Declarado “Siervo de Dios”
Por Alfonso Sahagún
Javier Guadalupe Hernández fue un sacerdote de la Diócesis de Zamora que desarrolló la mayor parte de su ministerio en esa misma Diócesis y, en la parte final de su vida, en la Diócesis de Tula, Hgo., razón por la cual, de acuerdo a disposiciones de la Santa Sede, le corresponde promover la causa de su beatificación deseada.
En los últimos meses, la Diócesis de Tula llevó ya a cabo la solicitud de presentación de la causa de beatificación del P. Javier ante la instancia correspondiente de la Santa Sede, la cual ya fue aceptada. El punto siguiente fue el que el presbítero designado por el obispo de la Diócesis de Tula, llamado “postulador de la causa” realizara una investigación exhaustiva de la vida y ministerio sacerdotal del P. Javier, la cual ya concluyó, razón por la cual se dio por terminado el proceso diocesano. En tal momento, la Santa Sede declaró al P. Javier como “Siervo de Dios”.
Javier Guadalupe nació el 6 de diciembre de 1906 en el pueblo de San José de Gracia, Jal., pequeño poblado del municipio de Tepatitlán, dentro de la región cristera de Los Altos, del propio Estado. Hijo de Antonio Hernández y de Rosa Ascencio. Fue el último de cuatro hermanos. Permaneció en su pueblo natal hasta los 12 años y 2 más en San Francisco, poblado cercano al suyo. Sintiendo la vocación al sacerdocio, entró al seminario menor de la Arquidiócesis de Guadalajara, donde permaneció durante 3 años, fecha en que su familia, por razones económicas, emigró a Yurécuaro, Michoacán. Esto fue motivo de que continuara sus estudios eclesiásticos en el seminario de Zamora.
En el libro del seminario de Zamora en que se anotan informes de los seminaristas, se dice lo siguiente acerca de Javier Hernández: “Fue siempre un seminarista sincero, piadoso, con dotes de gobierno y de carácter fuerte… muy estimado por sus superiores y sus compañeros”.
Las calificaciones que fue obteniendo en los exámenes manifiestan que su capacidad intelectual era alta y que ponía empeño en sus estudios.
Fue ordenado sacerdote por el Sr. Obispo diocesano Don Manuel Fulcheri y Pietra Santa, el día 22 de septiembre de 1934.
Ejercicio de su Ministerio
En el ejercicio del ministerio sacerdotal hay dos ramas, en conformidad con la actividad que desempeñen los a ellos asociados, la de los de vida contemplativa y los de vida activa. La actividad de los sacerdotes diocesanos es únicamente de vida activa. Dentro de ésta, de acuerdo a su tendencia individual, de su capacidad intelectual, de su preparación académica, del nombramiento que reciba de su obispo y de mil circunstancias más, un presbítero realiza su actividad ministerial.
El ejercicio ministerial del P. Javier fue arrollador, de acuerdo a los nombramientos que recibió, de la variedad de lugares en los que los ejerció y la forma como los desarrolló, dentro de los límites de la Diócesis de Zamora, como Delegado Nacional Episcopal en favor de los braceros mexicanos en Estados Unidos, en las Diócesis de Tabasco, en la Arquidiócesis de México y en la Diócesis de Tula.
Siempre se condujo bajo el criterio de llevar unida a la predicación y administración de los sacramentos la promoción humana.
Relación de lugares en los que ejerció su ministerio pastoral
-Párroco provisional de Nahuatzen, durante varios meses.
-Vicario cooperador de Chavinda, durante mes y medio.
-Vicario cooperador en Pajacuarán.
– Vicario Ecónomo de Zirosto.
-Párroco de Corupo.
Allí fundó un Centro de Formación para Jóvenes, bendijo el Colegio de Corupo y realizó un Congreso eucarístico regional.
Cambió de residencia a Charapan donde fundó el Colegio de los Misioneros de la Sgda. Familia.
-Responsable de la parroquia de Cherán.
Fue pieza fundamental, con el presidente Lázaro Cárdenas del Río, en el traslado de los habitantes de San Juan Parangamaricutiro, junto con la imagen del Cristo milagroso, invadidos por la lava del volcán Paricutín al lugar que es ahora San Juan Nuevo, donde reside la imagen citada, y al sitio llamado El Pueblito, donde el P. Javier construyó lo que es ahora un pequeño poblado de ese nombre, tenencia de la parroquia de Ario de Rosales, Michoacán. Elementos enviados por Don Lázaro trazaron el pueblo. El Padre Javier se endeudó bastante.
-Párroco de Pamatácuaro.
Allí fundó el Colegio de Pamatácuaro, encomendado a las Hermanas de los pobres y siervas del Sgdo. Corazón, de Zamora.
-El P. Javier en la Diócesis de Villahermosa, Tabasco.
Invitado insistentemente por el Sr. Obispo de ese Estado para colaborar durante un año, porque sólo había tres sacerdotes en todo el Estado.
