Francisco Martínez  // Se prepara el Cónclave…

Poderoso, prácticamente invencible, el Imperio Romano de Occidente se sostuvo durante cinco siglos: 27 a. C. a 476 d. C. Por su parte, el Imperio Otomano resistió seis: 1299 a 1922. Mucho más breve, el Imperio Ruso no culminó dos: 1721 a 1917. En cambio, el Imperio Bizantino se extendió más de once: 330 a 1453. No obstante, sostenidos por humanas fuerzas, a la par que el Imperio Español y el Británico, todos terminaron.

         No así nuestra Iglesia. Me refiero, desde luego a nuestra Iglesia Católica, la única fundada por Jesús. Lejos de fenecer, no ha dejado de permanecer y crecer. Actualmente suma más de 1,406 millones de fieles en el mundo. Y, a pesar de las humanas debilidades de sus miembros, incluyendo Papas, obispos y sacerdotes, es Jesucristo, Dios humanizado, quien la sostiene (Mt 16, 15-20).

         Leyendo este texto, pronto nos damos cuenta que es exclusivo de San Mateo. Se trata de un pasaje petrino, en el que a la interpelación que Jesús dirige a sus discípulos: “y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”, Simón Pedro responde: “eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le aclara: “no es tu condición humana la que te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos”, sentenciando luego: “y Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no la subyugarán”.

         Las ‘puertas del Hades’, el más allá pagano, que eran tan fuertes como para no permitir que saliera ningún mortal, poseen como símil que las puertas de una ciudad no servían para el ataque sino para su defensa, por lo que se trata de una metáfora que no implica violencia. En ese sentido Jesús sostiene, a diferencia de lo que sucede con los humanos imperios, con meridiana claridad: “esta Iglesia no perecerá”.

         Cierto, muerto el Papa Francisco, paradigma de una conciencia global atenta a denunciar las injusticias, se prepara el Cónclave en el que, como en todos, fácticamente será el Colegio Cardenalicio el que elija al nuevo Pontífice, aunque en realidad será el Espíritu Santo quien no sólo lo elija, sino que, como a nuestra Iglesia, lo ilumine, lo corrija, lo sostenga.

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FRANCISCO MARTÍNEZ GARCIÁN

Estudió Filosofía y Teología, en el Seminario Diocesano de Zamora, Historia en la Normal Superior Nueva Galicia de Guadalajara y fundador de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán.

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