Festejos por los 100 años  del director de este periódico y del Colegio Fray Jacobo Daciano

(3 de junio de 1925-3 de junio de 2025)

El martes 3 de junio pasado el Señor Obispo iocesano don Javier Navarro Rodríguez presidió una Misa  de acción de gracias en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, concelebrada por 9 sacerdotes, entre ellos el festejado, Pbro. Alfonso Sahagún.

A las 12 del día, un Homenaje y Festival cultural en el Teatro Obrero, y al mediodía una comida en el patio central del Colegio que él dirige.

El sábado, día 7 del propio mes, se dio lugar una comida familiar en el restaurante Mesón de San Fernando.

Volviendo al día 3, el Sr. Cura de la parroquia de Santiago Apóstol de Sahuayo,  Armando Flores Navarro, envió al festejado el siguiente saludo cordial de felicitación: 

P. Alfonso Sahagún de la Parra. Hoy cumple 100 años de vida de los cuales 77 los ha vivido en el ministerio sacerdotal.

Cotijense de origen. Zamorano por adopción. Procede de una familia notable, de benefactores y él no es la excepcion. Tres de sus hermanos fueron sacerdotes, uno de ellos obispo, don Jesús, que aún vive.

Hombre de su tiempo supo conjugar la predicación del evangelio con el desarrollo de los pueblos. Deja su huella imperecedera en GUÍA, que por mas de 60 años que no solo ha informado, sino formado la conciencia de mucha pueblos de Michoacán; fundó una caja popular y el Colegio Primero de Mayo, que hoy se llama Fray Jacobo Daciano. El templo mismo de San José Obrero en Zamora, habla de la obra de restauración que hizo de un templo en ruinas; su feligresia puede dar testiminio de su gusto por la liturgia y de su notable esfuerzo porque se celebrara acorde a las enseñanzas del Concilio Vaticano II.

Es también benefactor de su natal Cotija, a él se debe una unidad deportiva y actualmente construye un asilo de ancianos.

Vive una ancianidad serena en la casa sacerdotal de Zamora, conserva una extraordinaria lucidez, su plática es franca y agradable y todavía dedica un par de horas cada día a su colegio.

Fui su acólito hace 50 años en San José. Entonces introducía el canto juvenil en la liturgia, lo que después supe era una osadía en su tiempo que más de algún sinsabor le hizo pasar.

Lo recuerdo como un sacerdote orante. Cuando llegaba a ayudar la misa, siempre estaba allí, haciendo oración, preparándose para la Eucaristía. Admiro en él que, a pesar de las incomprensiones que vivió en el presbiterio y con alguno de los obispos por sus obras pioneras, siempre se mantuvo en comunión.

Padre Alfonso ad multos et faustissimos annos…

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