Existe preocupación de que con la reforma recién aprobada se repita en el Infonavit el desastre que Octavio Romero Oropeza dejó en Pemex.
Es cierto que todo mundo esperaba la reforma al Infonavit, que lleva Octavio Romero Oropeza, ya que los planes de construir viviendas es una de las promesas hechas por la presidenta Claudia Sheinbaum, pero lo que no se esperaba era que el camino a seguir fuera tomar el control total del Infonavit y con ello, sus recursos.
En el Consejo Tripartita del organismo de vivienda, que es el más grande de América Latina, siempre se cuidó que el dinero de los trabajadores tuviera rendimientos positivos para la obtención de créditos o bien, para ser destinado ese monto a la pensión, si el recurso no era utilizado, incluso en algún momento logró tener rendimientos muy positivos, dado las inversiones que hacía el equipo del Infonavit, tanto como en las Afores, al final el objetivo es cuidar e incrementar el dinero que nos retienen para destinarlo a la subcuenta de vivienda, así como dar financiamiento para una vivienda.
Ahora, el cambio hecho, en donde el extitular de Pemex tendrá el control total de los recursos, hizo que todos estos días, los mensajes tanto de financieros como de los acreedores que dejó al borde de la quiebra a la petrolera, todos coinciden y alertan que se repetirá en el Infonavit con la reforma recién aprobada, un desastre como en Pemex.
Y es que la reforma propuesta al Infonavit introduce cambios significativos, como la creación de una filial para construir vivienda social y la implementación de esquemas de arrendamiento con opción a compra. Aunque parece responder al déficit habitacional y al mandato constitucional, esta iniciativa plantea serias preocupaciones para todos los que conocen los temas financieros.
En primer lugar le otorga al organismo facultades como constructor directo, lo que compromete su naturaleza como organismo de financiamiento, pues transformarlo en una empresa constructora puede generar ineficiencias administrativas y operativas, agravadas por la creación de una empresa filial con capacidades amplias, pero sin los controles claros que eviten corrupción o mal manejo de recursos.
Y es que el modelo está inspirado en prácticas de otras instituciones como Pemex, de donde viene justo el nuevo director, pero en el Infonavit hace años dejaron de ser constructores.
Para el sector financiero, con quien opera el organismo de vivienda, el hecho de que la iniciativa insiste en desvincularlo de la regulación bancaria, pese a que maneja recursos de los trabajadores, es un riesgo mayor, ya que se quedarían técnicamente sin ningún tipo de supervisión financiera, por lo que relajar los controles podría exponer al fondo a riesgos de sostenibilidad a largo plazo, afectando directamente los ahorros de millones de mexicanos.
Se espera que hoy organismos empresariales y sindicatos tengan una reunión privada con la presidenta Sheinbaum para tratar el tema, aunque no hay mucha esperanza que se realicen cambios, eso sí, tristemente más allá de la reforma, tampoco nadie tiene confianza en que el proceso sea llevado de manera adecuada por su nuevo director, que será si se aprueba toda la reforma, el nuevo todopoderoso no sólo del Infonavit sino de todas las secretarías por el monto que manejará. Esto apenas inicia.