Este desarrollo no es sólo otra expansión de Word on Fire: representa un nuevo modelo de vida sacerdotal, uno que coloca el trabajo de misión digital en su centro. La medida señala un reconocimiento de que Internet no es simplemente una herramienta para difundir el Evangelio, sino un campo de misión en sí mismo, que exige una respuesta dedicada de la Iglesia.
(ZENIT Noticias / Washington).- En una era en la que el mundo digital se ha convertido en la nueva plaza pública, el obispo Robert Barron está dando un paso audaz para garantizar que la Iglesia católica no sólo tenga voz en la conversación, sino que la lidere. El 15 de enero, Word on Fire, el influyente apostolado de medios de Barron, anunció una nueva y ambiciosa iniciativa: la fundación de una orden religiosa dedicada enteramente a la evangelización a través de plataformas digitales.
Este desarrollo no es sólo otra expansión de Word on Fire: representa un nuevo modelo de vida sacerdotal, uno que coloca el trabajo de misión digital en su centro. La medida señala un reconocimiento de que Internet no es simplemente una herramienta para difundir el Evangelio, sino un campo de misión en sí mismo, que exige una respuesta dedicada de la Iglesia.
El viaje de Barron como sacerdote digital comenzó modestamente a fines de la década de 1990 con una serie de reflexiones del Evangelio dominical transmitidas en una estación de radio de Chicago a una hora inoportuna de la madrugada. Al darse cuenta de las limitaciones de la radio, un amigo le sugirió que publicara sus homilías en línea. Lo que comenzó como un simple sitio web pronto se convirtió en Word on Fire, un ministerio multimedia internacional que ha llegado a millones de personas.
El punto de inflexión llegó en 2011 con Catholicism, una serie documental de 10 partes que combinaba una cinematografía impresionante con profundidad teológica, presentando la riqueza de la historia y la doctrina católicas. Este enfoque de alto valor de producción se convirtió en un sello distintivo de Word on Fire y ayudó a que el mensaje de Barron se extendiera más allá de los círculos católicos.
Hoy, la presencia de Word on Fire en YouTube y las redes sociales no tiene paralelo en el mundo católico, superada solo por las cuentas oficiales del Papa. Con más de 200 millones de vistas de videos, casi dos millones de suscriptores de YouTube y tres millones de seguidores en Facebook, Barron ha redefinido la forma en que la evangelización católica se relaciona con las audiencias contemporáneas.
Un nuevo orden para una nueva evangelización
A pesar de su gran alcance en línea, Barron siempre ha equilibrado el trabajo de misión digital con los deberes pastorales tradicionales. Ordenado en 1986, fue nombrado obispo auxiliar de Los Ángeles en 2015 y más tarde se convirtió en obispo de Winona-Rochester, Minnesota, donde ahora se encuentra la sede de Word on Fire. Su doble compromiso con el mundo digital y el ministerio parroquial ha dado forma a su visión para esta nueva orden.
Según el anuncio oficial, el objetivo de Barron es establecer una congregación de sacerdotes específicamente capacitados para la evangelización digital. El plan es reclutar un grupo inicial de tres a cinco sacerdotes y un número igual de novicios, que vivirán en comunidad bajo una regla espiritual que Barron ya ha redactado. Se formarán no solo en teología y ministerio pastoral, sino también en los desafíos y oportunidades únicos de la evangelización en línea.
El primer hogar de la orden ya está asegurado, gracias a un generoso benefactor que proporcionó una casa en Rochester, Minnesota, donde los sacerdotes vivirán, estudiarán y comenzarán su misión. Una campaña de recaudación de fondos para apoyar la iniciativa ganó impulso rápidamente, recaudando más de $ 300,000 en solo unos días.
La idea de una orden religiosa enfocada en los medios de comunicación no es del todo inédita. A principios del siglo XX, el beato Giacomo Alberione fundó la Familia Paulina, una red de congregaciones dedicadas a difundir el Evangelio a través de medios de comunicación modernos, desde periódicos hasta radio y televisión. La visión de Barron puede verse como una continuación de esta tradición en el siglo XXI, con un énfasis específico en el mundo digital.
Lo que distingue a esta iniciativa es el reconocimiento explícito de que Internet no es solo una herramienta para difundir contenido religioso, sino un vasto y complejo territorio de misión. Barron ha sostenido durante mucho tiempo que la Iglesia debe interactuar con los “nones” (aquellos que no tienen afiliación religiosa) y los escépticos donde estén: en YouTube, las redes sociales y los podcasts. La nueva orden institucionalizará este enfoque, formando sacerdotes que sean tan fluidos en la cultura digital como en la teología.
Si bien el anuncio ha generado entusiasmo, el camino por delante no está exento de obstáculos. Establecer una nueva orden religiosa requiere cumplir con los requisitos de la Iglesia y obtener la aprobación canónica. La sostenibilidad a largo plazo del proyecto también dependerá del apoyo financiero continuo y del reclutamiento exitoso de candidatos dispuestos a dedicar su sacerdocio al trabajo misionero digital.
Además, la eficacia de la evangelización en línea sigue siendo un tema de debate. Si bien Word on Fire ha llegado a millones de personas, traducir la participación digital en conversiones profundas y duraderas sigue siendo un desafío. El propio Barron ha reconocido que Internet es un punto de partida, no el punto final, de la formación en la fe. La nueva orden deberá encontrar formas de integrar su presencia digital con la vida sacramental del mundo real.