La Santa Sede inició su presencia por el deseo del Secretario General de la ONU, U Thant, budista practicante, que promovió la presencia de las comunidades de fe en la ONU para fomentar su papel de intermediarias entre las superpotencias.
(ZENIT Noticias / Roma).- Se cumplen 60 años de presencia de la Santa Sede en la ONU. La Santa Sede inició su presencia por el deseo del Secretario General de la ONU, U Thant, budista practicante, que promovió la presencia de las comunidades de fe en la ONU para fomentar su papel de intermediarias entre las superpotencias.
El papa Pablo VI accedió a la propuesta y el Vaticano se incorporó al organismo mundial. Quiso mantener la neutralidad de la Santa Sede en el mundo político y optó por el estatus de observador permanente. El primer observador permanente del Vaticano en la ONU fue monseñor Alberto Giovanetti, quien ocupó el puesto el 6 de abril de 1964 y ahí trabajó hasta 1973.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, celebró una misa de acción de gracias el lunes 30 de septiembre por el 60º Aniversario de la presencia de la Santa Sede como Estado Observador en las Naciones Unidas. La celebración fue en la iglesia de la Sagrada Familia, ubicada en Manhattan, Nueva York, a pocas cuadras del edificio de las Naciones Unidas.
Junto al cardenal Pietro Parolin concelebraron el arzobispo Gabriele Giordana Caccia, Nuncio Apostólico y actual Observador Permanente, junto con algunos miembros del clero de la Arquidiócesis de Nueva York. Asistieron 250 diplomáticos y observadores de la ONU con miembros del personal y familiares, amigos de la Misión Permanente de la Observación de la Santa Sede y fieles católicos.
El cardenal expresó: «Ser cristiano implica promover la dignidad de los hermanos, luchar por ella, vivir por ella. Precisamente en esta lógica de servicio hacia los más pequeños y hacia aquellos que no tienen voz, se sitúa y encuentra la razón de ser la presencia de la Santa Sede a nivel de la comunidad internacional».
Subrayó la defensa que hace la Iglesia de la justicia social y del desarrollo económico, la protección del medio ambiente, la atención a los indefensos y los olvidados, la dignidad humana, los derechos humanos y «especialmente el derecho más fundamental de todos: el derecho a la vida».
«Si queremos seguir a Jesús, debemos seguir el camino que Él mismo trazó», afirmó el cardenal, pues ese camino es «el camino del servicio». Insistió en que «estamos para servir a quienes tienen necesidad de recibir y no pueden dar nada a cambio. Al acoger a los marginados y a los abandonados, acogemos a Jesús, porque Él está ahí».
Citó al papa san Pablo VI, primer papa que visitó e intervino ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 4 de octubre de 1965: «La misión de la Santa Sede ofrece la sabiduría de la Iglesia como experta en humanidad».
Hubo una recepción posterior, en la que el cardenal reiteró que, en un mundo «cada vez más fragmentado por intereses estrechos, debemos recordar que todos somos miembros de una única familia humana. Por tanto, renovamos nuestro compromiso con la visión de un mundo donde la paz, la justicia y la dignidad humana no sean meras aspiraciones, sino realidades vividas por todos».
El 28 de septiembre, el Cardenal Parolin intervino ante la 79ª Asamblea General de la ONU, donde manifestó la preocupación de la Santa Sede por el aumento y la gravedad de los conflictos en el mundo. Sugirió un compromiso de todos los países por la paz y que los miembros de las Naciones Unidas recuperen los valores fundacionales de la organización.