Fiel a su carácter franco, Zen ha seguido expresando su preocupación incluso en estos días de duelo. Desde Roma, cuestionó por qué la primera Congregación General de cardenales —una reunión esencial antes del cónclave— se convocó con tanta prisa, comenzando el 22 de abril
(ZENIT Noticias / Roma).- El cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong de 93 años y ferviente defensor de la libertad religiosa, recibió permiso para viajar a Roma para asistir al funeral del papa Francisco. Este viaje marca un momento significativo para el prelado, cuyo pasaporte le fue confiscado tras su arresto en 2022 en virtud de la estricta ley de seguridad nacional de Hong Kong.
El secretario de Zen confirmó la noche del miércoles 23 de abril que el cardenal había solicitado con éxito ante un tribunal de Hong Kong la devolución temporal de sus documentos de viaje. El jueves por la mañana, Zen ya había partido hacia Roma, listo para rendir su último homenaje al papa al que defendió durante mucho tiempo y, en ocasiones, cuestionó respetuosamente.
A lo largo de su dilatada carrera, el cardenal Zen ha sido una voz firme para los católicos chinos leales al Vaticano, a menudo crítico con el controvertido acuerdo de la Santa Sede con Pekín sobre el nombramiento de obispos. Lamentó que el acuerdo comprometiera a la Iglesia clandestina en China, acusando abiertamente al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y principal artífice de las negociaciones, de falta de fe y valentía.
Fiel a su carácter franco, Zen ha seguido expresando su preocupación incluso en estos días de duelo. Desde Roma, cuestionó por qué la primera Congregación General de cardenales —una reunión esencial antes del cónclave— se convocó con tanta prisa, comenzando el 22 de abril. En una carta dirigida al cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, Zen protestó porque la programación perjudicaba a los cardenales mayores y lejanos, insinuando sutilmente que la participación plena es tanto un derecho como un deber. «¿Cómo pueden llegar a tiempo los ancianos de las periferias?», preguntó, sugiriendo que el proceso debería haber sido más flexible.
La presencia de Zen en Roma tiene una carga emocional y simbólica. Alguna vez privado de viajar y ensombrecido por problemas legales, ahora se encuentra de nuevo entre sus compañeros príncipes de la Iglesia en uno de los momentos más significativos de la historia católica reciente. Para el cardenal Zen, asistir al funeral del papa Francisco no es solo una despedida personal; es una reafirmación de su compromiso de toda la vida con los principios de conciencia, justicia y fidelidad, incluso en momentos incómodos o políticamente conflictivos.