Este acuerdo, que en un principio se consideró histórico, permitió que todos los obispos de China estuvieran en plena comunión con el Papa, un cambio significativo después de décadas de división, durante las cuales muchos obispos chinos fueron nombrados sin la aprobación del Vaticano
(ZENIT Noticias / Roma).- El Vaticano y la República Popular China han renovado una vez más su innovador acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos, lo que marca otro paso en la evolución de la relación entre la Santa Sede y Pekín. El acuerdo, firmado inicialmente el 22 de septiembre de 2018, se ha prorrogado ahora por cuatro años más tras una decisión mutua tomada el 22 de octubre de 2024. Esta tercera renovación refleja el compromiso de ambas partes con el diálogo y la cooperación, con la esperanza de fomentar aún más la unidad de la Iglesia católica en China y mejorar las relaciones bilaterales.
Este acuerdo, que en un principio se consideró histórico, permitió que todos los obispos de China estuvieran en plena comunión con el Papa, un cambio significativo después de décadas de división, durante las cuales muchos obispos chinos fueron nombrados sin la aprobación del Vaticano. La última renovación subraya la continuación de este esfuerzo, que ya ha visto el nombramiento y la consagración de varios obispos en el país por consentimiento mutuo.
El camino hacia un diálogo constructivo
En la declaración oficial conjunta, tanto el Vaticano como Pekín subrayaron su intención de mantener un diálogo «respetuoso y constructivo». El Vaticano considera que esta renovación es crucial para garantizar la estabilidad y el futuro de la Iglesia católica en China. Al promover la cooperación, el acuerdo se considera una forma de mejorar no sólo la gobernanza de la Iglesia, sino también el bienestar de la población china en general.
«La Santa Sede y la República Popular China, a la luz del consenso alcanzado para la aplicación fructífera del Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de obispos, han acordado, tras las consultas pertinentes, extender su validez por otros cuatro años», se lee en la declaración. Además, se añade que el Vaticano sigue centrado en fomentar las relaciones bilaterales «por el bien de la Iglesia católica en el país y de todo el pueblo chino».
Este compromiso con el compromiso constructivo pone de relieve el delicado equilibrio del Vaticano: proseguir con su misión en un país donde la práctica religiosa está estrictamente regulada, manteniendo al mismo tiempo la independencia de las decisiones de la Iglesia.
Una nueva era para la Iglesia católica en China
Desde que se firmó el acuerdo en 2018, la posición de la Iglesia en China se ha transformado. Antes del acuerdo, los nombramientos episcopales se hacían a menudo sin la aprobación del Vaticano, lo que conducía a un liderazgo fracturado. Ahora, con el marco renovado, la Iglesia ha visto el nombramiento de más de diez obispos con el consentimiento tanto de Roma como de Pekín. Además, varios obispos que anteriormente habían estado en una relación irregular con el Vaticano han sido reconocidos oficialmente por ambas partes.
Esta nueva atmósfera de colaboración también ha facilitado una mayor participación china en la comunidad católica mundial. Los obispos chinos, anteriormente excluidos de las reuniones oficiales del Vaticano, ahora asisten a los Sínodos en Roma y a otros eventos importantes de la Iglesia en Europa y las Américas. Además, los jóvenes católicos chinos estuvieron notablemente presentes en la Jornada Mundial de la Juventud del año pasado en Lisboa, lo que indica una mayor apertura y participación en la Iglesia internacional.
Los recientes viajes apostólicos del Papa Francisco a Asia, donde los fieles chinos participaron abiertamente, son otro testimonio de este cambio. La presencia de católicos chinos en eventos religiosos globales indica que, a pesar de las complejidades de la relación, la comunidad católica en China está ansiosa por ser parte de la Iglesia en general.
Desafíos y críticas
A pesar de estos avances, el acuerdo sigue siendo un punto de discordia tanto dentro como fuera de la Iglesia. Los críticos, incluidos algunos dentro del Vaticano, sostienen que el acuerdo le da al gobierno chino demasiado control sobre los asuntos de la Iglesia, particularmente en un país donde la libertad religiosa sigue siendo un tema delicado. Otros han expresado inquietudes sobre el trato a las comunidades católicas clandestinas que siguen siendo leales al Vaticano pero no tienen el reconocimiento oficial del gobierno chino.
Si bien el Vaticano ha enfatizado que el acuerdo se centra únicamente en la cuestión de los nombramientos episcopales, dejando sin abordar cuestiones más amplias de libertad religiosa, está claro que esta renovación es parte de una estrategia más amplia. El Papa Francisco, que siempre ha enfatizado el diálogo y la diplomacia, ve esto como un proceso a largo plazo para generar confianza y asegurar el futuro de la Iglesia católica en China.
Mirando hacia el futuro: cooperación continua
Con el acuerdo prorrogado hasta 2028, los próximos cuatro años serán cruciales para el futuro del catolicismo en China. La Santa Sede espera que el diálogo en curso no sólo conduzca a más nombramientos de obispos de mutuo acuerdo, sino que también permita una mayor libertad religiosa y atención pastoral para los aproximadamente 12 millones de católicos de China.