donde se desplanta Sentura, primero se destruye el suelo agrícola. Para edificar Soriana, Office Deppot, Home Depot las máquinas cavaron y destruyeron el suelo que durante decenios se formó con el arrastre partículas de tierra y de la acción de miles, millones de bacterias, lombriz de tierra etc.
Los fraccionamientos sin casas, las casas sin gente y gente sin casa (que viven en hacinamiento). El crecimiento poblacional de esta urbe se torna más lento; desde 1990 a nuestros días las tasas de crecimiento se acercan al uno. Y el retrato que la Secretaría de Urbanismo (SUMA) hiciera en 2010, con seguridad no ha mejorado:
La propuesta de ordenamiento metropolitano registra que, de un total de 93, 739 viviendas particulares existentes en Jacona (19,118), Tangancícuaro (12,730) y Zamora (61,891), 15,540 estaban deshabitadas. De éstas, 10, 969 eran de Zamora. El mismo documento señala recientes incrementos porcentuales de vivienda: de 1995 a 2000, Jacona registró 3.38% y de 2000 a 2005, 12.45%. Por su parte, en los periodos, Zamora anotó 8.49 y 13.91%.
Este “choro” -oral-, mejorado con algunos nombres y cifras, fue presentado por su servidor en el Instituto Cázares, sin mayor trascendencia. Días antes dudaba, tenía poco sentido “sembrar en tepetate”, y la mañana del lunes 23 de septiembre era clara la inutilidad del ejercicio y repetí la profunda frase de José Alfredo:
Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores …
Zamora, Michoacán, septiembre 24 de 2024