La primera mujer en regir Baja California reconoce que a lo largo de su vida ha tenido que romper varios techos de cristal
Tijuana.— Marina del Pilar Ávila Olmeda, la primera mujer que gobierna Baja California, ha logrado romper varios techos de cristal a lo largo de su trayectoria en la política. Ahora, alienta a las mexicanas a abrir las brechas que quieran, sin importar los roles de género impuestos por la sociedad.
“Yo tomé protesta con siete meses de embarazo. A muchas mujeres nos han dicho: ‘Tienes que decidir entre una vida profesional, una vida en familia o ser mamá’, pero se puede ser exitosa profesionalmente y ser madre, esposa, hija o mujer. No hay que renunciar a tus sueños, a ninguno, para conseguir tus metas.
“Es importante que sepan todas las niñas, todas las jóvenes y todas las mujeres, todas, que las mujeres podemos ser lo que queramos ser como funcionarias públicas, incluso gobernadoras, presidentas de la República y, al mismo tiempo, ser amas de casa, madres, hijas, hermanas, esposas y amigas. Nadie ni nada nos puede detener”, asevera en entrevista con EL UNIVERSAL.
Además de liderar el gobierno de Baja California, un estado fronterizo complejo, también encabeza la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). En ambas responsabilidades, señala, las mujeres habían sido históricamente relegadas y el doble para las mujeres embarazadas.
Ella demostró que las mujeres están a la altura de cualquier reto, algo que aprendió de su madre, quien se enfrentó a catedráticos de universidades que se oponían a que las mujeres fueran parte de la academia, y del arduo trabajo de su abuela, quien dio las herramientas necesarias a sus hijas e hijos para progresar.
Esas mujeres — señala Marina del Pilar—, han sido su motor para gobernar un estado que le fue entregado como uno de los más violentos de México, lo cual no ha sido fácil.
El honor de una vida
Recuerda que al nacer en una familia apasionada por la política, desde niña se proyectaba gobernando el estado. Todos los días veía noticiarios con sus papás, leía el periódico y se dormía escuchando la radio. Además, reconoce que le emocionaba escuchar los larguísimos Informes de Gobierno de ese entonces.
Admite que hasta en el seno familiar le fue difícil romper el techo de cristal por la creencia de que las mujeres no pueden acceder a los mismos cargos de poder que los hombres, pero al terminar su licenciatura en Derecho (2009) se involucró aún más en la política hasta que en 2012 se unió a Morena.
“El más grande honor que he tenido en mi vida es gobernar el estado en el que nací y (…) en mi última etapa como gobernadora, con la primera mujer en gobernar nuestro país, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, una inspiración para nosotras.
“Pero, sin duda, también es el esfuerzo de otras millones de mexicanas lo que nos abrió el camino. Por eso quiero decirles que nunca se rindan, nunca tiren la toalla, o que la tiren pero que la levanten nuevamente. Todo se puede cuando ponemos el corazón por delante”, dice.
Para la exdiputada federal, encabezar la Conago es un honor y una responsabilidad. Considera que es un espacio que durante mucho tiempo sirvió para muy poco y hoy ella le dará el empuje que se requiere para que sirva como un verdadero instrumento de apoyo al gobierno federal, con el impulso de políticas públicas sin importar los colores.
“Queremos impulsar las políticas públicas que se están tomando y llevando a cabo por parte del gobierno federal, darles un impulso real e implementación en las entidades federativas, poder coordinarnos con todos los estados, independientemente de colores o ideologías políticas.
“Creo que le hemos dado a la Conago una nueva cara en la vida pública de nuestro país. Queremos poder ser desde la Conago un vínculo con todos los estados para impulsar la estrategia migratoria en México, para impulsar la estrategia de bienestar, los programas sociales en nuestro país, las obras públicas que requiere México. Creo que podemos ser un gran instrumento de transformación y de apoyo a la presidenta de México”, explica.
En ese sentido, Marina del Pilar se describe no sólo como la gobernadora de Baja California y la cabeza de la Conago, pues también es la mamá de Diego José y de Marinita, es hija, es amiga y es esposa de Carlos, que son sus roles favoritos.
Cuando está fuera de los roles de gobierno, confiesa que se refugia en la música y la lectura para desestresarse o busca ir a la naturaleza para reflexionar.
Los grandes retos
Como gobernadora de Baja California reconoce retos por cumplir, como la seguridad y alcanzar la justicia para mujeres víctimas de delitos en la entidad.
“El tema de seguridad es lo que más trabajo nos cuesta. Sin duda, es el principal reto que tenemos. Cuando yo llegué a la gubernatura de Baja California todos los días teníamos números de 15, 16 homicidios diarios. Hemos logrado una disminución muy importante, muy importante, pero no estamos satisfechos.
“Todavía tenemos que seguir trabajando y reforzando la estrategia y, sobre todo, combatir las causas que generan la criminalidad, la violencia, la inseguridad, los delitos”, detalla.
Adelanta que la próxima meta es sembrar paz en toda la entidad con ayuda de la política rectora del gobierno federal y los gobiernos de la Cuarta Transformación, que tienen como eje combatir la pobreza.
Su compromiso —asegura— es muy fuerte con las mujeres de Baja California, pues trabaja para disminuir los índices de violencia.
“Creamos los primeros centros de justicia para las mujeres en Baja California desde cero, hoy estamos por concluir el tercero en Mexicali, y ya están en Tijuana y en San Quintín. Tenemos un escuadrón violeta que es para erradicar la violencia machista, la violencia hacia las mujeres y hacia sus hijos. Al violentar a una mujer se violenta a la familia y a la sociedad completa”, expresa.
Recordó que hay “un transporte violeta, totalmente gratuito, para mujeres y sus hijos, y también es un transporte seguro para mujeres, niñas, niños y jóvenes. Estamos trabajando en seguir fortaleciendo todos los programas de género.
Habla también de los programas para ayudar a las mujeres a romper los círculos de violencia mediante su empoderamiento económico y los apoyos a las madres autónomas, jefas de familia. Considera que ser la primera mujer en gobernar Baja California le otorgó un fuerte compromiso con las mujeres del estado.