-Párroco de Chilchota
Numerosas actividades relativas a la preparación de jóvenes para su capacitación en diversas actividades educativas y de producción. Así,
a) Envió grupos de jóvenes, varones y mujeres, a escuelas de mejor nivel al existente en el lugar, instituciones educativas de Zamora, Jacona y Morelia.
b) Durante dos años consecutivos mandó grupos de sus catequistas a un internado que tenía establecido en Tlalpan con este fin la ahora Beata Sra. Concepción Carrera de Armida.
c) Mandó a un grupo de muchachas a Yurécuaro para que aprendieran a engarzar rosarios, los que luego vendían a quienes, en el propio Chilchota comerciaban a una escala amplia.
d) Granja con 3 mil gallinas para obtener recursos para las diversas obras sociales que emprendía, para cuyo fin mandó a Zamora y a Mezquital del Oro a elementos para que se capacitaran en el ramo.
e) Algo semejante ocurrió con la creación de un pequeño establo con ganado de registro, obtenido en Zamora.
f) Fábrica de zapatos, previa capacitación a personal en León, Gto., y a dos elementos de este mismo lugar para asesoramiento a los nacientes zapateros.
g) Cine México, a fin de contrarrestar el cine pornográfico.
h) Recuperó el curato, que la autoridad municipal había invadido tiempo atrás, para poner una escuela, a condición que proporcionara otro espacio para la dicha escuela, como así lo hizo, y, además, tuvo que construir prácticamente un nuevo curato.
Durante tres meses, el P. Javier, junto con un P. Bravo y otro P. Rentería, por petición del señor obispo José G. Anaya, estuvo en la Diócesis de Gran Rapid, de EU, para un servicio religioso a los braceros mexicanos durante tres meses.
De regreso como párroco de Chilchota, el año 1950 la Diócesis fundó allí una Liga Sacerdotal pro Indígenas. De allí se originó, en 1954, la creación de la Escuela Catequística de Chilchota, internado con dos años de duración para la formación de muchachas catequistas de la Meseta purépecha.
La Congregación de dominicas de la Doctrina cristiana de México se encargó de la direccion de dicha institución.
En un informe que dio la superiora de las religiosas comentó: “El P. Javier no dejó un momento de interesarse por todo lo relativo a la fundación de esta obra; se preocupó por rentar una buena casa cerca del templo parroquial, por comprar todo lo necesario para los dormitorios, trastos de cocina, lo necesario para los estudios: todo lo necesario para una treintena de alumnas internas que esperábamos y lo necesario para las alumnas externas”.
-Párroco de Purépero.
En enero de 1955, el P. Javier fue nombrado párroco de Purépero.
Visitaba en sus casas a las familias más pobres y aceptaba comer con ellos; les sugería y les apoyaba para que hicieran algunas modificaciones en sus casas, como el mejoramiento de sus chimeneas, construir un cuartito más…Todos le sentían muy cercano, muy humano. Esa era una práctica suya común en el lugar en el que estuviera ejerciendo su ministerio.
Amplió y acondicionó en forma notable el edifico del Colegio de las hermanas de la Congregación de Hermanas de los pobres y siervas del Sgdo. Corazón, de Zamora.
Permaneciendo párroco del lugar, fue nombrado Delegado Nacional en favor de los braceros, cargo que desempeñó durante 3 años. Tal encomienda exigía el tener que visitar a obispos de diócesis de México que pudieran aportar algunos sacerdotes para ese fin, y visitar a obispos de Estados Unidos que solicitaran esos servicios; todo eso implicaba para el P. Javier que estuviera mucho tiempo fuera de su parroquia de Purépero.
Como había quedado muy endeudado en la ampliación y mejoramiento del colegio arriba citado se vio obligado a trasladarse al arzobispado de México, en cuyo servicio podría recibir mayor apoyo económico y así reunir algunos recursos para cubrir tal deuda.
Por esas fechas se había creado la Diócesis de Tula, tomando territorio de la Arquidiócesis de México.
Como la nueva Diócesis contaba con pocos sacerdotes, requería otros que le ayudaran para cubrir las misas de los domingos, por lo que un enviado de dicha Diócesis acudió a México a buscarlos, se encontró con el P. Javier, quien, de inmediato aceptó, tanto más que el nuevo obispo era Jesús Sahagún de la Parra, de la Diócesis de Zamora, bien conocido y tratado por el P. Javier, quien pronto se integró con sus nuevos colegas.
Participó en todas las comisiones y organismos de Pastoral como el Consejo presbiteral, Consejo de
Consultores, Consejo Diocesano de Pastoral.
Se desempeñó, sucesivamente, en actividades de varias parroquias, pero en la que se estableció de planta fue en la parroquia de Progreso, en el atrio de cuyo amplio templo, por él construido, hay una estatua de bronce en la que aparece con una campanita en la mano derecha, con la que convocaba diariamente a los vecinos, y un rosario con el que iba rezando, a las cinco de la mañana, a que acudieran a misa.
