Recién fundada nuestra ciudad la calidad de las tierras zamoranas ya era motivo de atraer más españoles a nuestra localidad, tal es el caso de uno de los españoles avecindado en la pequeña y recién fundada Zamora, Juan de Mendoza le escribe a su sobrino Cristóbal de Ayala, invitándole a venir al entorno zamorano del siglo XVI. La carta a que hacemos referencia fue publicada por Enrique Otte, en su libro “Cartas Privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616. México. FCE, 1993.
La carta inicia con un reclamo fraternal al sobrino que, al parecer y por el lenguaje utilizado en la misiva, se niega a venir a la Nueva España y enfrentar el hecho como muestra de hombría, exigida por su tío Juan de Mendoza. En la misiva, el autor refleja la riqueza por explotar en estos rumbos, ya que así se lo dice al sobrino y para que éste, a su vez, se lo exprese a don Alonso Díaz de Manzanilla. Y finalmente, en posible confusión, se refiere a Zamora como ciudad y no como Villa.
“Juan de Mendoza a su sobrino Cristóbal de Ayala
Zamora, 18, III, 1574
Señor sobrino:
Ya son cinco cartas, con ésta seis, que os he escrito, por las cuales os he enviado a rogar os viniésedes a esta tierra, para estaros en mi compañía, pues tendréis bien conocida la gran voluntad que os tengo, y que deseo que seáis hombre. Y pues tenéis tan buena habilidad, que no la empleáis tan mal, estándoos hecho torreznero en esa villa, sin tener en qué ocuparos. Con el señor Pedro de Salas os escribí otra, por la cual os enviaba a rogar que os viniésedes en la primera flota, y que, si hubiésedes menester dineros para veniros, que acudiésedes a él, porque él me dio la palabra, que, como vos os quisiésedes venir, de os dar todo lo que hubiésedes menester a mi cuenta, porque yo le hice un conocimiento de que todo lo que por vos gastase, mostrando conocimiento de vuestra mano de que lo habiádes recibido para el dicho efecto, y no para otro, yo se lo pagara al tornaviaje. Paréceme que os dio la carta, y os lo dijo de palabra, como yo se lo había suplicado, y se volvió a esta tierra, y vos no os quisiste venir en su compañía, pues podíades venir tan bien acomodado con él, y con todo el regalo del mundo. El vuelve en esta flota, y si quisiéredes veniros, él os dará todo recado para el viaje, porque lleva dineros míos para ciertas cosas que me ha de enviar. Y si os quisiéredes determinar a veniros en la primera flota, aunque deje el señor Pedro de Salas de enviarme lo que llevo en su memoria, yo lo tendré por bueno, si vos hubiéredes de menester el dinero para aviaros, y no de otra manera. Si quisiéredes determinaros de venir, hablarle eis de mi parte que escriba a Diego de Hoyos, maestre, que es vecino de Rota, que es conocido y amigo mío, que los traerá en su navío con todo el regalo posible. Y no dejéis de veniros, pues sabéis que no os tengo de faltar mientras viviere, y que a vos os conviene hacerlo, y dejaros de andar perdido tras de una miseria. No tengo más que deciros, porque por otras os he escrito lo que hace al caso, sino que miréis lo que os conviene, que por vos va. Al señor Diego de Paz, teniente de cura, daréis mis besamanos, y al señor Diego de Vega y a la señora mi tía Francisca de Salazar y a todos los demás, y al señor Alonso Díaz de Manzanilla le diréis de mi parte que, como nunca acaba de hacer este viaje, cuanto a que me escribió que había de venir a esta tierra, que creo no osa venir de miedo del charco, que no tema le pasar, que todo es comenzar, y que, si quisiere venirse con la primera armada, que le tengo buscado un muy buen acomodo.
No tengo más que avisaros, sino que os encargo la venida, y si tornare el señor Salas con él, os podréis venir mejor que no con otra persona alguna. Pero entiendo que, ya como está rico, que no quiere más Indias, porque él me dijo al tiempo que se partió de mí para embarcarse que ya no quería volver a las Indias, que ya estaba cansado. Y porque os tengo escrito por otras largo, no alargo más, sino que Nuestro Señor os guarde y os dé la salud que yo os deseo. De esta ciudad de Zamora, lunes, a diez y ocho días del mes de marzo de este año de mil y quinientos y setenta y cuatro años, para lo que os cumpliere, vuestro tío:
Juan de Mendoza (I.G. 2057)” (Enrique Otte. “Cartas Privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616. México. FCE, 1993)