Actividades pastorales allí emprendidas:
Por aquel entonces había partido de Suramérica la iniciativa de las Comunidades de Base, que el P. Javier allí puso en práctica, sobre todo entre esposos y jóvenes.
Fundó un Consejo Parroquial de Pastoral.
En cuanto a obras de servicio, sobre todo entre gentes de menos recursos económicos, emprendió las siguientes:
- Con apoyo de Aurrera, cría y venta de conejos.
- Promoción, regalada o en venta barata, de máquinas de coser y de tejer.
- Pequeña tienda con precios muy bajos de camas, colchones, pequeñas estufas y alimentos de los más comunes.
- Establo con buen número de vacas para que las gentes pobres pudieran disponer de leche buena y barata.
- Cremería para aprovechar la leche del establo que no se había vendido y reunir fondos para el sostenimiento de tres religiosas por él contratadas para dar instrucción religiosa y social a las familias.
- Construcción un edifico de dos pisos con numerosos salones amplios, bien iluminados para los abundantes servicios parroquiales como la preparación de catequistas, catequesis a niños y adultos y otros más.
Predicación
El P. Javier predicaba con un lenguaje sencillo que todos entendían, pero de contenidos muy ricos: el amor a la vida, la necesidad de guiarse por el Evangelio, la importancia de la oración, la riqueza de ser generosos, se servir a los demás; le gustaba señalar lo negativo de ser egoístas, de ser injustos. Buscaba compartir con todos los mismos valores que impulsaban su propia vida. Ordinariamente lo hacía de manera amable, atrayente, pero en algunas ocasiones hablaba fuerte.
El P. Javier de regreso al Pueblito, Michoacán
El P. Javier, el constructor de ese pueblo con elementos desplazados del pueblo de San Juan Panindíquaro por el nacimiento del volcán de ese nombre, cuando lo dejó en 1943 les prometió a los vecinos que al final de su vida volvería a construirles un templo y por ello dejó Progreso, promesa que cumplió construyéndoles el templo prometido y hasta un mercado.
En 1982 fue constituida la parroquia de El Pueblito.
El 14 de agosto de 1983 murió el P. Javier en un accidente automovilístico, él no conducía. Años después de su muerte, se abrió su tumba, ubicada en el templo que él mismo construyó, y se encontró incorrupto su cuerpo.
Personalmente conocí al P. Javier cuando, seminarista, iba con los compañero a vacaciones de comunidad al pueblo purépecha de Zacán. Lo percibá como a un hombre de carácter, apacible pero despierto, amigable, siempre sonriente. Jamás habia visto, en toda mi vida, a una persona que tuviera una mirada de tanta ternura y tranquilad como la suya.
El P. Javier era un hombre incansable en el ejercicio de su ministerio, en especcial en los pueblos purépecha. El solo, sin ningún vicario o colega que le ayudara, salvo en circunstancias especiales, como la de las celebraciones de las fiestas patronales. El bautizaba, confesaba, casaba, ungía a los agonizantes. En ocasiones tuvo a su cargo varias parroquias de la Sierra, en tiempos en los que no había en ellos luz eléctrica, ni agua entubada siempre escasa, ni teléfono individual, ni nada. En cuanto a comunicación física entre parroquias de la región no había ni un metro de carretera pavimentada sino sólo caminos de tierra, intransitables para todo vehículo en tiempos de aguas. Todas las calles eran, invariablemente, de tierra. La conclusión de lo anterior es que el único medio de comunicación era, prácticamente, el caballo y aun sólo el caminar a pie.
La predicación del padre ante iglesias colmadas de fieles, era la de un hombre convencido, quien tenía que esforzarse para hacerse oir, porque entonces no había micrófono alguno. Nunca oí que alguien se quejara del P. Javier. Tenía fama de llevar una vida austera, de dormir en una cama de tablas y con un leño como almohada.
En lo físico, era un hombre de talla media, de tez blanca, delgado, vestido con ropas como de un campesino que va de camino, provisto de un gabán plegado, prendido de un hombro, con zapatos de guarache y un sombrero de paja.
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Nota: Los presentes datos, fueron tomados del libro “EL PADDRE JAVIER”, Jesús Sahagún de la Parra, obispo emérito de la Diócesis de Ciudad Lázaro Cárdenas.
Oración
Padre eterno, que en tu Providencia Divina quisiste darnos una imagen viva de ttu amor en la persona del presbítero Javier Hernández, quien por su celo apostólico, entrega y dedicación por los más necesitados, nos enseñó que la caridad es el camino para ir al cielo, y en cuyo ministerio sacerdotal descubrimos el bello rostro de Jesús Buen Pastor.
Te pedimos nos concedas…………………….. bajo la acción y guía del Espíritu Santo aquellas Gracias que necesitamos para amarte con el mismo amor que tu siervo de Dios te sirvió aquí en la tierra.
Amén
Con licencia eclesiástica
Las personas que reciban favores por intercesión del siervo de Dios J. Guadalupe (P. Javiercito), les rogamos darnos inmediato aviso a este correo.